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sábado, 9 de agosto de 2014

[LEAR] CONTRA LA AMENAZA DE CIERRE, LLAMAMOS A OCUPAR

“Portavoces de Lear dijeron que cerrará de manera definitiva la planta de Tigre si persisten los hechos de violencia” (El Cronista, 8/8)

CONTRA LA AMENAZA DE CIERRE,
LLAMAMOS A OCUPAR

Ocupación de toda fábrica que suspenda, despida o cierre

La patronal ha salido a amenazar con el cierre definitivo de la planta de Pacheco, luego de establecer un lock-out de 15 días. “Portavoces (de Lear) dijeron que la compañía, que tiene también una fábrica en el partido bonaerense de Escobar y otra en la provincia de Córdoba, “cerrará de manera definitiva la planta de Tigre si persisten los hechos de violencia en torno al establecimiento” (El Cronista, 8/8). “La autopartista estadounidense Lear suspendió a sus 450 empleados y cerró por quince días la planta en la localidad bonaerense de General Pacheco, luego de advertir que bajaría definitivamente sus persianas si las protestas y reclamos de los operarios despedidos no cesan” (Ámbito Financiero, 7/8).

LA EMPRESA Y LA BUROCRACIA NO QUIEREN NEGOCIAR: ESTÁN DECIDIDOS A BARRER A LOS LUCHADORES

La orientación de la empresa no es llegar a ningún tipo de acuerdo con los trabajadores en lucha, sino todo lo contrario: “la empresa mandó cartas a la ministra de Industria, Débora Giorgi, y su par de Trabajo, Carlos Tomada, pidiendo un adoctrinamiento de los sindicalistas” (El Cronista, 8/8). Replican el método de Tomada y Pedraza luego del asesinato de Mariano Ferreyra, cuando se fijaron como objetivo “adoctrinar” a los tercerizados que peleaban por el pase a planta permanente. No hay que olvidar el audio donde la burocracia de Pignanelli ya había dicho que, si ellos no dirigían la planta, iban a cerrar la fábrica. Están decididos a derrotar la lucha por la reincorporación de los delegados y de todos los despedidos, y si es necesario, cerrar la planta para lograrlo. Queda claro que el objetivo de la patronal y la burocracia era, desde un primer momento, hacer todo lo necesario para barrer a los luchadores de Lear. Tal fue el sentido de la reunión de la Confederación de Sindicatos Industriales donde el kirchnerista Pignanelli, junto al massista Roberti, se pusieron de acuerdo para combatir lo que ellos llaman “infiltración de la izquierda” en los sindicatos.

EL GOBIERNO DE CRISTINA: CON LA PATRONAL Y PIGNANELLI, CONTRA LOS LUCHADORES

El kirchnerismo busca legitimar la política de la empresa. La agencia de noticias oficial, Télam, publicó un comunicado trucho titulado “trabajadores de Lear piden ingresar a la planta y rechazan el amedrentamiento de partidos de izquierda”, responsabilizando a los luchadores por la suspensión de 15 días y deslegitimando la lucha en curso. El propio Tomada declaró que “algunos prefieren optar por el camino de los acuerdos y las negociaciones, y, otros, por un camino de confrontación y profundización de las medidas (...) lo que está ocurriendo es que la empresa ha cerrado para ver si se pueden enfriar las situaciones y actitudes (...) el sindicato consiguió que le paguen a los trabajadores en este período” (Télam, 8/8). Embellece a la empresa y la burocracia, y ataca a los despedidos en lucha. No hay que olvidar que, el mismo día que Tomada hacía estas declaraciones, Capitanich atacaba al PO en conferencia de prensa responsabilizándolo por el cierre de Lear y diciendo que la izquierda “defiende los intereses de la patronal”. A esto hay que sumarle, desde ya, la militarización de la planta y la política de represión a los piquetes y caravanas ejercida por la Gendarmería y la Bonaerense. Como se ve, es el gobierno de Cristina el que defiende los intereses de la patronal. Por eso, resulta una tomada de pelo que el Ministerio de Trabajo haga entrar a los delegados a la planta cuando la planta ya no está funcionando y, por lo tanto, no puedan ejercer de hecho su rol de delegados. El kirchnerismo no ha movido un pelo ante las amenazas de cierre y, por el contrario, ha saludado el lock-out. Son cómplices del cierre.

SE PROFUNDIZA LA CRISIS DE LAS AUTOPARTISTAS. LAS AUTOMOTRICES REEMPLAZAN A LOS PROVEEDORES. LA AMENAZA DE CIERRE ES REAL.

