CAMPAÑA DE SOLIDARIDAD CONTRA EL DESPIDO DE GERRY DOWNING (CHÓFER BRITÁNICO)
Por la reincorporación del
camarada Downing, chofer de ómnibus, despedido por persecución política de la
empresa Metroline
Gerry Downing, dirigente de
Socialist Fight (agrupamiento miembro de la CLQI, de la cual forma parte la LC
brasileña y la TMB argentina) y presidente del agrupamiento sindical Grass
Roots Left (Izquierda de Base) fue despedido sumariamente el martes 12 de marzo
por la empresa de ómnibus Metroline, a partir de una acusación espuria de
“comportamiento inapropiado para con un pasajero mientras conducía la línea
210”.
El despido tiene claros motivos
políticos y ocurrió durante la campaña electoral por Jerry Hicks (candidato de
la oposición de izquierda) para secretario general del sindicato Unite (la
mayor federación sindical británica). Este ataque es la continuación de una
acusación difamatoria promovida desde la actual dirección del sindicato contra
Gerry y contra Weekly Worker (jornal mensual del Partido Comunista de Gran
Bretaña). La acusación difamatoria partió de una subsede del sindicato,
dirigida por Wayne King, director industrial de la federación, contra una carta
de Gerry en la que defendía a un trabajador de ómnibus que había sido despedido
el 12 de enero de 2012: Abdul Mohsin Omer.
Su carta al Secretario General y
al Consejo Ejecutivo enviada el 30 de diciembre permanece sin respuesta.
Gerry ha sido también una piedra
en el zapato de la patronal de Metroline durante más de dos décadas, como lo
explica en su defensa:
“Este salto en calidad con el
ataque en cuestión no puede ser separado de mi historia anterior contra
Metroline- me han despedido dos veces por Metroline en el pasado y,
posteriormente, re-empleado por la misma debido a la compra de pequeñas
empresas de ómnibus en las que trabajé por Metroline. Primero fue el caso de
West Periperi, donde fui injustamente acusado por racismo, acusación que fue
abandonada sin explicación. Enseguida, fui nuevamente acusado, pero no
despedido. Hubo también una acusación de un asalto contra Rep Lamont Jackson,
que resultó ser falso porque yo había sido víctima. El asunto fue abandonado
sin hacer ninguna acción adicional por el Gerente Sampandia Willesden. Luego
fui acusado de distribuir panfletos en Cricklewood, acusación contra la que iba
a apelar y que posteriormente fue anulada”.
Esta dimisión también debe ser
vista en el contexto de un gran aumento de los despidos en Metroline como
consecuencia de la introducción de nuevos contratos terribles en enero de 2012.
Se intenta economizar, despidiendo un “conductor senior”, con costos y derechos
laborales relativamente buenos para sustituirlo por un nuevo conductor con
costos y derechos muy inferiores. Un ejemplo de esto fue el reciente despido de
una conductora hindú por tres accidentes menores con un espejo retrovisor.
Dicha conductora contaba con veinte años de servicio prestado a Metroline.
Oscar Álvarez, miembro de la IWW (Industrial Workers of the World, agrupamiento
internacional del sindicalismo autogestionario) que trabajaba en el garaje
Periperi de Metroline, también fue recientemente despedido por una acusación
semejante después de chocar su autobús con un auto cuyo conductor admitió hacer
sido él quien chocó el ómnibus manejado por Álvarez, provocando el accidente.
La condena de Gerry estuvo prácticamente predeterminada por un
proceso disciplinario que incluyó una carta del jefe del garaje, Leroy Webley,
en respuesta a una de las dos demandas de un pasajero sobre un incidente que
tuvo lugar en la línea de ómnibus 210 el 15 de febrero.
La repuesta de Webley al reclamo
del pasajero decía: “Así, los conductores deben comportarse de una manera
educada y profesional en todo momento. No actuamos bien en esta ocasión y
pedimos disculpas por cualquier trastorno/sufrimiento que usted haya padecido
como resultado de la mala atención brindada por el conductor”.
