Es la hora del default en Dubai, Grecia y España. Es la hora de la guerra imperialista en Medio Oriente, las bases yanquis en Colombia y el golpe de Estado en Honduras.
Es la hora de la crisis capitalista mundial.
ES LA HORA DE LOS PIQUETEROS
Los trabajadores de Kraft, del Subte y los desocupados, los petroleros de Santa Cruz, la FUBA, la CUES, los docentes, el Buenos Aires y el Pelle somos todos piqueteros.
Vamos por un segundo Argentinazo contra los Kirchner, Duhalde y la derecha sojera. Vamos por un Frente Único contra el FMI. Vamos por un gobierno de los trabajadores.
"Es la hora de los piqueteros" o, lo que sería lo mismo dicho en inglés, "It's the time of the piqueteros". Esta frase fue la tapa de El Cronista del 09/10/09 y es de una entrevista a Lionel Barber, editor general del Financial Times, el diario de la burguesía imperialista inglesa. La misma resume su opinión frente a la situación política en Argentina. Que uno de los principales diarios de la burguesía mundial diga que en nuestro país llegó la hora piquetera (y por lo tanto de todos los luchadores) no es cualquier cosa. Este es un hecho que amerita una seria reflexión de cara al próximo aniversario del Argentinazo y frente a la creciente movilización obrera, piquetera y popular. ¿Qué significa que uno de los principales voceros del imperialismo haya dicho que hoy, en Argentina (sí, en la Argentina de 2009) "es la hora de los piqueteros"? ¿Es una deliberada exageración para que la burguesía local se asuste y refuerce su avanzada represiva o es un llamado de atención frente a una situación política donde ganan protagonismo los trabajadores y que ya se les está yendo de las manos a los patrones?
Veamos.
Veamos.
El derrumbe de la economía capitalista, sobre la base del cual irrumpió el movimiento piquetero en nuestro país ya desde los principios de los noventa, se está reproduciendo a nivel internacional y a una velocidad inusitada. Es inocultable la tendencia a la bancarrota y a la disolución de las relaciones sociales que se está desarrollando en todo el mundo. Estamos ingresando, por lo tanto, a la mundialización del Argentinazo.
Niall Ferguson, profesor de Harvard y colaborador del Financial Times, afirma que "los problemas tradicionalmente asociados a los gobiernos argentinos –deuda excesiva y riesgo de default- ahora se pueden encontrar tanto en el sistema financiero de Estados Unidos como de Europa" (El Cronista, 14/12/09). Por lo tanto, plantea que "Habrá una caída en la recuperación económica. El default de Dubai es el primero de muchos por venir" y termina sentenciando, casi con horror: "hoy nosotros somos la Argentina".
¿Se volvieron locos los que escriben en el Financial Times? ¿Habrán decidido sumarse al tan polémico "catastrofismo" –al cual muy pocos, entre los cuales nos contamos, adherimos? No, la realidad es que el temor al default está sacudiendo al régimen capitalista mundial. La crisis en Dubai agita a nivel mundial el fantasma del Argentinazo: "Se derrumbaron las bolsas ante el temor de un default en Dubai (…) La debacle que sufre el sector inmobiliario –el más importante de la economía local- puso a Dubai al borde de la bancarrota. El segundo emirato más grande no puede afrontar sus deudas de más de U$S 60.000 millones" (El Cronista, 27/11/09). "El riesgo de una nueva catástrofe atemoriza a los inversores. Grecia y Dubai dan la señal de alerta sobre la inestabilidad del sistema financiero" (Financial Times. 01/12/09).
No sólo quiebran los bancos, como en Octubre de 2008, sino que en la próxima etapa llegará la quiebra de los propios Estados. De hecho, vale aclarar, un default significa eso: la declaración de no poder afrontar la permanente avalancha de vencimientos de pagos. El ritmo de la crisis es descomunal: "la bomba de la deuda pública aumenta 1 millón de dólares cada ocho segundos en el mundo. El nivel de endeudamiento se disparó para financiar los programas anticrisis. A nivel mundial, hoy alcanza los u$s 35 billones (es decir, millones de millones), cuando hace diez años era de u$s 19 billones. Antes de la crisis subprime, se ubicaba en u$s 29 billones. En los países desarrollados podría llegar al 120% del PBI para 2014" (El Cronista. 27/10/09). Y esto, por más que lo disimulen hablando de una "lenta recuperación", los patrones lo saben muy bien.
Por eso, a través de Niall Ferguson, un sector del imperialismo está confesando que se avecina el quebranto de los Estados a nivel internacional; están confesando que las condiciones que generaron el 2001 en nuestro país se están desarrollando a nivel internacional.
No sólo quiebran los bancos, como en Octubre de 2008, sino que en la próxima etapa llegará la quiebra de los propios Estados. De hecho, vale aclarar, un default significa eso: la declaración de no poder afrontar la permanente avalancha de vencimientos de pagos. El ritmo de la crisis es descomunal: "la bomba de la deuda pública aumenta 1 millón de dólares cada ocho segundos en el mundo. El nivel de endeudamiento se disparó para financiar los programas anticrisis. A nivel mundial, hoy alcanza los u$s 35 billones (es decir, millones de millones), cuando hace diez años era de u$s 19 billones. Antes de la crisis subprime, se ubicaba en u$s 29 millones. En los países desarrollados podría llegar al 120% del PBI para 2014" (El Cronista. 27/10/09). Y esto, por más que lo disimulen hablando de una "lenta recuperación", los patrones lo saben muy bien.
