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lunes, 18 de abril de 2011

¡Viva la lucha de clase obrera boliviana!

Un nuevo momento en la situación pre-revolucionaria de América Latina
Bolivia, en la antesala de una situación revolucionaria
"Qué lindo, qué lindo, qué lindo que va a ser:          Evo a la calle, trabajadores al poder”


¡Viva la Huelga General Indefinida de la COB!
¡Aumento del 30% YA! ¡Fuera los ministros Rojas (Trabajo), Heredia (Salud), y Arce Catacora (Economía y Finanzas)!¡Derogación del decreto 21.060! ¡Control obrero colectivo de la Caja Nacional de Salud! 

El gobierno de Evo Morales decidió cancelar la negociación salarial aprobando el Decreto Supremo 809, estableciendo un aumento del 10% para salud, educación, Policía y Fuerzas Armadas. Asimismo, Félix Rojas, Ministro de Trabajo, apuntó que ese porcentaje sería, asimismo, la base para la discusión entre los trabajadores del sector privado. La indignación obrera ante la pretensión masista fue inmediata. César Lugo, de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia (FSTMB), salió al cruce del 809 planteando que “no sé de dónde sale el 10% porque en la reunión con el Gobierno hemos planteado discutir una canasta familiar de 8 mil bolivianos”, mientras José Luis Álvarez, Ejecutivo de la Federación de Maestros de La Paz, en el mismo sentido, remarcó que “este 10% no representa el incremento en el costo de vida”; lo consideró una “burla a las necesidades que tenemos todos los bolivianos” y señaló que “por eso estamos pidiendo un ampliado para que se conforme el comité de huelga” (Cambio, 3/3).

Y así ocurrió: la Central Obrera Boliviana (COB) resolvió “declarar Huelga General Indefinida, movilizada y acompañada con bloqueos de las mil esquinas en la sede de Gobierno, instruyéndose a todos los sectores afiliados, productivos y de servicio a implementar esta medida de lucha a nivel nacional” (Resoluciones del Ampliado Nacional, 6/4).

Una nota titulada “Los trabajadores asedian a Morales” de Mabel Azcui para El País de España, donde se balancea la movilización de la COB del miércoles pasado retrata vívidamenteel impacto de la lucha obrera en la situación política de Bolivia: “Las protestas tuvieron momentos de gran tensión, sobre todo cuando una columna encabezada por los mineros trató de romper el cerco puesto por la policía para impedir su paso hacia la Plaza Murillo, donde se encuentran los edificios del Gobierno y del Parlamento(…) Todos los medios que siguieron la multitudinaria manifestación de protesta coincidieron en señalar que se trata de la mayor y más nutrida expresión de descontento contra el gobierno de Morales. Los dirigentes de la COB confirmaron la presencia de representantes de todas las organizaciones afiliadas en todo el país” (El País, 7/4). En esa jornada, casi 40 de los 57 gremios de la COB, formaron parte de la convocatoria, y de hecho, de esta movilización, salió la convocatoria a la Huelga General Indefinida, pues a su término los obreros se reunieron y votaron esta medida en la Universidad Mayor de San Andrés, que luego confirmara el Ampliado Nacional de la COB ese mismo día.

Evo Morales “acusó a los mineros de intentar un golpe de Estado con los cercos realizados en los últimos días a la plaza principal de La Paz” al decir que “‘si la policía (los) dejaba entrar (para) que dinamiten la plaza Murillo, hubieran dinamitado el Palacio Legislativo, el Palacio de Gobierno. Si me encontraban, seguro me dinamitaban’” (La Prensa, 11/4). En esa misma línea, el vicepresidente y escriba de Le Monde Diplomatique Álvaro García Linera salió a denunciar a “los trotskistas” porque “han tumbado a los gobiernos de izquierda, pero no para que entre un gobierno de ultraizquierda, sino de ultraderecha” (La Voz, 19/2).

La oposición patronal: la demagogia es una confirmación de su impotencia política 
La concepción del nacionalismo pequeñoburgués e indigenista, entonces, sobre el llamado ‘proceso de cambio’ es clara. Para ellos, la lucha por un aumento salarial es golpista. Vale decir, por lo tanto, que para los nacionalistas que gobiernan Bolivia las aspiraciones de la clase obrera no están contempladas en el ‘proceso de cambio’. La pretensión de que la lucha obrera por mejores condiciones de vida sea una reivindicación de la derecha, no sólo es carente de todo sentido, sino que fundamentalmente, es una confirmación del curso derechista del propio Evo Morales.

