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sábado, 2 de octubre de 2010

Manifiesto del Comité Central de la TPR ante el intento de golpe de Estado en Ecuador y el plan de ajuste y despidos de Correa (1/10)

La contrarrevolución imperialista está en marcha. Su consigna es: uno, dos, tres, muchos Honduras. Los nacionalistas son cómplices de la ofensiva militar yanki sobre América Latina y ajustan contra los trabajadores


Abajo el golpe pro-imperialista en Ecuador.
Ningún apoyo al plan de ajuste y despidos de Correa.
NO a la Ley Orgánica de Servicios Públicos

Para derrotar definitivamente a la derecha golpista,
los trabajadores tenemos que pelear por lo nuestro:



-    No a la Ley Orgánica de Servicios Públicos. Ningún recorte salarial, ningún despido y pago integral de las indemnizaciones en efectivo. Impuesto directo al capital. Ni entera ni por partes, no al pago de la deuda externa ecuatoriana. Cese inmediato de cualquier subsidio a empresarios. Que la crisis la paguen los capitalistas.
-    No a la LOES (Ley Orgánica de Educación Superior) de Correa. Defendamos la autonomía universitaria. Ni un preso por luchar. Libertad inmediata a Marcelo Rivera, presidente de la FEUE (Federación Estudiantil Universitaria de Ecuador). Abajo la criminalización de la protesta social.
-    No a la Ley de Aguas de Correa. No a la Ley de Comunicación. No al Código de tierras. No a la represión a los pueblos originarios y al saqueo de los recursos naturales. Todo el apoyo a la lucha de la CONAIE e inmediata satisfacción de todos sus reclamos.
-    Abajo el pacto de Correa y Santos contra las FARC. Fuera las bases yankis de Colombia. Fuera la IV Flota de América Latina. Fuera las tropas yankis de Costa Rica. Fuera la invasión imperialista de Haití. Abajo el golpe de Estado de Honduras y el gobierno trucho de Porfirio Lobo. No a la invasión yanki a Irán.
-    Abajo el "Estado de excepción" de Correa. Los trabajadores no necesitamos ni la disolución del Congreso ni elecciones anticipadas ni el reforzamiento del bonapartismo de Correa. Necesitamos la inmediata satisfacción de todos los reclamos populares. Por un gobierno obrero y campesino en Ecuador. Fuera el imperialismo de Medio Oriente y de América Latina. Por la unidad socialista de América Latina.


Sin ningún lugar a dudas, fue un intento de golpe de Estado

En el día de ayer, un nuevo intento de golpe de Estado sacudió a toda América Latina. A partir del levantamiento de mil policías del Regimiento Nº 1 de Quito y del copamiento del Aeropuerto Mariscal Sucre por parte de 150 efectivos de la Fuerza Aérea Ecuatoriana, de la Asamblea Nacional por parte de la Escolta Legislativa, de los cuarteles de Guayaquil y Cuenca y del Hospital Metropolitano de Quito donde finalmente fue secuestrado Correa por los policías sublevados, Lucio Gutiérrez (el gorila, golpista, ex coronel y ex presidente de Ecuador) salió a declarar que “la tiranía estaba llegando a su fin” (Observador Global, 01/10) y, por lo tanto, llamaba “a disolver el Parlamento y convocar a elecciones presidenciales anticipadas” (americaeconomia.com, 01/10).

Esto deja tres conclusiones. En primer lugar, que la llamada “huelga policial” no se limitó estrictamente al sector policial sino que terminó arrastrando a sectores de todo el aparato represivo del Estado: Fuerza Aérea Ecuatoriana, Escolta Legislativa (efectivos policiales que tienen a su cargo la Asamblea Nacional) y otros militares. En este sentido, se desprende una observación importante: o la debilidad del aparato represivo en Ecuador es inmensa ya que un reclamo sectorial puntual puede espontáneamente romper sus filas de manera horizontal (es decir, arrastrar a cuadros medios y a la tropa mientras que los respectivos estados mayores respaldaban en pleno a Correa) o la infiltración del imperialismo y la derecha en el aparato represivo es tan fuerte que llega al punto de que pueden desplegar un operativo golpista en las propias narices de sus superiores y del mismo Correa. Probablemente, sea un poco de las dos. En cualquiera de los casos, una conclusión se impone: no fue solamente un levantamiento policial sino que el conjunto del aparato represivo de Ecuador está convulsionado y en crisis.