Por eso, a través de Niall Ferguson, un sector del imperialismo está confesando que se avecina el quebranto de los Estados a nivel internacional; están confesando que las condiciones que generaron el 2001 en nuestro país se están desarrollando a nivel internacional.
El FMI: uno de los motores de la crisis mundial
Frente al inminente default, los imperialistas depositan sus expectativas en la intervención del FMI para impedir la quiebra de los distintos Estados: "Grecia: más cerca del FMI que del default" (Ámbito Financiero. 09/12/09). Esta fue la variante, recordemos, con la cual capearon por un tiempo la crisis en Islandia y en Europa del Este a principios de año. Ya en la reunión de Abril del G-20 se había intentado crear un "super-FMI" para que sea el organismo supranacional que garantice la supervivencia de los gobiernos con problemas financieros, como si el FMI pudiese resolver todo y estar al margen de los intereses de unos u otros países "para defenderlos por igual".
Se trata de una burda utopía. El FMI depende del financiamiento de los países imperialistas para garantizar el envío de fondos a los países en quiebra cuando son estas mismas potencias imperialistas las que ven aumentar a pasos agigantados sus propias deudas y ven aumentar bruscamente el desempleo. La pregunta es clara: si el FMI "salva" a los Estados en quiebra, ¿quién salva al FMI? ¿Los mismos Estados imperialistas en quiebra o acaso Brasil va a salvar a todo el mundo? Entonces el perro se muerde la cola. El espejismo del "super-FMI", por lo tanto, no es una salida sino que es una trampa. El FMI no es un canal de financiamiento sino de endeudamiento para los países próximos al default.
Lejos de poder ser el gendarme financiero mundial que la burguesía pretende, lo que realmente logra es un mayor endeudamiento de los Estados nacionales e internacionalizar la magnitud de la crisis. Al atar el destino de los países a través de la deuda, el FMI prepara las condiciones para un efecto domino a nivel mundial: si cae uno, van a empezar a caer todos. A esto se debe el pánico de la burguesía frente a las posibilidades de un default. La supuesta "internacionalización del capital", entonces, lejos de tornar indestructible la unidad y resistencia del capitalismo lo que hace es potenciar su derrumbe a nivel mundial. El FMI, lejos de resolver la crisis, lo que hace es desparramarla y ampliarla a escala internacional.
El proteccionismo, el fin del dólar y la guerra comercial
La pretensión de buscar en el FMI un gendarme financiero "imparcial" que impida el "default mundial" se fundamenta, también, en otra gran mentira: la cooperación entre todos los gobiernos del mundo para enfrentar la crisis. Por el contrario, la crisis estuvo marcada desde el principio por choques políticos y comerciales. Un caso, señalado hasta por la OMC, fueron los choques entre Brasil y Argentina por las licencias no automáticas de importanciones.El proteccionismo y la guerra comercial, que son un factor de crisis política permanente entre Estados Unidos y China, hoy están llegando al punto de poner en cuestión al dólar como moneda de referencia internacional. Sí, se está planteando objetivamente la muerte del dólar. Está planteado el fin del dólar.
De hecho, "crece un complot contra el dólar para reemplazarlo en el comercio del crudo. El complot estaría orquestado por Japón, Francia, Rusia, China y varios países árabes productores de petróleo. El objetivo es dejar de comerciar el crudo con dólares. Para los países productores, la actual situación de debilidad del dólar reduce sus ingresos por exportaciones. Cambiaria profundamente el orden monetario mundial" (El Cronista, 26/11/09). En la misma línea, "la ONU pide una moneda global que desbanque al dólar" (El Cronista, 08/09/09). Vale decir, en este punto, que la "imparcialidad" del FMI se desplomó una vez más cuando Strauss-Kahn salió públicamente a defender la supremacía del dólar en la economía mundial.
Toda esta situación se vio agravada por las declaraciones de Li Wei, vicepresidente del organismo público de China encargado de supervisar a las empresas estatales: denunció por estafa a "varios de los principales bancos internacionales: Goldman Sachs, Merrill Lynch, Morgan Stanley y Citigroup (…) acusó a estos bancos de realizar 'prácticas fraudulentas' en la venta de instrumentos derivados a 68 compañías públicas, hecho que habría generado pérdidas por hasta u$s 1.700 millones a octubre de 2008" (El Cronista. 14/12/09). Esto no es un dato menor: se trata de un enfrentamiento frontal del gobierno Chino con el capital financiero norteamericano.¿Qué conclusión podemos sacar de todo esto? Que el andamiaje político y económico sobre la base del cual el capitalismo superó la crisis de los '70 primero, y de fines de los '90 después, se está desplomando. La integración de los ex Estados Obreros burocratizados de Rusia y China al régimen capitalista mundial hoy está en crisis.
Los choques entre China y Estados Unidos ponen de relieve que el acople chino-norteamericano, la base fundamental de la recuperación posterior al 2001, se está destruyendo. La presión mundial contra el dólar, de la que los chinos se encuentran a la cabeza, es la demostración más clara de esta ruptura y refleja con claridad la disolución de las relaciones sociales de producción a nivel mundial cuyo eje es el dólar, moneda de referencia para el comercio en el mercado mundial. El tránsito de un orden económico mundial a otro no podrá ser pacífico, obviamente. Hoy, en las actuales relaciones políticas y económicas sería impensable el fin del dólar, por lo tanto, las mismas serán puestas a prueba por una dura puja inter-imperialista. El imperialismo estadounidense no va a permitir ser dejado de lado sin pelear. En respuesta, entonces, se refuerza su intervencismo militar. El sistema capitalista, sus crisis políticas y su crisis económica, entonces, son una infernal maquinaria de destrucción.
