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martes, 23 de octubre de 2012

[ABAJO LAS ART] BLOQUEEMOS EL CONGRESO para IMPEDIR que SE VOTE la LEY ANTI-OBRERA DE CRISTINA - ABAJO las ART


BLOQUEEMOS EL CONGRESO para IMPEDIR que SE VOTE la LEY ANTI-OBRERA DE CRISTINA
ABAJO las ART

Para ver el material en youblisher:

La ley de riesgos de trabajo de Cristina es una ley al servicio de la Unión Industrial Argentina (UIA), las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART) y la burocracia sindical
Moyano y Micheli
no impulsan el paro para derrotar la ley del gobierno

El Frente de Izquierda tiene que proponer su propio proyecto de ley e impulsar una gran columna independiente de Moyano y Micheli el 24/10, integrada por las comisiones internas, cuerpos de delegados y sindicatos combativos, planteando la convocatoria a la HUELGA GENERAL y a un plan de lucha por:

No a la ley de Cristina // Derogación de la ley menemista de las ART // Defendemos el derecho de los trabajadores a abrirles causas a las empresas en la justicia laboral por los accidentes de trabajo // Por comisiones obreras de salubridad y seguridad laboral electas por los trabajadores, bajo control de la asamblea, para luchar contra la flexibilización y precarización laboral

Cristina presentó un proyecto de ley de riesgos de trabajo. ¿Quiénes fueron los primeros en aplaudir dicho proyecto de ley?

1. La Unión Industrial Argentina (UIA): “Luego de una semana polémica por la tensa discusión que se dio en Diputados, con pelea entre Hugo Moyano y Héctor Recalde incluida, la Unión Industrial Argentina ratificó su apoyo al proyecto enviado por el Ejecutivo. Por eso, Funes de Rioja (vice-presidente de la UIA) aseguró que mantendrán contactos con legisladores de la oposición para explicarles los beneficios de la nueva norma, que, afirmó, ‘termina con la industria del juicio’” (Infobae, 21/10).

2. La Unión de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo: “La gerente general de la Unión de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo, Mara Bettiol, celebró el proyecto modificatorio que rige la actividad, al señalar que se trata de ‘un paso importante’ para resolver uno de los ‘focos de litigiosidad’ existentes” (Télam, 20/9).

3. El sector de la burocracia sindical enrolado en la CGT-Alsina: “El consejo directivo de la Confederación General de Trabajo (CGT), que conduce el metalúrgico Antonio Caló, apoyó este miércoles el proyecto de ley de Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART) que se discute en el Parlamento nacional” (Télam, 7/10).

O sea, la ley de Cristina es la ley de la UIA, las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo, y la burocracia sindical de los gordos.

ELIMINAR LA DOBLE VÍA SIGNIFICA DEFENDER LAS GANANCIAS DE LOS CAPITALISTAS Y REFORZAR LA SUPEREXPLOTACIÓN LABORAL

¿Por qué la UIA, las ART y la burocracia kirchnerista apoyan el proyecto de Cristina?

“El principal cambio que introduce el proyecto anunciado ayer por Cristina a la ley de Riesgos del Trabajo es el que establece lo que se conoce como la ‘opción excluyente’ u ‘opción con renuncia’: el trabajador damnificado o sus familiares deberán elegir entre cobrar la indemnización de la ART o reclamar una reparación integral mayor en un juicio civil (…) El proyecto deroga así la llamada ‘doble vía’: la posibilidad actual de cobrar la indemnización tarifada de la ART y si el trabajador o los familiares la consideran insuficiente pueden reclamar un resarcimiento mayor en la justicia laboral (…) Otro cambio no menor es que se transfiere el reclamo judicial de un conflicto del trabajo del fuero laboral al fuero civil, que tiene resarcimientos inferiores y tiempos más largos de resolución” (Clarín, 20/9).

O sea que Cristina obliga a los trabajadores y sus familias a elegir entre un monto pautado previamente, siempre menor a lo que se consigue en los juicios en la justicia laboral, o a esperar años en la justicia civil a que se resuelva el juicio contra la empresa. Claramente es una extorsión, porque las familias no pueden estar años esperando a la indemnización luego de haber sufrido un accidente laboral, sobre todo en aquellos casos donde quien sufrió el accidente queda imposibilitado de seguir trabajando.

De esta forma, Cristina defiende los bolsillos de los capitalistas y su capacidad para seguir superexplotando a los trabajadores. Justamente, en la medida en que los capitalistas tengan un costo bajo a la hora de resarcir a los trabajadores por los accidentes, van a tener más margen para imponer condiciones flexibilizadas y precarizadas de trabajo.