En segundo lugar, se plantea una primera caracterización sobre los hechos de ayer: que, independientemente de la legitimidad de los reclamos y de cuáles eran los objetivos políticos de los policías y los militares, lo evidente es que sobre esa demanda se montó un claro planteo de golpe de Estado sostenido públicamente en las declaraciones de Gutiérrez y en el silencio cómplice de toda la oposición ecuatoriana y de la Iglesia Católica de Ecuador que, en su momento, ya había apoyado el golpe de Estado en Honduras. Que luego “desmientan” su participación en los hechos (cosa que está por verse) es anecdótico, lo real es que sobre esa coyuntura política generada por el reclamo policial y militar la derecha intervino con un planteo golpista y destituyente. Incluso, es importante señalar que hace un poco más de una semana el escritor y político Carlos Vera comenzó una juntada de firmas para respaldar la revocatoria del mandato a Correa. Todo un síntoma de la situación política que anticipó el intento de golpe que vendría después.

En este sentido, desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) repudiamos a los medios de comunicación, a los partidos políticos y a los gobiernos que, durante el propio desarrollo del intento de golpe de Estado (e incluso hasta el día de hoy como es el caso de la CNN), nos querían hacer bajar la guardia diciéndonos que solamente se trataba de una “huelga policial” o de una “sublevación corporativa de la policía” (como incluso hizo en un primer momento Kirchner). No, más allá de cualquier interpretación sobre el reclamo policial y militar, lo de ayer fue un claro intento de golpe de Estado y desde la TPR saludamos el hecho de que el pueblo ecuatoriano haya copado las calles para derrotarlo.

Honduras y Ecuador: ¿Quién sigue después? Un sistema en bancarrota anticipa guerras, golpes de Estado y revoluciones

Y, en tercer lugar, nos plantea un panorama integral de la avanzada militar yanki sobre América Latina. El intento de golpe en Ecuador no opera en el vacío sino que es precedido por un determinado terreno histórico, político, económico y militar. Se trata de un sistema capitalista mundial en bancarrota. Un sistema que a través de su principal gendarme mundial, el imperialismo yanki, necesita solucionar sus múltiples contradicciones a partir de una mayor ofensiva militar. Ésto con el objetivo de garantizarse el control político y económico de una América Latina dividida entre nacionalistas burgueses de un lado y pro-imperialistas del otro, para acaparar recursos naturales estratégicos como el petróleo y el agua. Ni hablar ya de que la inminente ofensiva militar sobre Irán requiere de un fuerte disciplinamiento del “patio trasero” (un ejemplo de esto es el nombramiento de Timmerman al frente de la cancillería y el claro alineamiento de Cristina con las provocaciones imperialistas contra Irán) debido al altísimo impacto que generará la apertura de un nuevo frente de guerra (de hecho el presidente ruso Medvedev y Fidel Castro, llegaron a hablar de un “holocausto nuclear” y de una posible “Tercera Guerra Mundial”). El asunto es serio y actúa como un factor de la situación política internacional.

En este sentido, el intento de golpe de Estado en Ecuador viene a confirmar una caracterización política de la crisis capitalista mundial por la cual venimos batallando desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), contra el kirchnerismo y la derecha sojera así como contra la izquierda sojera y la izquierda democratizante, sindicalera y anti-capitalista.

Desde la TPR afirmamos con certeza y claridad: la crisis capitalista genera guerras capitalistas. La crisis capitalista mundial, lejos de solucionarse, anticipa nuevas y mayores bancarrotas porque estamos ante una crisis terminal que plantea un horizonte de socialismo o barbarie. Y, por lo tanto, lejos de avanzar en un camino de “recuperación sustentable”, lo que tenemos por delante son golpes de Estado, invasiones, proteccionismo, guerra comercial y cambiaria, una competencia mundial devaluatoria de las monedas nacionales, rebeliones populares, grandes huelgas económicas y políticas, crisis políticas, guerras entre Estados, guerra civil, fascismo y revoluciones.


¿Quién patea en contra? “Cría cuervos y te comerán los ojos”  

Por otra parte, es muy importante tener presente no sólo las tendencias históricas que operan en el trasfondo sino también los propios mecanismos y las cadenas de sucesos con que se va desarrollando la crisis política y la intervención militar yanki en América Latina.

Concretamente, la semana en que se desarrolla el intento de golpe en Ecuador estuvo precedida por las elecciones del domingo 26 de septiembre en Venezuela, donde el chavismo retuvo la mayoría pero hubo un importantísimo avance de la derecha llegando incluso a una virtual paridad. Tan sólo un día después, el lunes 27, Piedad Córdoba fue inhabilitada como Senadora de la República de Colombia por la Procuraduría Nacional. Esto, un evidente acto de proscripción y persecución política por parte del narco-estado de Santos, no es sólo un ataque contra la senadora promotora del canje humanitario sino, sobre todo, una terrible marcada de cancha: es la continuidad política del golpe dado a las FARC con el asesinato del líder guerrillero “Mono” Jojoy, uno de sus históricos dirigentes, gracias a la inteligencia y la coordinación conjunta de los militares yankis, colombianos y ecuatorianos… bajo las órdenes del propio Rafael Correa.