La respuesta a la amenaza de cierre debe ser la ocupación. El lock-out y potencial cierre tienen su fundamento en la crisis de la industria automotriz y la política de las patronales automotrices. Porque no se trata solamente de la profunda recesión que ha generado una caída estrepitosa en las ventas de autos, tanto en el mercado interno como en la exportación, sino también por la decisión de Ford, por ejemplo, de garantizarse su abastecimiento por medio de la importación de las autopartes: “Enrique Alemañy, presidente de la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA) expresó que ‘para las terminales automotrices es necesario contar con una buena base de proveedores fuertes que operen en un contexto previsible. En el caso donde se han generado o existen conflictos, es fundamental trabajar para asegurar que las compañías sean viables y mantener las fuentes de trabajo a lo largo del tiempo, evitando que reclamos individuales estén por encima de los colectivos, en sintonía con lo promovido por el Ministerio de Industria y la representación gremial del sector automotor a la fecha. Hay que defender el interés general para no comprometer el futuro de las compañías, evitando de esa manera que se pudiesen ver afectadas las inversiones y el empleo futuro’” (La Nación, 8/8). Palabras más, palabras menos, la patronal automotriz está diciendo que si los trabajadores de las autopartistas que los proveen luchan, buscan otros proveedores y se acabó. Es este uno de los fundamentos que llevan a la patronal de Lear a amenazar con el cierre.

A su vez, también hay que tener presente que la tendencia de conjunto de la industria autopartista es declinante: “pero el caso de Lear se enmarca en una crisis generalizada que está viviendo el sector consecuencia de una caída en la demanda de parte de las fábricas argentinas y de sus pares de Brasil. Todas las empresas están sufriendo la presión de un mercado que se va reducir este año entre un 23% y un 25%”, explicó una fuente del sector autopartista. “Además, las autopartistas se enfrentan a la falta de reconocimiento de aumento de los costos, de la suba del dólar, por parte de algunas de las automotrices. Si continúa este panorama –(baja de 25% y no reconocimiento de los costos)– no van a poder mantener a la gente con las suspensiones y van a comenzar los despidos, ya no de 5 o 10 operarios (...) Lo que sucede en Lear es un capítulo más de una historia que empezó en mayo cuando la española Gestamp comenzó a suspender trabajadores. El caso de la empresa de piezas estampadas fue la punta de iceberg que rápidamente comenzó a mostrar un tamaño mayor. Mientras la española suspendía trabajadores, las autopartistas cordobesas Civie y Valeo arrancaban con procedimientos de crisis y Montich y Establecimiento Metalúrgico Sturn con la suspensión de los trabajadores. Kromberg, que hace cables, despidió a 54 trabajadores, más del doble de los que despidió Johnson Controls, que produce butacas para Ford” (El Cronista, 8/8). El caso de Lear no es un rayo en cielo sereno sino que integra un cuadro de derrumbe de la industria autopartista que se va a profundizar.

APLIQUEMOS UN TORNIQUETE PARA FRENAR EL DESANGRE. LA SALIDA ES LA OCUPACIÓN.

La ocupación, por lo tanto, no constituiría una medida aislada disociada de la situación del resto de los trabajadores de las autopartistas y las automotrices. Por el contrario, significaría que los trabajadores aplicamos un torniquete para frenar un desangre que todo indica se va a agravar y que, de hecho, ya se viene desarrollando. Las patronales han impuesto los despidos en Gestamp y Kromberg. En Paty, forzaron al 90% de los trabajadores a aceptar el “retiro voluntario” (despido encubierto) e impusieron el cierre de la planta de Martínez. En Visteon, la empresa anunció su retiro, y el gobierno y la burocracia de la UOM armaron una cooperativa trucha que no garantiza la continuidad de la producción. La salida ante las suspensiones, los despidos y los cierres de fábricas es la ocupación y la expropiación. La única forma de enfrentar la decisión de la empresa, la burocracia y el gobierno de barrer a los luchadores de Lear es ocupando la planta. Lo contrario da lugar a que la vacíen, la cierren y que los despedidos queden afuera. La ocupación de Lear, a su vez, constituiría un norte para el resto de los compañeros que sufren despidos, suspensiones y cierres. Llamamos a la asamblea de los despedidos de Lear a discutir cómo organizamos la ocupación de la fábrica.

9 de agosto de 2014

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