LA LEY DE CRISTINA ARMA UN GRAN NEGOCIADO ENTRE LAS ART Y LA BUROCRACIA SINDICAL

A su vez, la ley anti-obrera de Cristina establece la creación de las ART-Mutuas: “el Gobierno decidió darle un mayor impulso a la asociación entre los sindicatos y las cámaras empresarias reglamentando aspectos claves de las ART-Mutuas. La firma del decreto habría sido un elemento que facilitó el apoyo de los sindicatos de la CGT oficialista al proyecto de ley que cambia en forma sustancial la ley de riesgos laborales. La Presidenta adelantó el miércoles que actividades como las del sector metalúrgico y de la construcción ‘tienen muy adelantada la constitución de estas ART mutuas’. En el sector se comenta que los empresarios metalúrgicos‚ agrupados en ADIMRA‚ y los sindicatos UOM y ASIMRA (agrupa a supervisores) serían los primeros en salir al ruedo. Un punto llamativo del decreto es el que especifica que las ART-Mutuas deberán ‘utilizar, de manera prioritaria y siempre que sea técnicamente posible, los servicios de obras sociales y efectores públicos de salud’ para proveer las prestaciones a los trabajadores accidentados” (Clarín, 21/9).

Las ART-Mutuas, por lo tanto, significan la asociación de la burocracia sindical con las ART, poniendo a las obras sociales al servicio de las aseguradoras. Se trata de una completa expropiación a los trabajadores, porque la burocracia está usando las obras sociales de los sindicatos para armar un negociado con aseguradoras que defienden los intereses de la patronal contra los obreros que sufren accidentes de trabajo producto de la superexplotación laboral.

CON LA LEY DE CRISTINA, LOS TRABAJADORES ESTATALES NO PUEDEN INICIARLE UNA CAUSA A SU PATRÓN POR LOS ACCIDENTES DE TRABAJO

Por otra parte, la ley de Cristina busca eximir al Estado de la responsabilidad por los accidentes que sufren los propios trabajadores estatales: “Uno de los puntos más controvertido es, tal como adelantó Clarín, el que limita la responsabilidad del Estado y los funcionarios al ámbito del derecho administrativo, excluyéndolos de la responsabilidad civil frente a terceros. Esto significa que si un empleado público sufriera un accidente de trabajo no podría reclamar en la Justicia el resarcimiento pleno del daño, por encima de la tarifa que fija la ley de Riesgos del Trabajo, como sí lo puede hacer un empleado del sector privado. Ahora, el artículo 1.764 del proyecto oficial plantea la inaplicabilidad de todas las disposiciones del título V del Código que se refieren a la responsabilidad civil al Estado tanto de manera directa como subsidiaria. Y esas conductas sólo serían juzgadas ‘en los limitados y estrechos ámbitos del poder administrador’” (Clarín, 30/7). De esta forma, Cristina reproduce el mismo planteo que había impuesto Menem en la ley que creó las ART, que eximía de la responsabilidad por los accidentes a toda la patronal.

LAS BUROCRACIAS DE MICHELI Y MOYANO NO IMPULSAN LA LUCHA PARA DERROTAR LA LEY ANTI-OBRERA DE CRISTINA

Frente a esta ley anti-obrera, Moyano y Micheli convocaron a una movilización al Congreso para el 24/10. Sin embargo, ninguno de ellos dos ha convocado al paro ni ha promovido asambleas en los lugares de trabajo para masificar la lucha contra la ley de Cristina. Inclusive, Micheli convoca a la marcha llamando a apoyar el proyecto de ley de De Gennaro, que no solamente no tiene chances de ser aprobado sino que, sobre todo, es un proyecto estatista, pro-capitalista y pro-burocracia sindical (ver recuadro). Esto demuestra que su planteo de impulsar el paro nacional no se ubica en función de desarrollar la lucha obrera por los reclamos de los trabajadores sino como una prenda de negociación a la hora de armar las listas electorales de la propia burocracia con los sojeros y distintos sectores de la derecha y el FAP.

