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lunes, 9 de noviembre de 2015

[BALLOTAGE 2015] ¿PTK O PATRIA GRANDE? ¿MARTÍN OGANDO O MERCATANTE-ROSSO? LAS BASES TEÓRICAS DEL FILO-KIRCHNERISMO (CHRISTIAN ARMENTEROS)

A continuación, reproducimos extractos de un artículo de Martín Ogando (ex dirigente del PTS y fundador de La Mella-Patria Grande) donde puede verse con total claridad la caracterización común que hacen del kirchnerismo ambas organizaciones como un “agente de la recomposición del consenso y del ciclo de acumulación de capital –devaluación mediante-, pero sobre la base de viabilizar la ampliación de derechos y la satisfacción de algunas demandas populares postergadas”. El título es: LAS RAZONES PREVISIBLES DE UN RESULTADO IMPREVISTO.

Arriba, Martín Ogando, dirigente de PG, en un congreso de la UP.
Abajo: Rosso, dirigente del PTS y director de La Izquierda Diario
La visible similitud entre ambos planteos tiene que poner en alerta al Frente de Izquierda dado que si bien hoy el PTS llama a votar en blanco por mero propagandismo sectario (porque los dos candidatos no son del FIT) la mimetización en la caracterización política del gobierno va preparando un camino de capitulación política. En el fondo, sectarios y oportunistas coinciden en que la tarea es “bancar el Nunca Menos” ya sea en fórmula FPV (votar a Scioli) o en fórmula “K consecuente anti-Scioli” (votar en blanco porque “ni Randazzo apoya a Scioli” y “todos son hijos políticos de Menem”).

Por el contrario, la tarea estratégica de la izquierda pasa por una impugnación del kirchnerismo y su programa anti-obrero devaluatorio y sojero que es el núcleo fundamental de ambas candidaturas de Scioli y Macri. Lo que propone Prat-Gay (dólar a $14) no es más que lo que hizo Duhalde-Lavagna-Kirchner con la devaluación de 2002 liquidando en un 30% de un mazazo los sueldos de los trabajadores y la agro-minería de la soja que primarizó la economía argentina no permitirá ninguna reactivación económica en el marco de la caída internacional de los precios de materias primas. El desafío es mostrar que la devaluación no sólo es anti-popular de manera inmediata sino que es impotente en el largo plazo. Es a partir de esta caracterización científica de la situación económica internacional y nacional, que se puede fundamentar políticamente el voto en blanco. Por el contrario, apelar a sentimentalismos, subjetivismos o corporativismos es cerrar los ojos utilizando el atraso político de la clase obrera como excusa para liquidar la función política de una dirección revolucionaria. 

Para terminar, una perlita de Patria Grande: “La salida del kirchnerismo, con Macri, pero incluso en un eventual triunfo de Scioli, será por derecha, y su costo será pagado por el conjunto de los trabajadores y trabajadoras”. Lo que no se puede negar es que los compañeros ven el abismo adelante y se tiran adentro con total claridad de la traición que están cometiendo. ¡y encima, con total cretinismo electoral, nos dicen “funcionales a la derecha”! Para derrotar el “viraje conservador”, la clave es el voto en blanco y la huelga general. En nuestra opinión, para los luchadores la situación se resume a dos opciones: votar a Scioli y atarse a la "paz social" de la burocracia sindical o votar en blanco y luchar por la huelga general. 

Este 22 de noviembre, una jornada histórica para nuestro país y América Latina, votá en blanco y con la izquierda.

Christian Armenteros

Extractos:

El kirchnerismo resulta inexplicable sin aquella convulsiva coyuntura, de la que emergió marcado por su característica dualidad: agente de la recomposición del consenso y del ciclo de acumulación de capital –devaluación mediante-, pero sobre la base de viabilizar la ampliación de derechos y la satisfacción de algunas demandas populares postergadas. Tanto Scioli como Macri y Massa, expresan de manera diferente esta tendencia regresiva, y por lo tanto, es posible hablar de un fin de ciclo.
El proyecto del capitalismo nacional arrancó con un notable ciclo virtuoso, apoyado, es cierto, en un punto de partida visiblemente deprimido. Entonces, el aumento del empleo, del salario real de los trabajadores y trabajadoras, la ampliación de derechos sociales y democráticos, fue compatible con altas tasas de rentabilidad empresaria y la recomposición parcial de la institucionalidad representativa. Pero, al menos desde 2012 (aunque ya desde tiempo antes se venían acumulando múltiples tensiones), esta lógica se fue agotando, tanto en su viabilidad económica como en su productividad política. Estancamiento de la economía y del salario real, aumento de la inflación, déficits gemelos, fuga de capitales y presión cambiaria, fueron algunos de los indicadores que llegaron para quedarse.
hace tiempo que los discursos oficiales han dejado de lado la idea de “ir por más” o “profundizar” los logros, para sustituirlos por la necesidad de conformarse con lo que hay, de cuidar lo que tenemos y de no volver atrás.
Intentar interpretar el sentido del sufragio es desde ya una tarea complicada, y tal vez demasiado ambiciosa. Sin embargo, creemos que el voto a Macri no debe ser entendido como un cheque en blanco para avanzar en una política de ajuste y liberalización económica. Por más bizarro y poco creíble que haya sonado el súbito apoyo del candidato de Cambiemos a la AUH y otras medidas del gobierno, esto expresa en parte los límites dentro de los cuales debe moverse si aspira a conquistar una mayoría electoral. Y esto nos obliga a pasar nuevamente de los fenómenos de coyuntura a los más estructurales.
Diversas luchas protagonizadas en esta década han alcanzado mayores derechos para los sectores populares, así como otras aún esperan impostergables señales de avance. 

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