Es verdad que Germán Antelo, senador de Convergencia Nacional (CN), una fuerza indudablemente derechista, declaró: “los trabajadores en su conjunto, a nivel nacional, no creo que acepten un aumento tan bajo”, criticándolo por “insuficiente” (Cambio, 3/3). Pero la demagogia se debe a que en realidad, la oposición patronal está completamente deslegitimada y francamente desintegrada. Así quedó en claro desde las elecciones de 2009 en adelante. 

Desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) señalamos que Antelo y el resto hacen demagogia, no porque detrás de la lucha obrera y popular se oculte una conspiración pro-imperialista, sino porque la incapacidad de oponerse como alternativa de poder en la crisis actual los lleva a tratar de montarse sobre el descontento popular para explotarlo de manera oportunista, aún a sabiendas de que su verdadero programa es otro. Sin ir más lejos, el centroizquierdista Movimiento Sin Miedo (MSM) de Juan del Granado, ¿aplica el aumento reclamado por la COB en el ámbito de la Alcaldía de La Paz, donde gobierna? Claramente no. Lo mismo vale para la oligarquía cruceña.

La conclusión es irrevocable: estas variantes burguesas son incapaces de despertar expectativa alguna en las masas, y finalmente que Evo Morales diga que la respuesta obrera ante el miserable aumento del 10% “es como un golpe de Estado” (La Prensa, 11/4), demuestra que el proyecto indigenista termina alimentando la reacción capitalista en contra de los reclamos populares.

El proletariado boliviano se está poniendo de pie para enfrentar la política anti-obrera de Evo 

Las negociaciones en curso no hacen más que confirmar la inevitable ruptura del gobierno con los intereses históricos de las bases obreras de la COB:“Luego de dos paros generales en febrero y marzo, el jueves pasado la COB entró en una huelga indefinida, hasta que los recibiera Morales. El mandatario los recibió, pero la protesta continúa… Mientras el Ejecutivo se mantiene en su propuesta del 10%, los trabajadores reclaman que la suba llegue al 15%. Ayer, calculadora en mano, el presidente aymara explicó por qué obedecer el reclamo de la COB perjudicaría a la economía boliviana” (Página 12, 13/4).

El gobierno, luego de la reunión del domingo, se comprometió a poner en manos de la COB la reestructuración de la Caja Nacional de Salud (CNS), que pasa por una crisis total, y a dejar sin vigencia el Decreto 21060, un decreto de cuño neo-liberal que fija criterios de reducción del déficit fiscal y que en su momento, fue el argumento para que 25.000 mineros quedaran en la calle. Pero como se ve, la disputa por el aumento sigue abierta. La burocracia de la COB propuso que se otorgue el 15% incrementando el déficit fiscal o en base a las reservas internacionales, lo cual fue rechazado por Arce Catacora, el Ministro de Economía, argumentando que afectaría gravemente la estabilidad financiera del Estado. La Federación de Maestros Urbanos de Cochabamba, en su documento “La lucha por el salario es de interés nacional”, ha replicado acertadamente estos argumentos: “El gobierno, al igual que todos los gobiernos burgueses anteriores, dice que el Estado no tiene dinero para atender la demanda de los trabajadores. Le respondemos: que aplique mayores impuestos a los grandes empresarios, banqueros y latifundistas”. O sea que lejos de ser como plantean los kirchneristas de Página 12, defensores de Evo, esta creciente tendencia a la ruptura del movimiento obrero con el nacionalismo no es un problema de “calculadora”: es un problema de programa político. Los masistas no pueden decir que no han aplicado la propuesta de la Federación de Maestros Urbanos de Cochabamba porque no tuvieron el apoyo de las masas para hacerlo, dado que Evo Morales ganó con el 64% su reelección hasta 2015. Por algo García Linera pasó de la teoría del “socialismo auto-gestionario” a la del “capitalismo andino”: el MAS quiere dejar en claro que ha cerrado la puerta a cualquier tipo de expropiación del capital, por más parcial que sea, y por más que ésta, no implique ni de lejos el socialismo. De hecho, si hoy, según la empresa Mercado y Muestras, Morales obtendría sólo un 22%,es por haber dilapidado el apoyo popular en concesiones y compromisos con la oligarquía, como reconoce el propio Álvaro García Linera, quien el mismo día que acuso al trotskismo de golpista, admitió que “nosotros perdonamos a la derecha” (La Voz, 19/2).