QUE EL FRENTE DE IZQUIERDA ARME SU PROPIO PROYECTO DE LEY, E IMPULSE QUE LAS COMISIONES INTERNAS Y CUERPOS DE DELEGADOS LUCHEN POR EL PARO GENERAL CONTRA LA LEY DE CRISTINA Y POR COMISIONES OBRERAS DE SALUBRIDAD Y SEGURIDAD

En oposición a la burocracia, el Frente de Izquierda se tiene que poner a la cabeza de una gran movilización política del clasismo y los luchadores contra la ley de Cristina y por un planteo político propio frente a la cuestión de los accidentes y riesgos de trabajo. En ese sentido, hay que contraponerle a la ley de Cristina y a la ley de la burocracia, un proyecto de ley que derogue la ley menemista, defienda el derecho de los trabajadores a recurrir a la justicia laboral contra las empresas, y plantee la formación de comisiones obreras de salubridad y seguridad electas por los trabajadores y bajo control de las asambleas, que tengan la capacidad de parar la fábrica contra todas las manifestaciones de precarización y flexibilidad que son las causas de los accidentes de trabajo. Este proyecto de ley no tiene que ser otra cosa que un instrumento de agitación política para que las comisiones internas y los cuerpos de delegados fijen posición e intervengan luchando para derrotar la ley de Cristina y con un planteo político independiente. Hay que convocar asambleas en los lugares de trabajo y preparar con paros y medidas de lucha la huelga general contra el gobierno de Cristina por todos los reclamos de los trabajadores.

¿Qué son las ART que defiende Cristina?

Las Aseguradoras de Riesgos de Trabajo (ART) fueron creadas por la ley 24.557 de Menem, en 1995. Dicha ley crea un régimen a partir del cual, mediante un aporte patronal, cada empresa es eximida de afrontar las consecuencias de los accidentes laborales.

Antes de esta ley, la patronal era responsable de todos los daños que los trabajadores sufriesen en su horario laboral o durante el trayecto desde su lugar de trabajo y su domicilio, así como también, todos los gastos producidos a partir de esos daños. Ahora, la empresa aseguradora (ART) se responsabiliza de todas estas cuestiones. En esa línea, según el art. 39 de la ley de Menem, se establece que "las prestaciones que se disponen en la ley, eximen a los empleadores de la responsabilidad civil, frente a sus trabajadores y a los derecho habientes de éstos". Este artículo fue declarado inconstitucional en 2004, quedando habilitada la posibilidad de iniciarle un juicio a la empresa en la justicia laboral además de cobrar la miserable indemnización que establecen las ART. Se trató de una conquista, dado que las ART no solamente establecen indemnizaciones bajas, sino que además no cubren por lo menos la mitad de los casos de accidentes laborales: “el 46 por ciento de las acciones judiciales se inician por dolencias que no están listadas, básicamente hernias, lumbalgias y várices” (Página 12, 4/10). Esta conquista es la que Cristina pretende arrebatarnos con su nueva ley.

A su vez, la ley de Menem terminó con el hecho de que antes no había límite para las indemnizaciones laborales. En este momento, las aseguradoras fijan un monto para cada situación o accidente, y no pueden ser nunca mayores a éste.

Todo este régimen de las ART tiene el sentido de permitirle a la patronal imponer condiciones laborales de superexplotación contra los trabajadores. En la medida en que indemnizar a los trabajadores por los accidentes de trabajo sea más “barato” para la empresa que garantizar condiciones de trabajo dignas, la patronal va a mantener un régimen de precarización y flexibilización laboral. Por eso hay que acabar con el régimen de las ART, defender el derecho de los trabajadores a iniciar causas en la justicia laboral contra las empresas, e impulsar la organización obrera en los lugares de trabajo para luchar contra la flexibilización y precarización laboral, que son las verdaderas causas de los miles de accidentes de trabajo que ocurren en Argentina todos los años.

El proyecto de De Gennaro: contra el control obrero, a favor de la triple alianza entre los capitalistas, la burocracia y el Estado

Víctor De Gennaro, dirigente de la CTA Micheli y diputado por Unidad Popular (que integra el

 FAP), presentó un proyecto que plantea la derogación de la menemista Ley 24.557 sobre 

Riesgos de Trabajo (L.R.T.) sancionada en septiembre de 1995 y su sustitución por una 

reglamentación en materia de seguridad laboral. Busca canalizar la oposición obrera a la ley 

votada por los K que elimina la Doble Vía para satisfacer a la UIA -que hasta fuera criticado 

por el propio Verbitsky (ver nota). Y aunque no tiene ninguna posibilidad de ser aprobado, por 

la mayoría que los K aún conservan en ambas cámaras, su interés reside en que implicaría la 

eliminación de las ART, el negociado capitalista con la salud de los trabajadores.