Este es un hecho fundamental que debería capturar la atención de cualquier anti-imperialista, anti-capitalista o defensor del “socialismo del siglo XXI” (o sea, del nacionalismo burgués) que realmente crea que Correa lidera una “Revolución Ciudadana”. Evidentemente, los resultados en las elecciones de Venezuela, la proscripción de Piedad Córdoba y el asesinato del jefe guerrillero de las FARC “Mono” Jojoy propiciaron un envalentonamiento de la derecha y, por lo tanto, las condiciones regionales para el intento de golpe de Estado. De esta forma, el propio Correa contribuyó a generar el avance de la derecha por medio de su colaboración con el imperialismo en la cacería y exterminio de las FARC.

Desde la TPR nos preguntamos: ¿Cómo puede ser que el mismo Presidente que denuncia al golpe de Estado como una conspiración interna que forma parte de un ataque del propio imperialismo contra Ecuador y contra toda América Latina sea el mismo tipo que, hasta hace menos de una semana, cooperaba con los militares yankis y con Santos para cercar y aniquilar a las FARC? La única explicación posible es que Correa apoya, promueve y ejerce la represión “democrática” contra toda expresión de lucha o resistencia, por más difusa o radicalizada que sea. Todo esto como parte de la capitulación de marzo de 2008 en Santo Domingo donde se humilló ante Uribe y juntos resolvieron “coordinar contra el terrorismo”. La historia es evidente pero vale la pena recordarla: primero van por ellos y después vienen por nosotros. Primero vienen por las FARC, luego por los nacionalistas y luego por todos los trabajadores. Se equivoca mucho el gobierno de Correa si piensa que atacando a las FARC podrá ganarse el apoyo o, al menos, la aceptación por parte de Estados Unidos.

Desde la TPR le decimos a Correa y a todos los luchadores que lo apoyan: MATANDO GUERRILLEROS NACIONALISTAS NO SE COMBATE NI SE DETIENE AL IMPERIALISMO YANKI sino todo lo contrario, se prepara el terreno, política y militarmente, para que los yankis controlen la situación, barran con cualquier expresión disidente y cierren la situación pre-revolucionaria continental con el aplastamiento de la revolución latinoamericana en curso. Y esto lo decimos a pesar de todas las diferencias que tenemos como trotskistas con el nacionalismo pequeñoburgués y militarista de las FARC. Repetimos: LA COOPERACIÓN MILITAR DE CORREA CON EL ASESINATO DE GUERRILLEROS NACIONALISTAS ABRE PASO AL IMPERIALISMO YANKI EN TODA AMÉRICA LATINA.

Por eso, más allá de lo que digan, la actitud colaboracionista y cómplice que en la práctica han tenido los gobiernos nacionalistas ante las bases yankis en Colombia y el golpe de Estado en Honduras fueron el prólogo inevitable del intento de golpe en Ecuador y el camino más directo hacia nuevos golpes de Estado en toda América Latina.

Los nacionalistas son incapaces de derrotar a la derecha porque se oponen a la demolición del Estado burgués, la expropiación de los capitalistas, el armamento popular y la organización independiente de los trabajadores. Ellos colaboran porque quieren “negociar”. Ya lo demostró la UNASUR frente al golpe de Estado en Honduras: muchas declaraciones pero permitieron que se realicen las elecciones y hoy el golpe de Micheletti se perpetúa en la estafa que es el gobierno de Porfirio Lobo. Y esta historia de cómo la derecha se abre paso gracias al propio nacionalismo y termina aplastando al movimiento popular, en absoluta complicidad con el imperialismo, ya la conocemos de los ‘70. Como dice el dicho “Cría cuervos y te comerán los ojos”.

Correa: “el mayor peligro para los socialistas del siglo XXI no son los escuálidos”… sino los campesinos indígenas, la clase obrera y la izquierda revolucionaria

¿Qué conclusión sacará Correa del intento de golpe de Estado? Probablemente, alguno podría pensar que ahora romperá cualquier acuerdo con la derecha y el imperialismo para comenzar una profunda radicalización de la llamada “Revolución Ciudadana”. Sin embargo, todo lo contrario. La autoridad política y moral que consiguió Correa con el respaldo del pueblo ecuatoriano será rápidamente utilizada como un ariete contra los campesinos indígenas, la clase obrera y la izquierda revolucionaria.

