Cristina, la derecha y el FAP son
responsables de la sojización, los agrotóxicos y el capitalismo extractivista
¡FUERA MONSANTO!
La lucha por el
¡Fuera Monsanto! tiene que formar parte de la lucha por terminar con los
agrotóxicos y el monocultivo sojero. Desde la TPR planteamos:
1.
Abajo el pacto
Cristina-Monsanto y no a la modificación de la Ley de Semillas.
2.
Expropiación de los
terratenientes, los pooles, los acopiadores y comercializadores de semillas.
3.
Expulsión del
imperialismo sojero y reconversión de las empresas de agrotóxicospara industrializar
el agro bajo control obrero y popular.
4.
Vamos por la
nacionalización y centralización de la banca privada y estatal para impulsar
este programa y no el pago de la deuda externa
La jornada de
lucha contra Monsanto del 2D se inscribe en la “semana mundial de lucha contra
los agrotóxicos”. Habrá jornadas en varias partes del país: La Plata, Rosario,
las capitales de Tucumán, Salta y Entre Ríos y en Córdoba será en la capital,
Capilla del Monte y Río cuarto. Esta iniciativa viene como continuación de la
jornada del 17/09, que también fue impulsada por Occupy Monsanto.Se trata de una importante jornada de lucha que
desde la TPR queremos impulsarcontra una de las principales empresas
imperialistas ligadas al capitalismo extractivo que sostienen los K.
El capitalismo
sojero en Argentina es apoyado por el kirchnerismo, la derecha y el FAP y se
desarrolla primarizando y oligopolizando el agro argentino, generando una
“agro-mineria” donde se condena a la agricultura a producir soja para alimentar
a los cerdos y gallinas europeos y chinos.Finalmente, lo que queda en pie es la
desertificacióndel país y la generación de un sinnúmero de enfermedades y
muertes. Por eso, como TPR entendemos que la sojización (y todo lo que implica)
se trata de una práctica contaminante que beneficia a un grupo de capitalistas
como los Grobo, grandes especuladores como los acopiadores y a pulpos
imperialistas como Monsanto a expensas de los trabajadores y el país entero.
Por lo tanto, el negociado de la sojización debe ser combatido sin miramientos.
DECLARACIONES TEXTUALES DE CFK: “COMO AHORA HEMOS
LOGRADO PATENTES PROPIAS, NOS HEMOS CONVERTIDO EN DEFENSORES DE LAS PATENTES”
DESDE LA TPR DECIMOS: ¡ABAJO EL PACTO SOJERO CRISTINA-MONSANTO!
Por el
contrario, el gobierno de Cristina (supuesto “anti-sojero” desde la 125) acaba
de sellar un pacto con la empresa yanqui Monsanto, en su línea de asociación
con el imperialismo, repitiendo la línea del pago de la deuda, de YPF, de la
mega-minería y de su proyecto para Malvinas. Esto demuestra el agotamiento del
kirchnerismo como una tentativa nacionalista burguesadado que en su ocaso tardío
crecen sin parar sus pactos con la derecha y con el imperialismo. Cristina
anunció la introducción de una variante de soja transgénica llamada “Intacta”,
que desarrolló Monsanto junto con el Conicet. En una conferencia de prensa, por
si alguien tenía alguna duda,Cristina dejó en claro su posición: “como ahora
hemos logrado patentes propias, nos hemos convertido en defensores de las
patentes” (http://www.youtube.com/watch?v=8Dqp1zld2KI).Cristina
se asocia con el imperialismo para reforzar el carácter sojero, oligólico,
primarizado y semi-colonial del capitalismo argentino y nos lo quiere presentar
como una victoria nacional… de la mano del imperialismo yanqui. Peculiar
anti-imperialismo, entonces, el de Cristina.
Monsanto, por su
parte, viene armando un acuerdo privado con los principales productores (8.500
productores que concentran en sus mandos el 60% del área sembrada – o sea, con
los señores de la soja) para que sólo se pueda acceder a la semilla pagándole
regalías. Según sus planes, el poder de policía va a estar en los acopiadores
quienes van a controlar el grano cuando los productores lo vayan a vender. Esto
no sólo va generar un mercado de negro de soja no oficial sino que,
fundamentalmente, muestra como la misma existencia de los acopiadores es un
acto de usurpación de la soberanía política del país por parte de un puñado de
capitalista. Estamos, por lo tanto, frente a un pacto del gobierno de Cristina
con el sector más extranjerizante y pro-imperialista de los sojeros (grandes
productores, pooles, acopiadores, semilleras). Evidentemente luego de fracasar
en la “reconstrucción de la burguesía nacional” con la política de subsidios
ahora, producto de la bancarrota capitalista, el kirchnerismo ha decidido meter
ajuste y tarifazo para recostarse sobre la burguesía imperialista.