Una iniciativa frente-populista de la CTA Micheli y el FAP con apoyos de la UCR e inspirada en la burocracia de la CGT en tiempos de la alianza de Moyano con los K

El proyecto está avalado también por Eduardo Santín y Luis Sacca, de la UCR, Claudia Parada, Liliana Parada, Nora Iturraspe y Antonio Riestra, de UP-FAP, Jorge Cardelli y Pino Solanas de Proyecto Sur, Fabián Peralta del GEN-FAP, Jorge Valinotto, del Frente Cívico-FAP, Ramona Pucheta del MIJD y Héctor Piemonte, de la CC-ARI. En los“Fundamentos”, además, De Gennaro nombra como parte de su inspiración un proyecto presentado por la CGT (cuando se encontraba unificada y Moyano era kirchnerista) en 2004 en forma extraparlamentaria. Esto lo caracteriza como una iniciativa frente-populista directamente vinculada al lanzamiento electoral de la burocracia michelista en la Plaza de Mayo el 10 de octubre, que apunta a desarrollar una alianza con la burocracia de Moyano proponiendo un “kirchnerismo sin Cristina”.

De Gennaro sostiene que el Estado que hoy es cómplice de las ART es el que va a inspeccionar la sanidad fabril y se opone al control obrero

En el articulado impulsado por De Gennaro, la “Oficina Nacional de Seguridad y Salud Laboral (ONSySL)”, órgano que clasifica las enfermedades laborales y fija las políticas preventivas, está sometida a la “jurisdicción del Ministerio de Trabajo”, es decir que no coloca en ningún momento la posibilidad de que siquiera haya mecanismos de fiscalización obrera a esos organismos que deben velar por la seguridad de los trabajadores. Esto aún cuando el Estado ya se ha demostrado como responsable de la asfixia a los reclamos contra los capitalistas.

De Gennaro quiere exportar el modelo de Binner con participación de la burocracia sindical que ya fracasó en Santa Fe

Asimismo, la “Comisión Nacional de Seguridad y Salud Laboral”, otro órgano que plantea este proyecto de ley, que sí tiene carácter tripartito, es de carácter sólo asesor, y es un modelo también incapaz de defender la salubridad obrera, pues en Santa Fe, donde se aplica este modelo, la participación de la burocracia sindical (ni la de las CGT ni la de las CTA), puede solucionar la cuestión que depende de la asamblea y la lucha.

“Delegados de prevención”: la propuesta de De Gennaro para estatizar de la iniciativa obrera frente a los atropellos contra la vida por parte de la patronal

A nivel de cada empresa De Gennaro propone la formación de “Comités de Prevención de Riesgos en el Trabajo”. Son órganos paritarios entre patronal y una figura creada especialmente llamada “delegado de prevención”, quien es “elegido por el voto directo y secreto de los trabajadores en el lugar de trabajo”. En estos órganos, por empezar, los empresarios tienen derecho a veto. Los delegados sindicales, a su vez, “participarán, con voz pero sin voto”. El proyecto de De Gennaro, por lo tanto, es una variante para ahogar la deliberación colectiva, paralelizar a los trabajadores que reclaman por los accidentes de trabajo, y terminar reventando su organización independiente.

Como se ve, en toda la línea de su proyecto no plantea de ninguna forma ni bajo ningún matiz que haya comisiones de seguridad e higiene y está en total oposición al control obrero.

Asimismo, De Gennaro categoriza cierto tipo de situaciones vividas en las fábricas o empresas como de “riesgo grave e inminente”. Según De Gennaro, bajo esta situación, los “delegados de prevención” son los que pueden paralizar las actividades en defensa de la salubridad obrera si consideran que sus compañeros se hayan en esa situación. Sin embargo, este mecanismo tiene que ser legitimado luego por el inspector, que depende del Ministerio de Trabajo.

O sea, que el proyecto de De Gennaro plantea la estatización de la iniciativa obrera frente a los atropellos contra la vida por parte de la patronal. Primero, porque no es la asamblea la autorizada a votar la medida, sino la mayoría de los “delegados de prevención”. Y luego, porque según dice el artículo “los trabajadores o sus representantes no podrán sufrir perjuicio alguno derivado de la adopción de las medidas a que se refieren los párrafos anteriores, a menos que hubieran obrado con dolo o negligencia grave”, lo cual implica que De Gennaro pretende legislar –a través de la categoría de “riesgo grave e inminente”- para impedir el derecho de los trabajadores a la huelga irrestricta.