Según el diario El País del 30/09, semanas atrás, “Correa demostró que es un bolivariano con la cabeza muy fría” ya que, con el claro objetivo político de aplastar cualquier oposición a su izquierda, declaró: "El mayor peligro para los socialistas del siglo XXI no son los escuálidos, pitiyanquis o pelucones [ricos], porque ellos están derrotados y la gente los identifica como los enemigos de la patria, sino aquellos que toman nuestras propias banderas y con fundamentalismos e infantilismos absurdos le hacen un gran daño a los cambios que necesita nuestra región”, dijo el presidente. Las declaraciones iban dirigidas a los indígenas, un sector de la población clave en su elección, que se oponen a la entrega de sus territorios a las compañías mineras. Correa llama a esta oposición una apología al "primitivismo” y a la “pobreza".

¿Correa es, entonces, anti-imperialista, anti-capitalista y socialista? ¿La “Revolución Ciudadana” puede devenir en una transición al socialismo? ¡Las pelotas! Las declaraciones de Correa demuestran el carácter extremadamente conservador del nacionalismo burgués que, frente a los reclamos de los explotados, se coloca al servicio de los intereses más reaccionarios, abandonando cualquier batalla progresiva para, finalmente, terminar revelando con toda nitidez que su programa capitalista es estratégicamente anti-obrero, anti-popular y contrarrevolucionario.

Repetimos: la crisis política no opera en el vacío sino que es precedida por un terreno político. Ya en junio fue el mismo Correa quien calificó de “infantil y primitivos” los reclamos en contra de la llegada de Hillary Clinton a Ecuador y, de hecho, no sólo desautorizó esa posición anti-imperialista sino que, directamente, se alineó con los Clinton: “Correa reiteró su respeto por la secretaria de Estado norteamericana así como por el ex presidente de Estados Unidos Bill Clinton, de quien dijo es un hombre "demócrata", que se hizo a sí mismo, que no surgió de una familia rica y que llegó lejos por su propio esfuerzo” (La Voz.com, 12/06). Desde la TPR nos preguntamos: ¿Así “combate” al imperialismo yanki? ¿Así “despierta la conciencia anti-imperialista del pueblo ecuatoriano”? Pavadas, pavadas y más pavadas. Los hechos están ahí para que los vea quien quiera verlos. Correa ataca, persigue y reprime sistemáticamente al movimiento indígena ecuatoriano por su carácter combativo, independiente y revolucionario que se vio ratificado con su posición frente a la crisis de poder generada por el intento de golpe de Estado.

Fue la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador), la misma que Correa señala como “el mayor peligro” quien en una histórica declaración del 30 de septiembre de 2010 (que adjuntamos a la nuestra) señalaron que “1. Mientras el gobierno se ha dedicado exclusivamente a atacar y deslegitimar a los sectores organizados como el movimiento indígena, los sindicatos de trabajadores, etc., no ha debilitado en lo más mínimo las estructuras de poder de la derecha, ni siquiera dentro de los aparatos del Estado, lo que se ha hecho evidente por la rapidez con que reaccionó la fuerza pública.” A su vez, señala “4. Este escenario (de represión y privación de los reclamos populares – aclaramos nosotros) alimenta a los sectores conservadores. Ya varios sectores y personajes de la vieja derecha pedirán el derrocamiento del gobierno y la instauración de una dictadura civil o militar; pero la nueva derecha, dentro y fuera del gobierno, utilizará esta coyuntura para justificar su total alianza con los sectores más reaccionarios y a los empresariales emergentes.” Y remata diciendo “La mejor forma de defender la democracia es impulsar una verdadera revolución que resuelva las cuestiones más urgentes y estructurales en beneficio de las mayorías. En este camino la construcción efectiva de la Plurinacionalidad y el inmediato inicio de un proceso de revolución agraria y desprivatización del agua.”