Esta ofensiva, a
su vez, va de la mano con el proyecto del gobierno de modificar la ley de
semillas, que implica prohibir volver a plantar con semillas de la cosecha
anterior.Esto beneficia a las grandes compañías distribuidoras de semillas y al
propio Monsanto: no por nada es apoyada por la Asociación de Semilleros
Argentinos, la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa y fue
anunciada por Yahuar (Ministro de Agricultura) en el evento de Monsanto en que
presentaba la soja “Intacta”.
Como se ve el
gobierno K, muy lejos de luchar contra los sojeros, el imperialismo o la puta
oligarquía, se asocia a ellos. La lógica del kirchnerismo es una: necesita más
caja para reforzar su mando bonapartista en el marco de la crisis fiscal y el
default. Por eso el Rodrigazo en marcha. Por eso la 125 no fue contra sojización
del campo argentino sino para quitarle una parte de la renta y, dado que no
pudo hacerlo, ahora decide asociarse con el imperialismo y lo más concentrado
de la soja para lograr ese objetivo. “Si no puedes contra ellos, úneteles” dice
el dicho. Desde la TPR, llamamos a la base popular que confía en el kirchnerismo
a sacar las conclusiones: no se puede luchar contra los sojeros con un gobierno
que pacta con Monsanto, los terratenientes y los acopiadores. Contra la derecha
sojera, la salida es por izquierda. Desde la TPR decimos: ¡Abajo el pacto
sojero Cristina-Monsanto!
¡FUERA MONSANTO DE CÓRDOBA! DE LA SOTA Y LA UCR SON
RESPONSABLES DE LAS MUERTES POR FUMIGACIONES EN EL BARRIO ITUZAINGO
Por otra parte,
este pacto con los sojeros se da después de que el Barrio Ituzaingo,en la Provincia
de Córdoba,comprobara una vez más los efectos nefastos de la sojización: un 10%
de la población padece cáncer y otros tantos tienen enfermedades congénitas o
malformaciones producto de las fumigaciones a terrenos sojeros cercanos al
Barrio, utilizando glifosato.
En el juicio que
impulsaron los vecinos “la Fiscalía expresó que hasta 2010 en ese barrio se
constataron 169 casos de cáncer y más de 30 muertes por esa enfermedad” (La Nación, 22/08). Las Madres de B°
Ituzaingo vienen hace mas de 10 años movilizándose,denunciando la complicidad
de la UCR y De La Sota en este mortal negociado sojero: han conquistado el
saneamiento del barrio, la instalación de una unidad médica en el mismo y
numerosas normativas que prohíben las fumigaciones en terrenos aledaños a zonas
urbanas. Ante el reclamo popular, la FAA hizo oídos sordos y no participó de
las multitudinarias movilizaciones y piquetes exigiendo el cese a las
fumigaciones. Primo, una vez más, su defensa cerrada de los negociados
capitalistas. Los juicios terminaron con condenas mínimas pero tipificando cómo
delito a la contaminación por fumigación, lo cual puede ser un punto de apoyo
para la lucha contra la soja en todo el país.
Desde este punto
de vista, es fundamental la conclusión de que las fumigaciones con glifosato
son un crimen y que a Monsanto y el glifosato no se lo puede cambiar para que
sean “agrotóxicos o semillas transgénicas ecológicas” sino que hay que terminar
con ellos de una buena vez. Por eso consideramos que los compañeros del PO se
equivocan cuando plantean “Por la nacionalización de la producción de semillas y
de los agrotóxicos bajo control de trabajadores y organizaciones defensoras del
ambiente” (po.org.ar, 27/09) ya que, al igual que la mega-minería a cielo
abierto, no es viable la incorporación de las industrias contaminantes en la
perspectiva de un desarrollo socialista del agro al servicio de los
trabajadores. La matriz sojera y pro mega-minería de la economía argentina son
la expresión concentrada del carácter semi-colonial del capitalismo argentino,
por lo tanto, un gobierno obrero sólo podría valerse de las mismas como una
maniobra transitoria y desesperada. No se puede caer en el absurdo de
reivindicar la creación de agrotóxicos o transgénicos “obreros y socialistas”.