Un capitalismo del desempleo: un capitalismo de guerras y revoluciones
Tanto es así que el índice de desocupación y subocupación en Estados Unidos (10% y 15%, respectivamente) es hoy el más alto desde la Segunda Guerra Mundial. Tan fuerte ha sido la destrucción de puestos de trabajo a nivel mundial que la tapa del Le Monde Diplomatique de noviembre llegó a hablar de un "capitalismo del desempleo" y "el Fondo Monetario Internacional advierte que es probable que esta sea una recuperación sin empleo" (Financial Times. 19/10/2009). Crece, por eso mismo, la superexplotación laboral de quienes todavía pueden tener un puesto de trabajo y se multiplica el uso de contratos temporales para generar más empleo basura. Dentro de esta tendencia mundial, se inscribe el surgimiento de los planes "Argentina Trabaja" porque el laburo en cooperativas sólo significa que el sector de la construcción (uno de los más golpeados por la crisis) se va a reciclar en su variante en negro y de auto-explotación. Queremos ser claros: esta afirmación no se opone a que, como socialistas, nosotros defendamos cualquier tipo de recurso que permita mejorar o paliar las condiciones de vida de la clase obrera. Nosotros, como socialistas, defendemos todo lo que permita llegar a fin de mes pero, al mismo tiempo, como socialistas, tenemos la obligación de decir las cosas como son y denunciar al gobierno de Cristina por ofrecer trabajo en negro y auto-explotación en lugar de trabajo en blanco y pleno empleo. La lucha por quitarle el control a los punteros del conurbano es progresiva y debe ser defendida en tanto tal pero no podemos, por eso, negar la tendencia a la destrucción de las condiciones de trabajo en Argentina y el mundo entero. Tenemos que señalar nuevamente, entonces, un hecho que cualquier laburante ya conoce hace rato: el capitalismo, cada vez más, se transforma en un régimen de miseria, desempleo, sub-empleo y explotación. Y, por eso mismo, tenemos que hacer que la crisis capitalista la paguen los capitalistas porque el cooperativismo sin perspectivas políticas no es una solución. Defendemos las cooperativas como un paliativo temporal pero no la auto-explotación capitalista de los trabajadores como una supuesta solución a la crisis.Lo mismo pasa con la "asignación universal por hijo": su función es destruir todos los planes sociales previos sobre la base de "garantizar" un piso de miseria (alrededor de $180) y así destruir la estructura de todos los movimientos piqueteros. Un régimen social que pretende masificar el trabajo en negro y la auto-explotación, un piso de miseria de $180 por hijo y aplastar la organización obrera independiente sólo puede ofrecernos la bancarrota, el colapso absoluto y la depredación. Defendemos, entonces, la conquista de las cooperativas independientes y la asignación universal como un paliativo pero no podemos permitir que nos confundan: en manos de los Kirchner son un instrumento de cooptación política y contención social mientras que en manos de los piqueteros pueden ser una conquista que refuerce la organización obrera independiente y la lucha por una reorganización social de conjunto. Se agota, entonces, las salidas intermedias a la crisis capitalista y fracasa la estrategia impulsada por el imperialismo, que consiste en inyectar miles de millones de dólares en los mercados para rescatar a los empresarios y banqueros y endeudar así a sus respectivos gobiernos. Como producto de esta política parasitaria, hoy son los propios Estados los que van a empezar a quebrar. A los capitalistas, entonces, se les están agotando los recursos para superar la crisis por vías pacíficas. La próxima etapa de la crisis capitalista será, entonces, una etapa de guerras y revoluciones.
El "Premio Nobel de la Paz" Obama declara la guerra al mundo
Frente a esta situación, el gobierno norteamericano ha decidido profundizar su orientación belicista contra los pueblos del mundo: "Obama enviará 30.000 soldados más a Afganistán" (El Cronista. 02/12/09). Esta orientación profundiza la crisis: "los costos de la guerra en Afganistán ahogan la creación de más empleos (…) los costos de la guerra (U$S 30.000 millones anuales) son demasiado altos para un país con déficit presupuestario en niveles récord" (Financial Times, 03/12/09). Para colmo, cuando recibió el Premio Nobel de la Paz, el presidente de Estados Unidos defendió la guerra señalando que era necesaria en la actualidad como un medio para alcanzar la paz. Al límite de la hipocresía, llegó a decir que la guerra siempre fue el motor del desarrollo histórico. Lo que no dijo fue que la guerra imperialista es por su naturaleza una guerra reaccionaria que destruye las vidas de cientos de miles de explotados e intenta apropiarse de las riquezas de los pueblos con el objetivo de estirar la dolorosa agonía de un capitalismo en descomposición. Nosotros no somos pacifistas: hay guerras justas y que deben ser dadas pero la guerra de Obama es una guerra injusta y en defensa de la reacción. Por lo tanto, debe ser repudiada y combatida activamente. La guerra de Obama, de hecho, es una guerra en defensa del imperialismo yanki, el detonante de la actual crisis mundial.