Mientras, de todos modos, ninguno de los candidatos de la oposición patronal logra superar el 20% en las mediciones. En fin, si hoy se debilita el poder de Evo Morales y su capacidad de regimentar a la clase obrera y los explotados de Bolivia, no se debe a una conspiración de los trotskistas, supuestos “infiltrados del imperialismo”, ni siquiera a la acción de la oposición patronal, hoy anulada como factor político.Hoy los trabajadores están atravesando un proceso de ruptura objetiva con el nacionalismo pequeñoburgués e indigenista del MASy esto se debe pura y exclusivamente al curso político que ha decidido seguir el propio Evo Morales. El levantamiento popular de diciembre del año pasado en respuesta al ‘gasolinazo’ puso de relieve que hay un nuevo momento en la situación prerrevolucionaria boliviana: ésta, lejos de caracterizarse por un enfrentamiento entre Evo Morales y la derecha de la Media Luna, muestra que, a partir de los embates del nacionalismo contra la clase obrera, el proletariado boliviano está sacando las conclusiones y se está poniendo de pie.

Bolivia, en la antesala de una situación revolucionaria

La relación entre la burocracia de la COB y las tendencias políticas que operan en el seno de los trabajadores es evidente. Pedro Montes, secretario ejecutivo de la COB, explicó que “ya no podemos controlar la protesta de los trabajadores”. Y aun así, las resoluciones del Ampliado Nacional de la COB incluyeron como último punto “exigir la renuncia de los ministros anti-obreros: Félix Rojas, Ministro de Trabajo, Nila Heredia, Ministra de Salud, y Luis Arce Catacora, Ministro de Economía y Finanzas” (6/4). O sea que la burocracia de la COB intenta encorsetar a la clase obrera en un planteo del tipo de ‘la teoría del cerco’, inevitable reciclado ideológico destinado a evitar la ruptura estratégica de los trabajadores con el nacionalismo, de modo que se limiten a ‘presionar desde adentro’ al gobierno. El concepto sería que si Evo Morales se niega a satisfacer las demandas obreras es porque lo ‘confunden’ sus ministros: una tomada de pelo que el propio Evo Morales se viene encargando de desmentir sistemáticamente. 

Cuando se promulgó el ‘gasolinazo’, Morales estaba de viaje y el encargado de anunciarlo fue García Linera. En el marco de sus maniobras vergonzantes para seguir adscribiendo al gobierno a pesar del descontento de los trabajadores, desde el Ejecutivo de la COB se hizo correr la idea de que el ‘gasolinazo’ no había sido idea de Evo. El problema, supuestamente, se solucionaría conuna renovación del gabinete, consensuada, desde ya, con la propia burocracia sindical. Sin embargo, Evo Morales no sólo rechazó de plano las ‘sugerencias’ de Pedro Montes, sino que dejó en claro que el decreto en cuestión era obra suya y que en todo caso, lo que debería revisar eran sus relaciones con la burocracia sindical, que era incapaz de mantener a raya a los obreros. 

