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domingo, 2 de diciembre de 2012

[SEMANA MUNDIAL DE LUCHA CONTRA LOS AGROTÓXICOS] ¡FUERA MONSANTO!

Cristina, la derecha y el FAP son responsables de la sojización, los agrotóxicos y el capitalismo extractivista

¡FUERA MONSANTO!

La lucha por el ¡Fuera Monsanto! tiene que formar parte de la lucha por terminar con los agrotóxicos y el monocultivo sojero. Desde la TPR planteamos:
1.       Abajo el pacto Cristina-Monsanto y no a la modificación de la Ley de Semillas.
2.       Expropiación de los terratenientes, los pooles, los acopiadores y comercializadores de semillas.
3.       Expulsión del imperialismo sojero y reconversión de las empresas de agrotóxicospara industrializar el agro bajo control obrero y popular.
4.       Vamos por la nacionalización y centralización de la banca privada y estatal para impulsar este programa y no el pago de la deuda externa


La jornada de lucha contra Monsanto del 2D se inscribe en la “semana mundial de lucha contra los agrotóxicos”. Habrá jornadas en varias partes del país: La Plata, Rosario, las capitales de Tucumán, Salta y Entre Ríos y en Córdoba será en la capital, Capilla del Monte y Río cuarto. Esta iniciativa viene como continuación de la jornada del 17/09, que también fue impulsada por Occupy Monsanto.Se trata de una importante jornada de lucha que desde la TPR queremos impulsarcontra una de las principales empresas imperialistas ligadas al capitalismo extractivo que sostienen los K.

El capitalismo sojero en Argentina es apoyado por el kirchnerismo, la derecha y el FAP y se desarrolla primarizando y oligopolizando el agro argentino, generando una “agro-mineria” donde se condena a la agricultura a producir soja para alimentar a los cerdos y gallinas europeos y chinos.Finalmente, lo que queda en pie es la desertificacióndel país y la generación de un sinnúmero de enfermedades y muertes. Por eso, como TPR entendemos que la sojización (y todo lo que implica) se trata de una práctica contaminante que beneficia a un grupo de capitalistas como los Grobo, grandes especuladores como los acopiadores y a pulpos imperialistas como Monsanto a expensas de los trabajadores y el país entero. Por lo tanto, el negociado de la sojización debe ser combatido sin miramientos.

DECLARACIONES TEXTUALES DE CFK: “COMO AHORA HEMOS LOGRADO PATENTES PROPIAS, NOS HEMOS CONVERTIDO EN DEFENSORES DE LAS PATENTES” DESDE LA TPR DECIMOS: ¡ABAJO EL PACTO SOJERO CRISTINA-MONSANTO!

Por el contrario, el gobierno de Cristina (supuesto “anti-sojero” desde la 125) acaba de sellar un pacto con la empresa yanqui Monsanto, en su línea de asociación con el imperialismo, repitiendo la línea del pago de la deuda, de YPF, de la mega-minería y de su proyecto para Malvinas. Esto demuestra el agotamiento del kirchnerismo como una tentativa nacionalista burguesadado que en su ocaso tardío crecen sin parar sus pactos con la derecha y con el imperialismo. Cristina anunció la introducción de una variante de soja transgénica llamada “Intacta”, que desarrolló Monsanto junto con el Conicet. En una conferencia de prensa, por si alguien tenía alguna duda,Cristina dejó en claro su posición: “como ahora hemos logrado patentes propias, nos hemos convertido en defensores de las patentes” (http://www.youtube.com/watch?v=8Dqp1zld2KI).Cristina se asocia con el imperialismo para reforzar el carácter sojero, oligólico, primarizado y semi-colonial del capitalismo argentino y nos lo quiere presentar como una victoria nacional… de la mano del imperialismo yanqui. Peculiar anti-imperialismo, entonces, el de Cristina.