Por eso, la guerra en Afganistán e Irak forma parte de una ofensiva general para apropiarse de Medio Oriente y desde allí influir en mejores condiciones en el proceso de restauración capitalista en China y Rusia; y apropiarse al mismo tiempo de las enormes reservas petrolíferas. Por eso lanzó la provocación contra Irán y Corea del Norte: "Obama se refirió a la lucha contra la proliferación nuclear lanzando una dura advertencia contra Irán y Corea del Norte, cuyos planes atómicos amenazan con arrasar al mundo 'por una peligrosa pendiente'. Si ambos continúan adelante con sus programas nucleares, 'tendrán que rendir cuentas', advirtió" (El Cronista. 24/9/09). Obama provoca permanentemente. Obama está preparando la invasión. El reconocimiento por parte de Obama del gobierno de facto votado en las ilegitimas elecciones de noviembre pasado en Honduras, donde el pueblo se abstuvo mayoritariamente, y la instalación de bases yanquis en Colombia marcan que la ofensiva represiva del imperialismo también tiene su desarrollo en nuestro continente. Acá, quieren cerrar definitivamente el proceso abierto por el Argentinazo, las insurrecciones en Bolivia y los levantamientos populares en Venezuela. Quieren derrotar al proceso revolucionario que recorre a toda América Latina. Los gobiernos han comenzado a tomar posición en esta pelea. "Lula desafía las críticas y acepta hacer negocios con el régimen de Ahmadineyad (Presidente de Irán)" (El Cronista. 23/11/09). Por su parte, "Chávez llamó a 'prepararse para la guerra' contra EEUU y Colombia" (El Cronista. 09/11/09). El reagrupamiento, temporal y contradictorio, entre el nacionalista Chávez y el pro-imperialista Lula en torno a Ahmadineyad no es casual: representan los intereses de los grupos capitalistas que producen petróleo, que quieren acabar con el dólar como moneda sobre la cual se comercia el crudo y que se resisten al copamiento del mercado petrolero por parte de los norteamericanos. Es una pelea entre capitalistas. En esta puja, la propia Cristina de Kirchner ya eligió su lugar: firmó el comunicado del G-20 exigiendo el desarme de Irán y utilizó la masacre de la AMIA para atacar al gobierno iraní y alinearse claramente con el imperialismo yanqui.
En Argentina, se profundiza la crisis de poder. Se derrumba el kirchnerismo y se viene la derecha sojera con Duhalde.
Mientras estaba en curso la "recuperación" internacional, los kirchneristas montaron una suerte de relanzamiento a través del festival de bonos, la Ley de Medios, el fútbol para todos, la reforma política, el plan Argentina Trabaja y la asignación universal por hijo, entre otros. Comenzó a llevar adelante, al mismo tiempo, él mismo la agenda de la derecha: suspendió la ley cerrojo y de responsabilidad fiscal abriéndole el paso al endeudamiento masivo de las provincias y al acuerdo con el Club de París para pagar la deuda externa e incluso terminó de definirse a favor de un acuerdo con el FMI: "El Gobierno acepta exigencias del FMI y acelera un acuerdo. 'Es un nuevo FMI', es la explicación oficial" (El Cronista, 06/10/09). En esta línea, el Gobierno anunció que usará u$s 6600 millones de reservas para pagar deuda de 2010 y así abaratar la tasa de interés. Como parte de esta derechización, reprimió duramente a los trabajadores de Kraft y se declaró en contra de los cortes de calle y los piquetes. Llegó a apelar al más bajo macartismo: "Ahora el Gobierno ve una 'mano negra' en los piquetes y cortes de calle (…) 'Hay algo detrás de estos cortes, una intención de generar malestar en la sociedad, se quiere crear un clima de caos'," (El Cronista, 30/09/09). Como parte de este giro a la derecha, Scioli salió a disputar el apoyo de la Iglesia a Macri a través de su oposición al matrimonio homosexual y Kirchner le prestó la Policía Federal a Macri para reprimir en el recital de Viejas Locas y asesinar a Rubén Carballo. Como siempre, la juventud y las minorías pagamos los platos rotos de la lucha entre capitalistas. Sin embargo, este relanzamiento momentáneo ya encontró sus límites: el gobierno sufrió un duro retroceso perdiendo la mayoría de las comisiones del Congreso en manos de la oposición. Este retroceso se explica por el hecho de que, a pesar de la suba del precio de las materias primas y la especulación financiera, el kirchnerismo está perdiendo el apoyo de la base social sobre la cual gobernó los últimos 6 años: "rodeada de opositores, la UIA formaliza su ruptura con el Gobierno. El evento anual de la industria estará signado por la presencia de Eduardo Duhalde, Roberto Lavagna, Julio Cobos y la dirigencia rural. Cristina y Scioli no irán" (El Cronista. 30/11/09). Una parte importante de la burguesía nacional, el fetiche de los K, hoy está jugada a apoyar a la oposición derechista. Y el gobierno, con su derechización, hizo todo lo posible para abrirles el paso. No es casual que, en este marco, Duhalde se haya transformado en uno de los ejes de reagrupamiento político de la burguesía. "Duhalde prometió darle batalla a Kirchner en el PJ (…) Duhalde ratifica que será candidato contra Kirchner en la interna del PJ" (El Cronista. 30/10/09). "Das Neves admitió que podría compartir un proyecto político con Duhalde. Un día después de reunirse con el ex presidente, rompió con el kirchnerismo en el Congreso." (El Cronista. 23/10/09). "Cobos, con Lavagna y Duhalde. A cargo de la presidencia, estuvo en un seminario anti K" (El Cronista. 1/12/09). En una entrevista, Ernesto Sanz, presidente del Comité Nacional de la UCR, dijo: "No veo mal hacer un pacto de gobernabilidad con el duhaldismo" (El Cronista. 7/12/09). El propio Macri colocó a Abel Posse, hombre del duhaldismo, como Ministro de Educación de la Ciudad. Para colmo, en La Nación dejó bien claro que es un fascista al decir que "hay que terminar con el piqueterismo politizado", que si los desaparecidos fueron "10 mil o 30 mil muertos no hacen a la cosa" y acusó a los K de ser "leninistas-trotskistas". Evidentemente, es un facho. A Posse y a Macri los tenemos que rajar.