Evidentemente, más allá de cualquier limitación o ilusión en Correa que se le pueda objetar, esta declaración política coloca a la CONAIE en la primera línea por lo avanzado de su planteamiento programático y por la clara delimitación que establece tanto respecto del intento de golpe de Estado como del carácter burgués de Correa y de su complicidad con la derecha. De esta forma, se postula como un polo de reagrupamiento independiente que interviene en la crisis de poder y no desde una posición abstencionista o sindicalera (el ya clásico “Ni Ni” de manual) sino fijando como norte estratégico “la  revolución agraria y la desprivatización del agua” como "la mejor forma de defender la democracia”. En este sentido, anticipa un posible corrimiento a la izquierda de amplios sectores de indígenas, obreros, campesinos y estudiantes y es a partir de enfrentar el golpe y apoyar, delimitar y profundizar la ruptura con cualquier confianza o esperanza en el gobierno de Correa que el conjunto de los trabajadores ecuatorianos podrán intervenir de forma independiente y revolucionaria en la crisis de poder. Por todo esto, consideramos que todos los revolucionarios de América Latina tenemos que apoyar con fuerza la lucha que está llevando a cabo la CONAIE y, ella misma, tiene que transformar su declaración política en un arma para que los trabajadores ganen las calles. De planteamiento programático independiente, combativo y revolucionario la CONAIE tiene la posibilidad de colocarse como la vanguardia política del pueblo ecuatoriano –y, en buena medida, ya lo viene haciendo con su enfrentamiento con la derecha y el gobierno de Correa. En esta medida, la pelea por las consignas “Por un gobierno obrero y campesino en Ecuador. Fuera el imperialismo de Medio Oriente y de América Latina. Por la unidad socialista de América Latina” puede transformar la actual situación pre-revolucionaria del país en una auténtica situación revolucionaria que derrote el golpe derechista y barra con el nacionalismo burgués. La clave de la apertura de una auténtica situación revolucionaria es la movilización de los trabajadores en función de su propio gobierno. Esta es la perspectiva estratégica que puede llegar a plantear la declaración de la CONAIE, en el caso de que permita a las masas ecuatorianas romper con cualquier ilusión en el gobierno de Correa. 
 
Correa: socio de las mineras, enemigo de los campesinos indígenas


La posición del gobierno de Correa hacia la minería y los indígenas ecuatorianos revela el carácter capitalista y represor del nacionalismo burgués. Ya el año pasado, Correa promulgó una Ley de Minería con la esperanza de obtener inversiones extranjeras y, además de crear la Corporación Estatal Minera, permitió concesiones de gran tamaño a compañías ecuatorianas y extranjeras.

Es a partir de este viraje hacia los pulpos mineros que los indígenas y los ambientalistas se sintieron traicionados porque vieron defraudadas sus expectativas en un supuesto anti-imperialismo o anti-capitalismo por parte de la “Revolución Ciudadana”.

Lo mismo sucedió con la responsabilidad de Correa en que “no se haya regularizado a la pequeña minería en la Provincia de Zamora Chinchipe a pesar de que el tema viene discutiéndose desde hace varios años en el régimen. Por ello la gente de Zamora Chinchipe no quiere que su provincia sea entregada a las trasnacionales mineras, así como hace tres décadas sucedió en otras provincias de la Amazonía donde se explota ahora petróleo y cuyas ganancias salen todos los días del país. A pesar de contar recientemente con una nueva Ley de Hidrocarburos, la situación en las provincias de la Amazonia sigue igual e incluso ha empeorado con la llegada de técnicos extranjeros, colonos y gente de fuera que alteran la vida de la gente de la zona” (conaie.com, 20/09).

Por eso, los campesinos de Zamora Chinchipe hicieron un llamado al pueblo ecuatoriano, a los organismos de derechos humanos y a todos los luchadores a la solidaridad con la Amazonía Ecuatoriana y particularmente con Zamora Chinchipe planteando "Nuestro pueblo sólo pide respeto a sus derechos del trabajo. Cómo es posible que nos traten de ilegales en nuestra propia tierra y a las empresas multinacionales les dan todo el respaldo, eso no tiene nada de revolucionario, dijeron los líderes zamoranos. De nuestra parte no sólo vamos a defender nuestros trabajos, vamos a hacer respetar lo que le corresponde a todos los ecuatorianos, eso es la minería, el agua, la biodiversidad, las tierras para la agricultura, etc. Llamamos a las Universidades, a los Trabajadores, CONAIE, Seguro Campesino, UNE, a los estudiantes, mujeres a solidarizarnos con Zamora Chinchipe, frente a este nuevo atropello del Presidente Rafael Correa".

Frente a la lucha de Zamora Chinchipe, Correa respondió con la represión y la censura a los luchadores. En este punto, su conducta verifica la verdadera naturaleza bonapartista y reaccionaria de la Ley de Comunicación en Ecuador, la Ley de Medios K en Argentina o la Ley Resorte en Venezuela. El portal ipsnoticias.net denuncia que “las relaciones con los nativos amazónicos se agriaron más por el proceso que la Superintendencia de Telecomunicaciones siguió a la radioemisora de la Federación Shuar, La Voz de Arútam, cuya frecuencia estuvo a punto de ser suspendida por "incitación a la violencia"”. Es decir, Correa casi censura a una radio por defender y promover la lucha indígena contra la represión policial en defensa de los pulpos mineros. En esto han terminado los supuestos defensores del “socialismo latinoamericano” y “del siglo XXI”: ¡en esconderse como ratas detrás de la represión estatal a los indígenas en defensa de los repodridos intereses de los grandes pulpos mineros! ¡Qué lejos están Correa y los chavistas del gigante revolucionario peruano José Carlos Mariátegui! ¡Cómo escupen y reniegan de su ejemplo!