Monsanto, por su parte, viene armando un acuerdo privado con los principales productores (8.500 productores que concentran en sus mandos el 60% del área sembrada – o sea, con los señores de la soja) para que sólo se pueda acceder a la semilla pagándole regalías. Según sus planes, el poder de policía va a estar en los acopiadores quienes van a controlar el grano cuando los productores lo vayan a vender. Esto no sólo va generar un mercado de negro de soja no oficial sino que, fundamentalmente, muestra como la misma existencia de los acopiadores es un acto de usurpación de la soberanía política del país por parte de un puñado de capitalista. Estamos, por lo tanto, frente a un pacto del gobierno de Cristina con el sector más extranjerizante y pro-imperialista de los sojeros (grandes productores, pooles, acopiadores, semilleras). Evidentemente luego de fracasar en la “reconstrucción de la burguesía nacional” con la política de subsidios ahora, producto de la bancarrota capitalista, el kirchnerismo ha decidido meter ajuste y tarifazo para recostarse sobre la burguesía imperialista.

Esta ofensiva, a su vez, va de la mano con el proyecto del gobierno de modificar la ley de semillas, que implica prohibir volver a plantar con semillas de la cosecha anterior.Esto beneficia a las grandes compañías distribuidoras de semillas y al propio Monsanto: no por nada es apoyada por la Asociación de Semilleros Argentinos, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa y fue anunciada por Yahuar (Ministro de Agricultura) en el evento de Monsanto en que presentaba la soja “Intacta”.

Como se ve el gobierno K, muy lejos de luchar contra los sojeros, el imperialismo o la puta oligarquía, se asocia a ellos. La lógica del kirchnerismo es una: necesita más caja para reforzar su mando bonapartista en el marco de la crisis fiscal y el default. Por eso el Rodrigazo en marcha. Por eso la 125 no fue contra sojización del campo argentino sino para quitarle una parte de la renta y, dado que no pudo hacerlo, ahora decide asociarse con el imperialismo y lo más concentrado de la soja para lograr ese objetivo. “Si no puedes contra ellos, úneteles” dice el dicho. Desde la TPR, llamamos a la base popular que confía en el kirchnerismo a sacar las conclusiones: no se puede luchar contra los sojeros con un gobierno que pacta con Monsanto, los terratenientes y los acopiadores. Contra la derecha sojera, la salida es por izquierda. Desde la TPR decimos: ¡Abajo el pacto sojero Cristina-Monsanto!

¡FUERA MONSANTO DE CÓRDOBA! DE LA SOTA Y LA UCR SON RESPONSABLES DE LAS MUERTES POR FUMIGACIONES EN EL BARRIO ITUZAINGO

Por otra parte, este pacto con los sojeros se da después de que el Barrio Ituzaingo,en la Provincia de Córdoba,comprobara una vez más los efectos nefastos de la sojización: un 10% de la población padece cáncer y otros tantos tienen enfermedades congénitas o malformaciones producto de las fumigaciones a terrenos sojeros cercanos al Barrio, utilizando glifosato.

En el juicio que impulsaron los vecinos “la Fiscalía expresó que hasta 2010 en ese barrio se constataron 169 casos de cáncer y más de 30 muertes por esa enfermedad” (La Nación, 22/08). Las Madres de B° Ituzaingo vienen hace mas de 10 años movilizándose,denunciando la complicidad de la UCR y De La Sota en este mortal negociado sojero: han conquistado el saneamiento del barrio, la instalación de una unidad médica en el mismo y numerosas normativas que prohíben las fumigaciones en terrenos aledaños a zonas urbanas. Ante el reclamo popular, la FAA hizo oídos sordos y no participó de las multitudinarias movilizaciones y piquetes exigiendo el cese a las fumigaciones. Primo, una vez más, su defensa cerrada de los negociados capitalistas. Los juicios terminaron con condenas mínimas pero tipificando cómo delito a la contaminación por fumigación, lo cual puede ser un punto de apoyo para la lucha contra la soja en todo el país.