Se va a pudrir todo: el problema es quién la pudre
Que el editor del Financial Times haya dicho "es la hora de los piqueteros" expresa que ve la crisis económica en curso, ve la división de los que gobiernan el país, y dice: ¡Alerta! ¡Hay que aplastar a los piqueteros para que no irrumpan como alternativa política mientras nosotros nos desmoronamos! Frente a la situación política caracterizada por la crisis económica mundial, la división de la burguesía y las luchas crecientes pero parciales de los trabajadores, los capitalistas se empeñan en evitar que los explotados intervengamos de forma independiente. Es lógico. Saben que la actual situación política es la antesala de una situación revolucionaria como fue el Argentinazo. Saben que, actualmente, en toda América Latina y en Argentina hay una situación pre-revolucionaria.
El propio diario La Nación termina dando cuenta de esta situación pre-revolucionaria en un artículo de tapa donde Carlos Pagni afirma: "El panorama parece hecho a la medida de los afiebrados documentos que circulan por las organizaciones de ultraizquierda, diagnósticos que suelen detectar situaciones prerrevolucionarias hasta en los embotellamientos de tránsito. Esas corrientes confirman en los diarios todas sus presunciones: la degradación social hace juego con un ministro de Economía ansioso por acordar con el maldito FMI". (26/09/09) Tengamos presente quién habla y dónde habla: Carlos Pagni es un operador político que vende su pluma al mejor postor. Que se publique esta información, a través de un medio masivo de la derecha argentina, no puede entenderse más que como un llamado de atención a la burguesía y una provocación a los luchadores. Tenemos que tomarnos muy seriamente esto. Concientes de la situación pre-revolucionaria y sus potencialidades, toda la presión del imperialismo está colocada en el sentido de impedir el desarrollo de una situación revolucionaria en Argentina: "Grandes empresas frenarán inversión si se repiten casos como el de Kraft. Multinacionales de EEUU en el país exigen que se limiten los 'actos ilícitos' de las estructuras gremiales. Dos de cada tres firmas reduce inversiones por el contexto político" (El Cronista, 20/10/09). Exigen mano dura contra los luchadores, exigen represión contra los piqueteros, para poder imponer su orientación fondomonetarista y su plan de despidos masivos y de saqueo imperialista. Quieren que la situación prerrevolucionaria se transforme en contrarrevolucionaria, cerrando definitivamente el proceso abierto por el Argentinazo.
Por eso reaparece Duhalde. Porque Duhalde expresa a los punteros que regimentan a los trabajadores en las barriadas. Lo están inflando porque ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de enfrentar a los piqueteros. Lo están inflando porque en el 2002 asesinó a Maxi Kosteki y Darío Santillán para defender este régimen social capitalista que el movimiento piquetero estaba poniendo en cuestión.
Son ellos o nosotros. Es Duhalde o los piqueteros. Por un segundo Argentinazo contra los Kirchner, Duhalde y la derecha sojera.
Hay que decirlo con toda claridad: el editor del Financial Times tiene razón. Es la hora de los piqueteros. Si hay algo en lo que se equivoca es en no señalar que próximamente "la hora de los piqueteros" también será a nivel mundial: la crisis capitalista trabaja para ello preparando "un Argentinazo internacional".
En esta perspectiva, la editorial de la primera revista de Las Piqueteras, agrupación de mujeres en lucha, publicada al calor de la irrupción de la lucha de Kraft, citaba un informe de Rosendo Fraga que decía "los cortes ocurridos en septiembre de 2009 constituyeron la suma más alta registrada desde 1997", año en que el movimiento piquetero estaba en pleno ascenso. Esta tendencia se reafirma día tras día. Entonces, la movilización masiva de los desocupados y su acampe en Avenida de Mayo, luego de los paros del Subte y de los docentes, de las marchas de los trabajadores de Kraft por la reincorporación de los despedidos, del combate del movimiento estudiantil universitario y secundario contra la Asamblea Universitaria, pone de relieve que los piqueteros somos, otra vez, un factor central de la situación política. La lucha piquetera no se trata de "una lucha más" sino que es el comienzo de una lucha más general. La cabeza piquetera se vuelve a poner de pie y la clase obrera, como en el 2001, se volverá a unificar.