Por el contrario, desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) apoyamos incondicionalmente la histórica lucha de los pueblos y las nacionalidades indígenas ecuatorianas y nos oponemos al monopolio estatal de los medios de comunicación porque la estatización de la opinión pública, lejos de ser un paso más en el camino hacia una difusa variante de socialismo, significa la expropiación de los monopolios capitalistas para centralizar todos esos medios de comunicación en un solo gran monopolio: el del aparato represivo del Estado Capitalista.

Es a partir de estas premisas políticas y teóricas trotskistas que, desde la TPR, no sólo afirmamos que la “pelea” de los nacionalistas con los medios de comunicación reaccionarios es “insuficiente” (recordemos que hasta el día de ayer eran grandes socios) sino que, estratégicamente, señalamos que el bonapartismo estatal contra una facción de la burguesía para reforzar al Estado Capitalista, es la antesala de la censura y la represión estatal contra el conjunto de la clase obrera en defensa del capital y el Estado. Por eso, la lucha de los trabajadores ecuatorianos contra los vetos presidenciales debe también sumar la consigna “No a la Ley de Comunicación”.

La Ley Orgánica de Servicios Públicos de Correa es anti-obrera y reaccionaria

En esta enorme crisis política que recorre a Ecuador hay un punto ciego que omiten explicar los analistas tanto de izquierda como de derecha: nos referimos a la Ley Orgánica de Servicios Públicos.

Desde la TPR consideramos que este punto es central, no sólo porque fue el detonante del levantamiento militar y policial sino que es un punto que ha motorizado la movilización de un gigante que puede y debe intervenir en la crisis: nos referimos a la clase obrera ecuatoriana.

Para el martes 28 de septiembre, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) convocó a una marcha nacional contra la Ley Orgánica de Servicios Públicos denunciando que la supuesta "racionalización del sector público” en realidad encubre la institucionalización del despido intempestivo de los trabajadores públicos con la compra forzosa de miles de renuncias y la obligatoriedad a la jubilación de personas mayores de 70 años. Los despidos masivos ya tienen monto y fecha: se establece que la reducción del personal de las entidades públicas deberá llevarse a cabo en un plazo máximo de dieciocho meses y ya hay estimaciones respecto que de los 470 mil empleados en las diversas dependencias del Estado, saldrán a la desocupación alrededor de 100 mil, es decir, un despido de alrededor del 22% de la planta en el próximo año y medio. El ajuste anti-obrero de Correa es una absoluta barbaridad que incita a la justa y necesaria rebelión de los trabajadores estatales.

Como si fuera poco, los trabajadores denuncian la hipocresía de la “renuncia obligatoria” (eufemismo perverso que usa Correa para encubrir los despidos) y, un hecho absolutamente anti-obrero, que es que en contradicción con el Mandato Constituyente Nº 2, que prevé las indemnizaciones de hasta 7 salarios básicos unificados por año y un máximo de 210, esta reforma los limita a 5 y a un máximo de 175. Para colmo, si no hay recursos se pagará con bonos. Es decir que el pago de las indemnizaciones puede terminar siendo hasta un 100% con bonos del Estado.

Esto significa lisa y llanamente que la Ley Orgánica de Servicios Públicos dispone un embargo temporal de las indemnizaciones ya que sólo después de 5, 10 o más años se podrá obtener el pago en efectivo o, sino, si el trabajador necesita el dinero ya (cosa que pasará con la mayoría dado que estarán despedidos) deberán venderlo en el mercado a precio vil viendo expropiada su indemnización por parte del gobierno de Correa que lo echa sin causa justificada y, encima, hace un negociado colocando deuda en el mercado a través de trabajadores desesperados. Igualmente, como el gobierno es “nacional y popular” y hay una “Revolución Ciudadana” en marcha, ya anunciaron que se brindarán de forma gratuita cursos y capacitación para saber “operar en el mercado con los bonos”. ¡Hipócritas! La Ley Orgánica de Servicios Públicos de Correa es anti-obrera, reaccionaria y tenemos que luchar por derrotar el plan de ajuste y despidos que implica.