12 días antes, Gerry se encargó de presentar su versión de
los acontecimientos:
Este es el relato de Gerry en el proceso:
"La audiencia duró casi ocho
horas y tres casos disciplinarios también programados para ese día tuvieron que
posponerse porque el señor Hill estaba experimentando dificultades
considerables para justificar mi despido. Pasó casi una hora y media de
consulta al gerente del Garage, Leroy Webley, para entregar el veredicto seis
horas después y más de una hora después del horario en que ambos deberíamos
haber estado en casa.
“Ridículamente, el juez quería
saber si yo estaba estresado porque un niño mentalmente enfermo había estado
gritando dentro del autobús durante media hora, realizando un viaje tanto de
ida como de vuelta al Hospital Whittington en Archway, o si yo estaba
preocupado por la seguridad del niño. Yo había dicho que esta era mi última
preocupación, pero fue en vano y él insistió en que había actuado a causa de la
tensión de la situación y los problemas de mi casa (mi pareja está a punto de
someterse a una operación de gran envergadura para el cáncer de garganta) y no
tuve preocupaciones legítimas sobre la seguridad del niño. También rechazó mi
llamado a que entienda que el estrés perjudica la salud y la seguridad, lo que
puede llevar al conductor a cometer un accidente.
“Yo no era consciente de la
relación entre el niño y el adulto, y al final de la audiencia, el gerente
admitió que si el hombre que acompañaba al niño era un educador y no el padre,
el hecho de que cubriera continuamente la boca del niño y lo envolviera con un
cobertor muy apretado, constituiría en sí mismo un abuso. Por lo tanto, no equivaldría
a abusar con independencia de la relación que no explicó.
“Antes de la conclusión de la
audiencia, mientras aguardaba el veredicto, otro conductor de la línea 210 vino
y me contó que había tenido el mismo hombre en su autobús un par de semanas
antes y había gritado la misma manera. Él dijo que estaba claro que el niño
estaba mentalmente enfermo y necesitaba la asistencia necesaria. En su caso,
después de tres paradas en esa tensión detuvo el autobús y llamó a un taxi
preguntando si el hombre prefería llamar a una ambulancia para el chico. El
hombre dijo: 'No, no, no, el niño está molesto’.
“Dijo que la seguridad del niño
parecía estar en peligro y parecía que estaba siendo maltratado por los
hombres. El conductor reportó el hecho en detalle y estaba dispuesto a mostrar
esas pruebas en la audiencia, pero el director se negó a escucharlo y dijo que
el caso estaba cerrado. El otro conductor estaba dispuesto a presentar su
testimonio como un recurso.
“Todo estaba claro, hasta mi
lenguaje corporal y el tono de voz que usaba cuando hice dos preguntas para el
hombre. Pero este tratamiento fue considerado tan grosero y ofensivo que tenía
que ser despedido de inmediato para proteger al público.
En cualquier situación, conducir
un autobús es un trabajo muy estresante. El 15 de febrero fue menos de una
semana antes de que mi pareja se enfrentara a una importante operación para
extirparle un cáncer de la garganta. Esto ocurrió el 21/02. El proceso de
operación consume al día y los médicos nos dijeron que sus posibilidades de
supervivencia eran sólo del 30%. Se hizo casi imposible continuar manejando con
esa intensidad de gritos en el interior del autobús. Esto podría haber causado
un accidente a mí, y yo no era consciente de cuánto tiempo podría durar, quizás
hasta el final en Brent Cross. Yo no podría haber continuado conduciendo mucho
más bajo la presión y el hecho de que el niño necesitaba ayuda urgente, por lo
que confronté al hombre que claramente no buscaba atención médica para el niño
tan pronto como sea posible – venía del Hospital de Whittington y había pasado
delante de la clínica médica Pit Almington en el camino a Finsbury Park. Y, sin
embargo, sólo estoy especulando que cuando salió de la carretera Pit Almington
era para llevar al niño a una clínica médica, pero se habría perdido en el
viaje porque estaba distraído. Nunca en el pasado, he sido declarado culpable
de cualquier conducta inapropiada para los pasajeros”.
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