Desde este punto de vista, es fundamental la conclusión de que las fumigaciones con glifosato son un crimen y que a Monsanto y el glifosato no se lo puede cambiar para que sean “agrotóxicos o semillas transgénicas ecológicas” sino que hay que terminar con ellos de una buena vez. Por eso consideramos que los compañeros del PO se equivocan cuando plantean “Por la nacionalización de la producción de semillas y de los agrotóxicos bajo control de trabajadores y organizaciones defensoras del ambiente” (po.org.ar, 27/09) ya que, al igual que la mega-minería a cielo abierto, no es viable la incorporación de las industrias contaminantes en la perspectiva de un desarrollo socialista del agro al servicio de los trabajadores. La matriz sojera y pro mega-minería de la economía argentina son la expresión concentrada del carácter semi-colonial del capitalismo argentino, por lo tanto, un gobierno obrero sólo podría valerse de las mismas como una maniobra transitoria y desesperada. No se puede caer en el absurdo de reivindicar la creación de agrotóxicos o transgénicos “obreros y socialistas”. Por el contrario, un programa de transición debe partir de terminar con el glifosato y todas las prácticas productivas que contaminen y maten a los trabajadores y al propio país. Si el día de mañana – desarrollo tecnológico mediante – se lograse una forma no contaminante de las mismas podría volver a discutirse el tema pero, dadas las condiciones actuales, no se puede andar especulando con el tema. Los revolucionarios no queremos soja transgénica, glifosato y mega-minería “bajo control obrero y de las organizaciones defensoras del ambiente” sino acabar con esas formas de expoliación nacional y masacre social para abrir paso a una reorganización económica sobre nuevas bases sociales que termine con ellas en Argentina y el mundo entero. Ese es el sentido estratégicamente socialista y anti-imperialista que desde la TPR le damos a la lucha por el ¡Fuera Monsanto!  

Y, en segundo lugar, la pelea contra Monsanto en Malvinas Argentinas también golpea duramente al “relato kirchnerista” porque desnuda el carácter capitalista y sojero de todos los partidos patronales: sean la derecha, el FAP o la propia Cristina. De hecho, el martes 27 de noviembre luego de decenas de cortes, marchas, piquetes y volanteadas, los vecinos de Malvinas Argentinas se movilizaron a la sede del Consejo para exigir una consulta popular sobre la instalación de una nueva fábrica de Monsanto. Frente a esto, los concejales votaron en contra desoyendo el reclamo popular y dando vía libre a la instalación de la fábrica contaminante. En ese momento una patota de la UCR, fieles al intendente Arzani, atacó a los vecinos provocando graves heridos para defender este negociado entre Cristina, De la Sota y Monsanto. En esa misma línea, la lucha por expulsar a Monsanto es una lucha tanto contra el PJ, como contra la UCR y el kirchnerismo que plantea la necesidad de que el movimiento ambiental y de trabajaros rompa con los partidos patronales y se sume a la lucha por una salida por izquierda a la crisis nacional.

BINNER Y EL FAP DEFIENDEN A MONSANTO: “HAY QUE DESMITIFICAR SOBRE LA TOXICIDAD DE LAS FUMIGACIONES CON GLIFOSATO”

Por su parte Binner, quien pretende presentarse como una alternativa popular al kirchnerismo, se caracteriza por defender el negocio sojero. No es casualidad: Sante Fe no sólo es una de las principales zonas sojeras (donde no sólo se produce a más no poder sino que también tiene la principal industria de aceite de soja del mundo y los puertos que exportan la soja argentina y paraguaya), sino que el propio Binner participó de la inauguración de la fábrica de agrotóxicos de Dow en Puerto San Martín y planteó “hay que desmitificar sobre la toxicidad de las fumigaciones con glifosato” (La Capital, 25/22/2011). El doctor Binner, por lo tanto, se olvidó de su juramento hipocrático y sólo repite el libreto que le dan los sojeros.

Para colmo, Binner es el principal impulsor del pacto con la UCR de cara a las elecciones legislativas de 2013. O sea, quiere reforzar el carácter patronal y sojero del FAP. Para dar un ejemplo, la UCR-Tucumán ha presentado un proyecto de ley sobre la modificación de la Ley de Semillas en el que “por arriba de las 300 hectáreas y a partir del quinto año de la compra deben pagarse los derechos” (La Nación, 1/12). Lo cual no cuestiona el derecho de Monsanto a cobrar la patente y, en realidad, sólo implica un acuerdo temporal para hacer prevalecer los mismos intereses imperialistas con otros métodos.

Por eso, la militancia popular que se referencia en el FAP (y en especial los compañeros de Libres del Sur) tienen que sacar conclusiones y romper con el FAP de Binner que se dirige a todas luces hacia… un pacto con la UCR. Como decimos los militantes de la TPR “Si votás a Binner te sale un De la Rúa”. La única forma de luchar consecuentemente por el ¡Fuera Monsanto!, por lo tanto, es contra la UCR y contra el propio Binner.

FEDERACIÓN AGRARIA Y LIBRES DEL SUR: ¿FUERA MONSANTO O MONSANTO PARA TODOS?