Sin más lejos, según la prensa boliviana, “tras 36 horas de una maratónica negociación, se llegó a un acuerdo de incrementar el salario hasta un 12% con la COB, aunque un punto de este porcentaje debe ser todavía confirmado por una Comisión que se encargará de buscar los recursos para ese punto adicional, informó ayer domingo el Ministro de la Presidencia, Oscar Coca”. Montes "no ha firmado el acuerdo hasta que no tenga la autorización de las bases", pero comunicó que ya empieza a impulsar la desmovilización, al decir que “se ha dispuesto que los mineros de Huanuni que estaban en La Paz para exigir incrementos salariales mayores se replieguen a sus centros de trabajo". Montes no criticó lo insignificante del aumento, un 2%, lo cual ya es un ridículo cuando se ve que un 1% de ese aumento está sujeto a la posibilidad de conseguir “fuentes de financiamiento” (La Jornada, 18/4). Si Montes intenta hacer pasar ese aumento en el Ampliado Nacional, se desatará una crisis, o en el Ampliado Nacional, o en la base. “El magisterio nacional, uno de los sectores más descontentos con el incremento de 10%, decidió exigir por lo menos el 30% para compensar los costos de subsistencia” (El Deber, 15/3): o sea que entre el aumento que discutió la burocracia con el gobierno y el que exigen los maestros, que junto a fabriles y mineros constituyen la vanguardia objetiva de la lucha en curso, hay una diferencia de más de la mitad. Mientras tanto, “el Secretario Ejecutivo de la Federación de Maestros Urbanos de La Paz, José Luis Álvarez, sugirió ayer que su sector plantea una reducción del presupuesto de los Ministerios de Defensa y de Gobierno para beneficiar con esos recursos al sector obrero” (La Jornada, 18/4).
Desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), estamos indudablemente de acuerdo con echar a los tres ministros que menciona el documento de la COB. Pero advertimos que Montes firma eso porque busca evitar una ruptura definitiva y estratégica con Evo, negando las conclusiones de los propios dichos de Evo tras la derogación del ‘gasolinazo’.La radicalización de las declaraciones de la burocracia de la COB expresan que por abajo, crece el fuego de la rebelión popular y que como Montes no es capaz de apagarlo, como mucho, intenta disimularlo y desviarlo. “‘Qué lindo, qué lindo, qué lindo que va a ser, Evo a la calle, trabajadores al poder’, fue una de las frases cantadas con más frecuencia a lo largo de la manifestación, mientras el numeroso grupo de mineros –anteriormente grandes aliados de Morales– expresaba su enojo con un incesante detonar de pequeños artefactos con dinamita que hacían retumbar los cristales de los edificios de la principal avenida de la ciudad de La Paz” (El País, 6/4).
Por lo tanto, como Tendencia Piquetera Revolucionaria saludamos esta tendencia a la rebelión popular, y entendemos que es necesario agitar, propagandizar y organizar al proletariado y al campesinado bolivianos en torno a este planteo estratégico: el de echar a Evo Morales y poner en pie un gobierno de los trabajadores. Al luchar por la expulsión de los llamados “ministros anti-obreros”, los trabajadores van por buen camino, porque dejan en claro que Evo está a prueba. O Morales remueve a los ministros cuestionados y concede el aumento, o sea, da lugar a la idea de que se puede satisfacer las necesidades salariales de los trabajadores por medio del ‘proceso de cambio’ aunque sea de forma transitoria, o Morales transforma en política de conjunto lo que ya viene haciendo, que es reprimir a los trabajadores, y se juega a ahogar en sangre la huelga general indefinida. En el segundo caso, echar a Evo adquiriríaurgencia y se colocaría como una tarea de primer orden.

El cuadro que está viviendo Bolivia, donde la movilización de las masas expresa una tendencia creciente a la independencia política, cuando se instrumenta de manera cada vez más concentrada y centralizada la oposición al poder político en su conjunto, abonando el terreno para una intervención propia de la clase obrera en la crisis, es prueba de que estamos en la antesala de una situación revolucionaria. La formulación de “Evo a la calle, los trabajadores al poder” expresa esta potencialidad, una potencialidad dado que no hay ningún partido que se haya colocado a la cabeza de desarrollarla consecuentemente.

Para toda Latinoamérica, las lecciones de la lucha que se está librando en Bolivia tienen una importancia descomunal. Particularmente para Argentina, el gobierno kirchnerista ha cerrado un acuerdo del 24% para camioneros, y que es el buque insignia de toda la burocracia sindical para hacer pasar el Pacto Social de Cristina en los diferentes gremios, como ya ocurre, por ejemplo, en la Unión Ferroviaria, donde Matarazzo –Secretario de Finanzas del asesino Pedraza– se bajó del 40% para firmar un 23% amparado en la línea de Moyano. El ejemplo de la clase obrera boliviana, que por medio de los piquetes, las movilizaciones al poder político y la huelga general busca romper el techo salarial, es necesario propagarlo entre todos los trabajadores argentinos. Como TPR estamos abocados a esta tarea, y de hecho, nos encontramos desarrollando una campaña en este sentido, por el aumento de la canasta familiar más allá de los $4000, por ejemplo, entre los compañeros costureros, uno de los sectores más explotados de todo el país. Esta campaña la venimos desarrollando junto a luchadores bolivianos inmigrantes, que constituyen uno de los batallones más importantes del gremio textil argentino. 

Con esos compañeros, y con todas las organizaciones bolivianas de lucha de la Argentina, queremos desarrollar un debate a fondo: es imperioso defender la lucha de los trabajadores de Bolivia; por eso proponemos hacer un acto en el Consulado boliviano en defensa de las consignas que está levantando la huelga general indefinida. Y, en esta misma línea, más que nunca es necesario procesar una ruptura estratégica con el gobierno de Evo Morales y con el nacionalismo pequeñoburgués e indigenista.

Juan Marino y Lucas Malaspina

Por el Comité Central de la TPR

18 de abril de 2011

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