Todas estas luchas parciales, que reflejan la vitalidad de los explotados de nuestro país, que demuestran la presencia del Argentinazo en la conciencia de las nuevas generaciones, aún no han adoptado una estrategia común, una perspectiva de conjunto, un planteo de poder. Y sin embargo esto es una necesidad. Es una necesidad porque frente a la crisis capitalista, tenemos que impedir que descarguen la crisis sobre nuestras espaldas a través de la desocupación y la represión del Estado. Para lograrlo, tenemos que alzarnos contra el gobierno de los Kirchner y luchar por un gobierno de los trabajadores, para evitar que vuelva Duhalde y la derecha al poder. Tenemos que luchar por un segundo Argentinazo, que esta vez no va a ser contra los progres de la Alianza sino que va a ser contra el nacionalismo burgués K, Duhalde y la derecha sojera. Un segundo Argentinazo que lleve adelante las tareas planteadas por el anterior y coloque a los trabajadores como clase gobernante.
La izquierda no lucha por un gobierno de los trabajadores
Hoy, la situación política en América Latina y en Argentina es tan revolucionaria como la política de los propios partidos de izquierda lo permite. Y esto es indiscutible. La crisis de dirección del proletariado es un bloqueo objetivo a la situación política. La crisis capitalista no sólo significa miseria y destrucción sino que al conmocionar el sistema nos puede abrir una oportunidad de revolución y cambio. Sin embargo, las crisis no producen revoluciones por sí mismas. No, muy por el contrario, afirmamos que el curso espontáneo de las crisis es, con sus oscilaciones, más probable hacia la derecha que hacia la izquierda. La crisis plantea la disyuntiva "revolución o contrarrevolución" pero lo resuelve a favor de la reacción salvo que se plantee una acción histórica independiente de los trabajadores. Por eso es sencillamente criminal que hoy la izquierda no vea que está planteado el problema del poder, que no vea que hay una furiosa disputa inter-capitalista y que no vea la necesidad de luchar por un gobierno de los trabajadores. Porque no vamos a abrir paso a la conquista del poder para los trabajadores de la mano de los sojeros, como plantea la CCC, ni de la mano del gobierno K, como plantean Barrios de Pie y la FTV. Muy por el contrario, si nos dejamos llevar por alguna de las dos orientaciones, vamos a subordinar a la clase obrera a una u otra variante patronal, preparando así su propia derrota. El famoso "bloque matancero", a ya casi diez años de su fundación, no existe y está dividido por apoyar a una u otra variante patronal. No son una alternativa para los trabajadores.
Porque, por otra parte, el autonomismo, el anticapitalismo y la falsa oposición entre obreros ocupados y desocupados, bloquean el desarrollo de una alternativa de los trabajadores y los condena al sindicalismo y al abstencionismo político, en un momento histórico que requiere que los explotados demos una lucha frontal por el poder para evitar una catástrofe social sin precedentes.
Tanto el sindicalismo como el abstencionismo implican, en su mejor variante, la convivencia con el poder político de turno, y en su peor variante, la subordinación e integración al mismo.
Los luchadores tenemos que rechazar fervientemente estas posiciones porque la defensa de nuestras condiciones de vida es incompatible con el sistema capitalista y esta verdad, que a veces parece disimularse en época de vacas gordas, se va a plantear y re-plantear cada vez con mayor fuerza al calor de la crisis capitalista mundial. Por eso, más que "la unidad de la izquierda", el principal problema de los trabajadores es superar a esta izquierda en descomposición que se arroja a los brazos de las patronales o tiene una política abstencionista frente a la cuestión del poder.
Para ellos, "la lucha por el gobierno de los trabajadores" no es más que, en el mejor de los casos, algo que se dice o se quiere hacer. Pero no, frente a la furiosa disputa que hay por el poder, esa consigna tiene que ser el eje que estructure la intervención de la clase obrera.
Anticapitalismo no es socialismo
Esa fue la diferencia política central que determinó que el Comité Central del Partido Obrero resolviera nuestra expulsión a mitad de año.
De hecho, tan claro es su giro "anticapitalista" que ya usan indistintamente las expresiones "construir una nueva dirección anti-capitalista" y "construir una nueva dirección socialista". Para el PO, el anticapitalismo y el socialismo pueden ser sinónimos o una cosa lleva a la otra. Sin embargo, la diferencia no es menor: no es lo mismo luchar CONTRA EL CAPITALISMO que luchar POR EL SOCIALISMO.
Desde nuestro punto de vista, el "anticapitalismo" fue la conclusión empírica a la que arribaron los compañeros después de que el PO se pusiese a la cabeza de cientos y cientos de luchas y se desarrollase exponencialmente a lo largo del país desde el Argentinazo en adelante. Por eso los orígenes del novedoso "anti-capitalismo" del PO hay que buscarlos ahí: tanta lucha sin conquistar el poder terminó generando una teoría "luchista" que tiende a degenerar en eso de que "el movimiento es todo y el objetivo es nada", es decir, en un vulgar movimientismo que te puede llevar para cualquier lado. Para nosotros, como militantes que defendemos el papel jugado por el Partido Obrero en los últimos 45 años, esas posiciones no están a la altura del partido político piquetero revolucionario del Argentinazo.
En nuestra opinión, el partido que preparó con su agitación política al Argentinazo no puede limitarse al "anti-capitalismo", a dejarse arrastar por las luchas sin preparar políticamente a las masas para el poder. Un verdadero leninista es un obsesionado por la cuestión del poder. "Fuera del poder, todo es ilusión" decía. Por el contrario, la estrategia "anticapitalista" sólo puede motorizar una fuerte descomposición política.