Por otra parte, la Federación Agraria Argentina se declaró contra el proyecto del gobierno de modificar la Ley de Semillas y contra los acuerdos que firma Monsanto con los productores para garantizarse las regalías sobre la variedad de soja “Intacta”. Sin embargo, su oposición es con la orientación de permitir que los capitalistas puedan plantar la soja genéticamente modificada sin tener que pagar las patentes, es decir, que se oponen a Monsanto pero no a la sojización.

Su oposición al pacto Monsanto-Cristina se reduce a defender su interés capitalista estrecho con una política liberal. Buzzi no quiere echar a Monsanto sino establecer una especie de “Monsanto para todos” donde los pequeños y medianos capitalistas puedan beneficiarse de las últimas versiones de soja transgénica colaborando con los pooles de siembra en la sojización del país. Se trata de una utopía reaccionaria porque si no le pagan a Monsanto por las semillas ¿entonces quién? ¿el Estado? Eso implicaría subsidiar a Monsanto antes que combatirlo. Por lo tanto, la posibilidad de que la FAA forme parte de la lucha por el ¡Fuera Monsanto! es muy reducida ya que si bien la TPR votaría en el congreso en contra del pacto CFK-Monsanto y contra la ley de semillas (con lo cual se podría concebir un acuerdo restringido a esas dos cuestiones) acá lo central es que la posición de la FAA no supera su propio horizonte sojero y subordinado al gran capital: por eso no se suma a la lucha por echar a Monsanto (caso Córdoba) ni plantea una línea de expropiación de los acopiadores, pooles de siembra y terratenientes sojeros.

Por su parte, Libres del Sur tiene la misma contradicción y oscila entre ambas posiciones: mientras que participa de algunas jornadas de lucha (en Córdoba por ejemplo) y desarrolla una agitación por el ¡Fuera Monsanto!, publica en su página el comunicado del Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe, donde reclama “Que todos los productores puedan conservar, intercambiar y sembrar las semillas que deseen y establezcan sin ser presionados por las empresas, ni las instituciones del estado” (libresdelsur.org, 18/10), es decir, una defensa del capitalista desde un punto de vista liberal donde los pequeños y medianos sojeros puedan desarrollar su propio capitalismo sojero sin pagar la patente. Un absurdo total porque, se quiera o no, la semilla transgénica la sigue produciendo Monsanto. Acá de lo que se trata, por el contrario, es de romper con la lógica sojera y echar a Monsanto.

Por eso, con la soja, los pequeños productores no van a ningún lado más que a su propia fundición o a su completa transformación en pequeños rentistas parásitos. Por eso, la única solución real que tiene la pequeña burguesía rural es romper con el negociado sojero y sumarse a un proceso de reorganización social dirigido por la clase obrera.

PARA TERMINAR CON MONSANTO, LA SOJA TRANSGÉNICA Y EL GLIFOSATO: LA SALIDA ES POR IZQUIERDA

Desde la TPR, entendemos que la salida a la constante presión imperialista por terminar de reducir  a la Argentina en un país exportador de soja (y otros cultivos) transgénica no pasa por impulsar variantes de “Monsanto para todos” (como plantea la FAA y Libres del Sur) ni por tratar de “poner bajo control obrero a los agrotóxicos” (como plantea erradamente el PO) sino por desarrollar una lucha para expulsar a las empresas responsables de la degradación, primarización y contaminación del agro. Esa es la perspectiva política independiente que abre el ¡Fuera Monsanto!

Es a través de esta lucha que se puede abrir un camino reorganización social para la industrialización del agro sobre la base de la estatización de 8.500 dueños que representan al 60% del agro y están dispuestos a pagarle a Monsanto. También sería necesaria la estatización de los pooles, la nacionalización bajo control obrero y popular de los puertos, acopiadores y comercializadores y la reconversión de los cultivos para terminar con el monocultivo sojero. En esta misma línea, es necesario centralizar y nacionalizar la banca privada y estatal para impulsar este programa y no el pago de la deuda externa. Para terminar con la soja hay que terminar con el saqueo imperialista y el capitalismo mismo para dar paso a una transformación revolucionaria de la sociedad bajo la dirección de la clase obrera. Por lo tanto, la salida a la soja y Monsanto es por izquierda.

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