Una confirmación del carácter estatista reaccionario del proyecto de Gennaro: la CTA de Micheli propone excluir a los uniformados de la seguridad laboral

El carácter estatista reaccionario del proyecto queda demostrado por una cuestión no menor que estuvo puesta en el tapete de la situación política de estas últimas semanas con toda la fuerza: la cuestión de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, que el proyecto de De Gennaro deja a merced de la super-explotación laboral, al plantear que “La presente Ley no será de aplicación” a los uniformados (Artículo 3, Ámbitos de aplicación).

El Banco de Seguros propuesto por De Gennaro: del “curro de las ART” al “curro”… del gobierno

¿Cómo pretende resolver la cuestión de la financiación de las indemnizaciones, De Gennaro, para “barrer con el curro de las ART” (latiguillo de De Gennaro)? En el artículo 61 de su proyecto, plantea que “La gestión de las prestaciones y demás acciones previstas en la presente Ley estará a cargo del Banco de Seguros de Accidentes de Trabajo y Enfermedades Laborales (BSATyEL)”.

Su directorio sería compuesto por 4 miembros del Estado, 4 por las cámaras empresariales y 4 por las organizaciones obreras: son dos miembros de la CTA y de la CGT (sin aclarar cómo se haría esa división), y por “uno (1) por la Unión Industrial Argentina, uno (1) por la Cámara Argentina de Comercio, uno (1) por la Cámara de la Construcción, y uno (1) por acuerdo de las organizaciones más representativas de la actividad rural” (¡sin animarse a plantear que está planteando excluir a la FAA de su aliado Buzzi, e integrar a la Sociedad Rural!). El presidente del Banco estaría designado por el gobierno.

Este Banco de Seguros, que expresa que toda la ley es una arquitectura destinada a forjar una triple alianza entre el Estado, los capitalistas y la burocracia sindical en contra del control obrero. Estaría financiado por el Presupuesto nacional. En cuanto a las empresas, aportarían al Banco de Seguros en la medida que se compruebe que estén infringiendo las normativas del proyecto, lo cual ya es como mínimo un dato peculiar.

El planteo de un Banco de Seguros en manos del Estado de De Gennaro está asociado a que la tabla que hoy confeccionan las ART para cada tipo de accidente o enfermedad la confeccione el gobierno. Sin embargo, por poner un ejemplo, hoy la ANSES, con los fondos de los jubilados en manos de Cristina, ya se niega a pagar aunque hay fallos de la Corte Suprema de Justicia que le ordenen hacerlo. O sea que el Banco de Seguros no es garantía de nada: al contrario, plantearía un hipótetico reforzamiento de la especulación oficial con los dineros destinados a salvaguardar las vidas de los obreros y sus familias. El carácter estatista del proyecto, por tanto, está lejos de conferirle algún tipo de progresividad. Peor aún, De Gennaro aclara sin ningún tapujo que “El P.E.N. se encuentra facultado para mejorar las prestaciones dinerarias establecidas en la presente Ley cuando las condiciones económicas financieras generales del sistema así lo permitan”, lo que es igual a decir, que subordina el bienestar de la clase obrera a los intereses capitalistas (la infamia de este artículo se hace más obvia pensamos que ocurriría si se votara en la Argentina del INDEK que presupuesta que se come con $6 por día).

Por todo esto, De Gennaro en ningún momento, hace referencia a un sentido reclamo de los trabajadores como la cuestión de “Elección por parte del trabajador entre las opciones de renta periódica o percepción de la indemnización en un pago” o “la restitución del aporte patronal destinado al seguro de vida de los trabajadores” (El trabajo en Argentina, Nº3, 2004, CENDA), con lo cual se coloca por detrás de las propuestas programáticas del CENDA dirigido por Axel Kicillof, hoy vice-ministro de Economía, cuando este todavía se animaba a criticar al kirchnerismo.

El proyecto de De Gennaro y el FAP no es una salida por izquierda en la lucha contra las ART

En conclusión, la forma de terminar con la ley de Menem, que el kirchnerismo durante todo este tiempo avaló, para “barrer con el curro de las ART”, no es impulsar el voto este proyecto, menos aún porque no está planteado que gane. Apoyarlo con la movilización es dar cheque en blanco al FAP, para que este desarrolle una alianza entre burocracia sindical los capitalistas y el Estado contra el control obrero, sin construir una verdadera oposición por izquierda a la ley votada por los K, que elimina la Doble Vía, como demostramos punto a punto.