En secundarios, sin ir más lejos, junto a Libres del Sur y La Mella votaron en contra de las consignas "que la crisis la paguen los capitalistas", "que gobiernen los trabajadores", "apoyemos las luchas obreras", "abajo cualquier acuerdo con el FMI", y "Fuera Macri" porque "la gente no las entiende". Extraño partido revolucionario, por cierto, el que vota en contra de estas consignas excusándose en "la conciencia de las masas".
Sin embargo, ni siquiera tenían razón en eso. Para este 16 de Septiembre, los estudiantes del Pelle votaron masivamente a favor de estas consignas. Por lo cual, de tanto "adaptarse a la conciencia" terminaron estando a la derecha de las propias masas.
Grande fue nuestro asombro también cuando, luego de explicar que se bajaban del "Fuera Macri" porque "no estaba planteado", hayan cambiado abruptamente su posición porque el kirchnerismo relanzó esa consigna. Sin embargo, el punto más bajo de todos fue que, luego de las últimas elecciones para Centro de Estudiantes, directamente salieron a una campaña en común con la Franja Morada contra la conducción del CECaP y las docentes de la AGD. Eso fue sencillamente repugnante. Ese no es el Partido Obrero que nosotros conocíamos y construíamos. Ese no es el Partido Obrero que juega un papel revolucionario a nivel nacional.
Esta descomposición de los secundarios del PO no tiene un rol central en la situación política nacional, desde ya, pero tiene un fuerte valor sintomático: se trata del oportunismo de derecha que impone en la juventud el giro "anticapitalista" en el que está empeñado el PO. ¿Será esto, entonces, la antesala de hacia dónde va todo el Partido Obrero? Esperemos que no. Sin embargo, es necesario dejar en claro que no es una casualidad: estos bruscos giros hacia la derecha y la izquierda por parte del PO en secundarios y frente al "Fuera Macri" en toda la Capital se deben a que, frente a la actual etapa, ha optado por construir una alternativa anticapitalista que consiste en luchar por las viejas reivindicaciones en el nuevo contexto creado por la crisis mundial. Es un grave error. Compañeras y compañeros: la alternativa obrera y socialista se contrapone a la alternativa anti-capitalista, no se complementan.
Por más que defendamos "en general" el planteo del gobierno de trabajadores y la dictadura del proletariado, si eso no se materializa en un accionar sistemático y metódico en la militancia cotidiana no se puede llegar a buen puerto. Los socialistas, como diría Marx, somos los más consecuentes defensores de los intereses de los trabajadores. Precisamente por eso, somos los únicos que entendemos que para defender la mejora material y moral de la clase obrera de forma sostenida en el tiempo es necesario destruir el régimen social capitalista y, a través de una revolución socialista, imponer un gobierno de los trabajadores. Esto, frente a la actual situación pre-revolucionaria, adquiere una vigencia central. Para desencadenar la intervención independiente de los trabajadores no debemos "adaptarnos" sino decir la verdad. Trotsky decía que "sólo la verdad puede abrir un curso revolucionario a las masas". Ese debe ser nuestro método y nuestra orientación. Llamamos, entonces, al conjunto de los compañeros del Partido Obrero a reflexionar sobre la estrategia anti-capitalista que han adoptado frente a la crisis mundial, ya que es una orientación nefasta para el momento en que la clase obrera necesita una dirección que la prepare para la toma del poder. La agitación política no sólo tiene que estar planteada en función de la "conciencia de las masas" sino, fundamentalmente, en función de las tareas objetivamente planteadas. Esto no significa que nos opongamos al "anti-capitalismo" en general, de ninguna manera. Tomar conciencia de su oposición al capitalismo es un paso adelante para muchos luchadores. Sin embargo, que un partido revolucionario adopte una estrategia "anti-capitalista" en el marco de una crisis poder en Argentina y una crisis capitalista mundial sin precedentes es igual a una desbandada teórica y política. En este cuadro, el anticapitalismo emerge como un atajo para no hacerse cargo de la responsabilidad que implica la lucha por el poder. Por el contrario, el anticapitalismo tiende a reducir la acción del Partido Obrero al sindicalismo y al espontaneísmo que se niegan a plantearle a los trabajadores la necesidad de llevar adelante esta lucha. Pero la crisis mundial cierra los atajos: luchás por el poder o se vienen las bases yanquis. Luchás por el poder o se viene el golpe de Estado en Honduras. Luchás por el poder o se viene la Policía Metropolitana y Abel Posse. Luchás por el poder o viene Duhalde a aplastar a los piqueteros. Luchás por el poder o la guerra imperialista se lleva puesto todo. Los compañeros del Partido Obrero, que defienden para este 20 de diciembre la consigna "por la independencia política de los trabajadores", tienen que entender que esa independencia política solamente se puede conquistar en la lucha por el poder de los trabajadores, contra todas las variantes patronales. Este debate, lejos de ser "una interna" del Partido Obrero, es el debate central en el que deben posicionarse el conjunto de los trabajadores argentinos: frente a la crisis capitalista, ¿luchamos por nuestras reivindicaciones o luchamos por el poder? Nosotros respondemos: ser anti-capitalista es luchar por las reivindicaciones y ser socialista es luchar por las reivindicaciones y luchar por el poder. Por lo tanto, ser anti-capitalista es OPONERSE a la lucha por el gobierno de los trabajadores. Que el Partido Obrero, por lo tanto, proponga en su conferencia sindical construir una dirección anti-capitalista no hace más que demostrar una profunda confusión política. Desde nuestro lugar en la situación política, vamos a dar la lucha para que el Partido Obrero (el partido político piquetero revolucionario del Argentinazo) plantee la lucha por el poder y vaya por un segundo Argentinazo y por un gobierno de los trabajadores. Sin embargo, no podemos quedarnos en la inacción. Por el contrario, pretendemos transformar la situación política, superar la descomposición política de la izquierda y explotar al máximo el potencial revolucionario del PO por medio de nuestra propia intervención política independiente.