Por el contrario, un programa de transición debe partir de terminar con el
glifosato y todas las prácticas productivas que contaminen y maten a los
trabajadores y al propio país. Si el día de mañana – desarrollo tecnológico
mediante – se lograse una forma no contaminante de las mismas podría volver a
discutirse el tema pero, dadas las condiciones actuales, no se puede andar
especulando con el tema. Los revolucionarios no queremos soja transgénica,
glifosato y mega-minería “bajo control obrero y de las organizaciones
defensoras del ambiente” sino acabar con esas formas de expoliación nacional y
masacre social para abrir paso a una reorganización económica sobre nuevas
bases sociales que termine con ellas en Argentina y el mundo entero. Ese es el
sentido estratégicamente socialista y anti-imperialista que desde la TPR le
damos a la lucha por el ¡Fuera Monsanto!
Y, en segundo
lugar, la pelea contra Monsanto en Malvinas Argentinas también golpea duramente
al “relato kirchnerista” porque desnuda el carácter capitalista y sojero de
todos los partidos patronales: sean la derecha, el FAP o la propia Cristina. De
hecho, el martes 27 de noviembre luego de decenas de cortes, marchas, piquetes
y volanteadas, los vecinos de Malvinas Argentinas se movilizaron a la sede del
Consejo para exigir una consulta popular sobre la instalación de una nueva
fábrica de Monsanto. Frente a esto, los concejales votaron en contra desoyendo
el reclamo popular y dando vía libre a la instalación de la fábrica
contaminante. En ese momento una patota de la UCR, fieles al intendente Arzani,
atacó a los vecinos provocando graves heridos para defender este negociado
entre Cristina, De la Sota y Monsanto. En esa misma línea, la lucha por
expulsar a Monsanto es una lucha tanto contra el PJ, como contra la UCR y el
kirchnerismo que plantea la necesidad de que el movimiento ambiental y de
trabajaros rompa con los partidos patronales y se sume a la lucha por una
salida por izquierda a la crisis nacional.
BINNER Y EL FAP DEFIENDEN A MONSANTO: “HAY
QUE DESMITIFICAR SOBRE LA TOXICIDAD DE LAS FUMIGACIONES
CON GLIFOSATO”
Por su parte
Binner, quien pretende presentarse como una alternativa popular al
kirchnerismo, se caracteriza por defender el negocio sojero. No es casualidad:
Sante Fe no sólo es una de las principales zonas sojeras (donde no sólo se
produce a más no poder sino que también tiene la principal industria de aceite
de soja del mundo y los puertos que exportan la soja argentina y paraguaya),
sino que el propio Binner participó de la inauguración de la fábrica de
agrotóxicos de Dow en Puerto San Martín y planteó “hay
que desmitificar sobre la toxicidad de las fumigaciones
con glifosato” (La Capital, 25/22/2011). El doctor Binner, por lo tanto,
se olvidó de su juramento hipocrático y sólo repite el libreto que le dan los
sojeros.
Para colmo,
Binner es el principal impulsor del pacto con la UCR de cara a las elecciones
legislativas de 2013. O sea, quiere reforzar el carácter patronal y sojero del
FAP. Para dar un ejemplo, la UCR-Tucumán ha presentado un proyecto de ley sobre
la modificación de la Ley de Semillas en el que “por arriba de las 300
hectáreas y a partir del quinto año de la compra deben pagarse los derechos” (La Nación, 1/12). Lo cual no cuestiona
el derecho de Monsanto a cobrar la patente y, en realidad, sólo implica un
acuerdo temporal para hacer prevalecer los mismos intereses imperialistas con
otros métodos.
Por eso, la
militancia popular que se referencia en el FAP (y en especial los compañeros de
Libres del Sur) tienen que sacar conclusiones y romper con el FAP de Binner que
se dirige a todas luces hacia… un pacto con la UCR. Como decimos los militantes
de la TPR “Si votás a Binner te sale un De la Rúa”. La única forma de luchar
consecuentemente por el ¡Fuera Monsanto!, por lo tanto, es contra la UCR y
contra el propio Binner.
FEDERACIÓN AGRARIA Y LIBRES DEL SUR: ¿FUERA MONSANTO O
MONSANTO PARA TODOS?