Abajo el "Estado de excepción" de Correa. Para derrotar el intento de golpe, no necesitamos ni elecciones anticipadas ni disolver el parlamento ni reforzar el bonapartismo de Correa. Necesitamos la inmediata satisfacción de todos los reclamos populares, la expulsión del imperialismo yanki, un gobierno obrero y campesino en Ecuador y la unidad socialista de América Latina

Página 12, en pleno desarrollo de la intentona derechista en Ecuador, termina su análisis concluyendo: “La ley de servicio público también generó una crisis entre el gobierno del presidente Rafael Correa y su bloque legislativo, que el miércoles rechazó algunos artículos de la iniciativa, que prevén reducir la nómina estatal. Debido a ello, el mandatario considera la posibilidad de disolver el Congreso y llamar a elecciones generales anticipadas” (30/09).

Como se ve, a los escribas del kirchnerismo no se les mueve un solo pelo al estafar a sus lectores presentando como una patriada el defender una ley anti-obrera y reaccionaria. No es casual. La analogía entre Correa y Cristina no sólo es válida para la Ley de Medios sino también por reivindicar consistentemente el derecho de los gobiernos democráticos a vetar a gusto cualquier ley y, sobre todo, aquellas que interesan a la clase obrera. El ejemplo más paradigmático de esto es el re-contra anunciado veto presidencial de los Kirchner contra el 82% en el caso de que sea aprobado. En este punto, los trabajadores argentinos que no quieran enfrentar la Ley Orgánica de Servicios Públicos “por miedo a ser funcionales a la derecha” deben tener bien presente que todo llega: los mismos argumentos reaccionarios con que Correa impone el ajustazo y los despidos serán usados por Cristina contra los jubilados diciendo “después de todo, para algo nos votó la gente”. De esta forma, la democracia capitalista se demuestra como una estafa (porque nadie vota a conciencia para que lo despidan) y una conspiración que expropia la voluntad popular y gobierna de espaldas a los trabajadores y sus intereses.

Al mismo tiempo, la democracia capitalista de los “nac & pop” se verifica como una cárcel de luchadores. Basta con ver el ejemplo de Roberto Martino, preso político del sionismo y Cristina en Argentina, y de Marcelo Rivera, presidente de la FEUE y preso político de Correa en Ecuador para comprenderlo. Ambos dos acusados de ser “terroristas” en la misma línea de criminalizar la protesta social y profundizar la regimentación a través de Leyes Anti-terroristas dictadas por la CIA y el Mossad, que son cada vez más restrictivas al punto de que la próxima ley que se quiere aprobar en Argentina llega al absurdo de permitir que los piquetes sean calificados como “actos de terrorismo internacional” (¡!).

En este punto, falta reflexionar sobre el principal rasgo del bonapartismo nacionalista: regimentar al conjunto de las clases sociales para colocarse por encima de ellas en defensa de su propia clase capitalista. Con este postulado teórico, queremos arriesgar un pronóstico alternativo sobre el futuro desarrollo de la crisis política en Ecuador.

Como señalamos antes, en Ecuador no estamos bajo ningún punto de vista en una situación revolucionaria sino, más bien, ante un intento de golpe de la derecha que, por más que haya sido temporalmente derrotado, terminará obligando al gobierno de Correa a negociar con ella. No obstante, esta negociación no será de rodillas sino que, si bien la agenda puede ser negociada, probablemente el gobierno de Correa se encargará de imponer los términos, es decir, que será su gobierno quién garantizará las condiciones políticas de la transición y la aplicación de la misma. ¿A qué nos referimos? A que frente al “mayor peligro” que representa la lucha de la CONAIE y a la resistencia popular a sus planes de ajuste y despidos, Correa exigirá un mayor control y disciplina del aparato estatal y las clases sociales para transformarse en arbitro indiscutido del conjunto de la situación política.

Esto no es una especulación de la TPR sino que efectivamente ya está pasando. Como dice la nota de Página 12, la imposición de la Ley Orgánica de Servicios Públicos no sólo es contra los sindicatos y la resolución de la Asamblea Nacional sino también contra parte del bloque Alianza País, que fue el que lo llevó al poder y que hoy está dividido.

A su vez, el jueves (en pleno intento de golpe de Estado), Correa dijo que estaba considerando seriamente la posibilidad de disolución del Congreso. Según la Constitución de Ecuador, el presidente puede declarar que estamos ante un callejón sin salida, disolver el Congreso y gobernar por decreto hasta una nueva elección presidencial y parlamentaria. “Tal medida -que Correa ha dicho que está considerando la posibilidad- aún tendría que ser aprobada por el Tribunal Constitucional.” (scmp.com, 01/10). O sea que debería contar con el apoyo de los magistrados para poder disolver “legalmente” todos los poderes del Estado.