Por una tendencia piquetera revolucionaria
Teniendo en cuenta este balance y esta caracterización es que desde la Conducción del CECaP, Centro de Estudiantes del Pellegrini, llamamos al conjunto de los trabajadores, incluyendo a los partidos de izquierda, a intervenir sobre la crisis de poder.
Planteamos la lucha por un gobierno de los trabajadores, la lucha por un segundo Argentinazo contra los K, Duhalde y la derecha sojera y planteamos, nuevamente, la propuesta de construir un Frente Único contra el FMI, para evitar que en Argentina se instale definitivamente un gobierno proimperialista, ya sea en su variante kirchnerista o sojera, que cierre definitivamente el proceso abierto por el Argentinazo.
Hagamos actos, movilizaciones, festivales, agitaciones, charlas, que tengan como objetivo poner en pie una movilización obrera, nacional y anti-imperialista contra el acuerdo de los Kirchner con el FMI.
A su vez, desde el FEL y Las Piqueteras, entendemos que las tareas planteadas superan ampliamente la capacidad de una agrupación de estudiantes secundarios.
Tenemos muy en claro que, al mismo tiempo, los partidos de izquierda se niegan a encarar la tarea central de la etapa, que es la organización independiente de la clase obrera para luchar por un gobierno de los trabajadores.
Pero no partimos de cero: somos la generación que nació políticamente luego de que el movimiento piquetero abriera una brecha de intervención independiente para los explotados de Argentina. Somos los que vimos como el pueblo argentino, dirigido por la clase obrera piquetera, se alzaba insurgente contra la democracia capitalista y ganaba las calles al grito de "¡que se vayan todos!"
Somos la generación que se forjó en la lucha contra el progresismo de los Ibarra y los Pino Solanas, contra el nacionalismo burgués de los Kirchner y contra el derechismo de los Macri.
Somos los que luchamos para echar a las camarillas capitalistas de nuestros colegios, para democratizar y que gobiernen los estudiantes y los trabajadores.
Somos los hijos del Argentinazo que, con respeto y admiración, queremos plantearle a esta enorme movilización piquetera que ha llegado la hora de los explotados, que ha llegado la hora de los piqueteros y que es ahora cuando debemos luchar por nuestro propio gobierno y por nuestra propia emancipación nacional y social.
Queremos hacer un llamado, entonces, a tomar conciencia de la etapa política y del rol político que estamos llamados a desempeñar.
Precisamente por eso, porque buscamos retomar toda esa tradición política de la clase obrera piquetera, es que desde el FEL y Las Piqueteras, conducción del Centro de Estudiantes del Pellegrini, llamamos a la conformación de una tendencia política piquetera, obrera y socialista, que se estructure en el seno de la clase obrera para que las amplías mayorías de trabajadores luchen por el poder en la actual etapa histórica de esta crisis terminal del capital.
15/12/09
A 8 años del Argentinazo...
Este 19 de diciembre marchemos por:
1. Apoyemos todas las luchas obreras. Apoyemos la lucha de Kraft, el Subte y los desocupados.
2. Que las organizaciones piqueteras gestionen los planes "Argentina Trabaja". Por trabajo genuino para todos, en blanco, con 82% móvil y con salario igual a la canasta familiar. Por el doble aguinaldo. basta de despidos y suspensiones.
3. Que la crisis la paguen los capitalistas.
4. Por un segundo Argentinazo contra los Kirchner, Duhalde y la derecha sojera.
5. Por un gobierno de los TRABAJADORES.
6. Abajo el acuerdo de Cristina con el FMI. No al pago al Club de París ni de la deuda externa.
7. Abajo la guerra imperialista en Medio Oriente. Abajo la ofensiva militar de Obama en Afganistán.
8. Fuera las bases yankis de Colombia. Abajo el golpe de Estado en Honduras. No a las elecciones truchas de Micheletti y Porfirio Lobo.
9. Fuera Macri, Abel Posse y todo su gobierno. Disolución efectiva de la UCEP, la Policía Metropolitana, las redes de espionaje y todo el aparato represivo.
10. Juicio y Castigo a los responsables políticos y materiales del asesinato de Rubén Carballo, la represión en Viejas Locas y la masacre de Cromañón.
11. Democratización de la UBA, los cbcs y todos los colegios preuniversitarios: que gobiernen los estudiantes y los trabajadores. defendamos el bar estudiantil del pelle, el campo de deportes del buenos aires y el estacionamiento de sociales. basta de recursos propios.
12. Por el derecho al matrimonio homosexual y por la más amplia igualdad y libertad para todas las minorías sexuales. Por la separación de la Iglesia del Estado. Abajo el apoyo de la Iglesia Católica al golpe de Estado en Honduras.
13. Por la aparición con vida de todas las mujeres desaparecidas en democracia. Desmantelamiento de las redes de trata. Abajo la complicidad del Estado, los partidos patronales y el aparato policial.
Frente de Estudiantes en Lucha
Conducción del CECaP
(Centro de Estudiantes del Pellegrini)
LAS PIQUETERAS
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