Por otra parte,
la Federación Agraria Argentina se declaró contra el proyecto del gobierno de
modificar la Ley de Semillas y contra los acuerdos que firma Monsanto con los
productores para garantizarse las regalías sobre la variedad de soja “Intacta”.
Sin embargo, su oposición es con la orientación de permitir que los
capitalistas puedan plantar la soja genéticamente modificada sin tener que
pagar las patentes, es decir, que se oponen a Monsanto pero no a la sojización.
Su oposición al
pacto Monsanto-Cristina se reduce a defender su interés capitalista estrecho con
una política liberal. Buzzi no quiere echar a Monsanto sino establecer una
especie de “Monsanto para todos” donde los pequeños y medianos capitalistas
puedan beneficiarse de las últimas versiones de soja transgénica colaborando
con los pooles de siembra en la sojización del país. Se trata de una utopía
reaccionaria porque si no le pagan a Monsanto por las semillas ¿entonces quién?
¿el Estado? Eso implicaría subsidiar a Monsanto antes que combatirlo. Por lo
tanto, la posibilidad de que la FAA forme parte de la lucha por el ¡Fuera
Monsanto! es muy reducida ya que si bien la TPR votaría en el congreso en
contra del pacto CFK-Monsanto y contra la ley de semillas (con lo cual se
podría concebir un acuerdo restringido a esas dos cuestiones) acá lo central es
que la posición de la FAA no supera su propio horizonte sojero y subordinado al
gran capital: por eso no se suma a la lucha por echar a Monsanto (caso Córdoba)
ni plantea una línea de expropiación de los acopiadores, pooles de siembra y
terratenientes sojeros.
Por su parte,
Libres del Sur tiene la misma contradicción y oscila entre ambas posiciones:
mientras que participa de algunas jornadas de lucha (en Córdoba por ejemplo) y
desarrolla una agitación por el ¡Fuera Monsanto!, publica en su página el
comunicado del Movimiento Agroecológico de América Latina y el Caribe, donde
reclama “Que todos los productores puedan conservar, intercambiar y sembrar las
semillas que deseen y establezcan sin ser presionados por las empresas, ni las
instituciones del estado” (libresdelsur.org, 18/10), es decir, una defensa del
capitalista desde un punto de vista liberal donde los pequeños y medianos sojeros
puedan desarrollar su propio capitalismo sojero sin pagar la patente. Un
absurdo total porque, se quiera o no, la semilla transgénica la sigue
produciendo Monsanto. Acá de lo que se trata, por el contrario, es de romper
con la lógica sojera y echar a Monsanto.
Por eso, con la
soja, los pequeños productores no van a ningún lado más que a su propia
fundición o a su completa transformación en pequeños rentistas parásitos. Por
eso, la única solución real que tiene la pequeña burguesía rural es romper con
el negociado sojero y sumarse a un proceso de reorganización social dirigido
por la clase obrera.
PARA TERMINAR CON MONSANTO, LA SOJA TRANSGÉNICA Y EL
GLIFOSATO: LA SALIDA ES POR IZQUIERDA
Desde la TPR,
entendemos que la salida a la constante presión imperialista por terminar de
reducir a la Argentina en un país
exportador de soja (y otros cultivos) transgénica no pasa por impulsar
variantes de “Monsanto para todos” (como plantea la FAA y Libres del Sur) ni
por tratar de “poner bajo control obrero a los agrotóxicos” (como plantea erradamente
el PO) sino por desarrollar una lucha para expulsar a las empresas responsables
de la degradación, primarización y contaminación del agro. Esa es la
perspectiva política independiente que abre el ¡Fuera Monsanto!
Es a través de
esta lucha que se puede abrir un camino reorganización social para la
industrialización del agro sobre la base de la estatización de 8.500 dueños que
representan al 60% del agro y están dispuestos a pagarle a Monsanto. También
sería necesaria la estatización de los pooles, la nacionalización bajo control obrero y popular de los puertos, acopiadores y
comercializadores y la reconversión de los cultivos para terminar con el
monocultivo sojero. En esta misma línea, es necesario centralizar y
nacionalizar la banca privada y estatal para impulsar este programa y no el
pago de la deuda externa. Para terminar con la soja hay que terminar con el
saqueo imperialista y el capitalismo mismo para dar paso a una transformación
revolucionaria de la sociedad bajo la dirección de la clase obrera. Por lo
tanto, la salida a la soja y Monsanto es por izquierda.
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