En la 60, el subte, la carne, aeronáuticos y FATE

Organicemos las comisiones de salubridad y seguridad laboral

La 60, la carne, el subte, aeronáuticos y FATE son lugares de trabajo donde los compañeros vienen atravesando una experiencia de lucha contra las patronales, los gobiernos y los distintos sectores de la burocracia sindical. En todos esos lugares, los accidentes y riesgos laborales están a flor de piel, por lo que está absolutamente planteando impulsar las comisiones de salubridad y seguridad laboral para combatir la precarización y flexibilización, como parte de la lucha más general contra la ley de Cristina y el régimen de las ART.

En la 60, los compañeros sufren los mismos problemas que en el resto del transporte automotor: dedo cortado seguido de robo, agresión de pasajeros por el mal servicio, resbalón por grasa en el piso, aplastamiento de vértebras por la vibración del colectivo. Igual que en FATE, la empresa hace todo lo posible para que los trabajadores ni siquiera recurran a la ART, dado que son tantos los accidentes de trabajo que allí ocurren, que la empresa entraría en la categoría de “mayor riesgo” y tendría que pagarle más a la aseguradora. La clínica laboral de la 60 es ADS, que funciona como auditora de la ART. Si la ART rechaza el reclamo de un trabajador por un accidente, ADS no le justifica la enfermedad, por lo que la empresa se exime de seguir pagándole el sueldo al compañero mientras se tramite en la Superintendencia de Riesgos de Trabajo. La empresa utiliza esto para extorsionar al compañero para que acepte los vales y se endeude con la empresa. En el caso de que la SRT falle contra el compañero, tiene que volver a su puesto de trabajo (sin haber solucionado su problema de salud y sin indemnización) o afrontar el despido.

En el subte, la situación es desastrosa. La gran carga de trabajo de los revisadores de vías hace que los ritmos de trabajo vayan en desmedro de la seguridad de una tarea tan riesgosa; se ha destacado que el sistema de control centralizado de señales (PCO) no permite saber lo que efectivamente pasa en las líneas; empresas como Metrotel realizan la reparación del tendido de cables durante el horario de servicio de trenes; los Asistentes al pasajero realizan toda su jornada parados cuando se encuentra vigente el derecho a realizar este tipo de tareas de forma sentado desde la década del 30 (Ley de la silla); en el premetro no se cuenta con guardias por lo que se elevan los riesgos de accidente; se realiza el lavado de las formaciones con tensión. El compañero del subte, Diego Martínez, murió por electrocución pocos días después de la masacre de Once: estaba puliendo una de las manijas de las puertas con una maquina de soldar que tenia los tres cables pelados, mientras que el disyuntor del taller estaba roto.

En FATE, el régimen laboral es de 7 x 2, 7 x 2 y 7 x 3, lo que coarta cualquier rutina familiar regular e impone un ritmo laboral insoportable. Los compañeros sufren recurrentemente de hernias de disco (por el trabajo pesado), tendinits y epicondilitis (por el trabajo manual repetitivo) y problemas en las rodillas. La maquinaria vieja del sector trasero habilita numerosos accidentes laborales que no deberían ocurrir. E incluso las veces que la SRT le impuso a la empresa una multa por las malas condiciones laborales, la empresa no la pago con la complicidad del gobierno.

En Aeronáuticos, los compañeros sufren graves problemas auditivos por los ruidos fuertes de los aviones. En la Carne, son numerosas las denuncias de accidentes laborales por las precarias condiciones en que se encuentran los frigoríficos, y existen casos de brucelosis y tuberculosis no diagnosticados. Allí, a las condiciones de insalubridad e inseguridad propias de la actividad, (uso de herramientas afiladas, contacto con enfermedades como la brucelosis y tuberculosis, ambiente frío y húmedo, uso de fuerza en movimientos repetitivos, problemas psicológicos asociados a la matanza reiterada de los animales), se suman las del modo de organización de la producción (monotonía laboral y ritmo de trabajo). Como consecuencia, patologías obviamente vinculadas a la tarea no están descriptas como enfermedades profesionales y, por lo tanto, su atención, además del daño para los trabajadores y los días no trabajados para las empresas, queda por fuera de las responsabilidades de las ART.

Está absolutamente planteado organizar las comisiones obreras de salubridad y seguridad, independientes de la burocracia, electas por los trabajadores y bajo control de las asambleas.

Justicia por Diego Martínez
obrero del subte muerto 
por las malas condiciones de trabajo

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