Esta posibilidad, insistimos, no es nada descabellada. El diario La República de Perú del viernes 01/10 titula “Embajador de Ecuador: No descartamos un adelanto de elecciones”. Y desarrolla: “El embajador ecuatoriano en el Perú, Diego Ribadeneira, manifestó que el presidente Rafael Correa no descarta adelantar las elecciones generales en el Ecuador si es que la Asamblea Nacional no funciona y se entrampa en la reformulación de leyes.”

Estas declaraciones son claramente una extorsión al conjunto de las fuerzas políticas de Ecuador. El mensaje de Correa es claro: patria o anti-patria, todos atrás mío o disuelvo la democracia política en Ecuador. Los “mecanismos constitucionales” para lograrlo están perfectamente explicados por su embajador: “La Constitución del Ecuador establece la posibilidad de lo que se llama una muerte cruzada, que el presidente llame a elecciones generales o las adelante, pero generales de todas las autoridades inclusive la del mismo presidente. Es decir de los asambleistas, los congresistas y también de la presidencia de la República. Esa es una posibilidad que la Constitución establece con miras a salvar problemas que en el pasado se dieron de ingobernabilidad” (Ibíd.).

Es decir que el propio viernes, un día después del intento de golpe, Correa y su embajador en Perú están considerando aplicar lo que el jueves mismo le exigía Lucio Gutiérrez en medio de un intento de golpe de Estado: disolución del Congreso y elecciones anticipadas.

¿Cuál es la diferencia? Que lo que ayer significaba un golpe de Estado hoy es un plebiscito bonapartista para reforzar la figura presidencial y aplastar a los indígenas, trabajadores y a la izquierda en nombre de “la lucha contra la derecha golpista”. El resultado de la votación del jueves y del viernes estaba cantada antes de que cada elector emita su voto. Queda en total evidencia, entonces, que la democracia en última instancia no es más que la expresión de una determinada correlación de fuerzas entre aparatos.

Por lo tanto, ¿el bonapartismo del mismo gobierno que ataca a indígenas, obreros y estudiantes, y dice que ellos son “el máximo peligro”, puede defender sus intereses “contra la derecha”? Desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) decimos: DE NINGUNA MANERA. Eso sería cavar nuestra propia tumba porque nunca puede ser presentado como “progresivo” frenar o limitar la lucha popular y alinearse detrás del nacionalismo –por más derecha que sea la derecha y por más “nacional y popular” que sea el nacionalismo. Todas las luchas deben ser llevadas a fondo y su triunfo siempre genera mejores condiciones para los trabajadores. Este debe ser, como mínimo, el hilo conductor de cualquier fuerza que pretenda erigirse como representación política de los explotados. El resto es una falsificación ideológica que nos lleva a terminar traicionando la lucha. Por eso, el "Estado de excepción" no es una medida de lucha contra la derecha sino más bien significa que los militares se colocan en el centro de la situación política, arrebatándoles el protagonismo a los trabajadores ecuatorianos que salieron a derrotar el intento de golpe. En este sentido llamamos a todas las organizaciones de lucha de Ecuador a repudiar el "Estado de excepción" y a reconquistar las calles para arrancar todas las reivindicaciones. La extorsión del nacionalismo, instándonos a no pelear por lo nuestro porque sino seríamos “funcionales a la derecha”, es una trampa mortal para los luchadores.

Es en función de todos estos planteos que desde la TPR, defensora de las banderas y el programa de la IV Internacional, decimos: ¡Abajo el golpe pro-imperialista en Ecuador! ¡Ningún apoyo al plan de ajuste y despidos de Correa! ¡NO a la Ley Órgánica de Servicios Públicos! ¡Todo el apoyo a la lucha de la CONAIE e inmediata satisfacción de todos sus reclamos! ¡Abajo el Estado de excepción de Correa! ¡Por un gobierno obrero y campesino en Ecuador! ¡Por la expulsión del imperialismo de Medio Oriente y América Latina! ¡Viva la revolución latinoamericana! ¡Por la unidad socialista de América Latina!

Juan Marino
Por el Comité Central de la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR)
Viernes 1º de octubre de 2010


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3 comentarios:

  1. http://www.conaie.org/component/content/article/2-notis2/277-manifiesto-del-comite-central-de-la-tpr-ante-el-plan-de-ajuste-y-despidos-de-correa

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  2. Es un link que lleva a la página oficial de la CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) donde en su portada publicaron un extracto de nuestro manifiesto.

    Saludos.

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