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miércoles, 13 de junio de 2012

[ELECCIONES GRIEGAS] CARTA ABIERTA DE LA TPR AL EEK Y A LA CRCI


CARTA ABIERTA DE LA TPR AL EEK Y A LA CRCI

Estimados camaradas del EEK y de la CRCI:

En la última reunión de nuestro Comité Central decidimos escribirles esta carta luego de tratar la situación griega y de discutir, especialmente, la nota del camarada Savas Michael-Matsas, fechada el 3 de junio y publicada en la última Prensa Obrera.

Queremos transmitirles a los camaradas del EEK y a su Comité Central, así a toda a la CRCI, nuestra preocupación por el hecho de que no se van a poder presentar en las próximas elecciones y que tampoco se haya podido realizar el frente con Antarsya. De esta forma, el EEK corre el serio peligro de no poder intervenir en esta enorme lucha política que son las elecciones griegas.

En estas circunstancias, por lo tanto, suponemos, que la posición que puede tomar el EEK se reduce a tres posibilidades.

a)            Votar a Syriza
b)            Votar a Antarsya
c)            No votar / Votar en blanco

Básicamente, las mismas posibilidades que está discutiendo toda la izquierda a nivel mundial, si excluimos la de votar al stalinista KKE.

Entre las organizaciones que se reclaman de la IV Internacional, sólo la International Comunist League (ICL), es decir, los espartaquistas, llama a votar por el KKE[1]. El argumento de la ICL es que el KKE llama a romper con la Unión Europea y con el euro. La ICL, en su declaración llamando a votar por el KKE se limita a criticar la consigna de “poder popular” del KKE. Pero que los espartaquistas llamen a votar al KKE por su postura con respecto a la UE y el euro es una farsa porque omiten que el stalinismo lo plantea para empalmar con un sector de la burguesía griega que quiere realizar una devaluación contra los trabajadores (como ocurrió en Argentina en 2002). Sin embargo, lo más importante de la posición espartaquista es que está al margen de la lucha de clases en Grecia: el KKE no forma parte del frente único de las movilizaciones de masas desde 2008 hasta ahora. Por el contrario, las atacó y las boicoteó.

En virtud de esto, les queremos hacer llegar nuestra consideración sobre qué creemos por cuál de las tres posibilidades tenemos que optar los revolucionarios en la elección.


I. VOTAR A SYRIZA ES APOYAR LA VICTORIA DE UN FRENTE POPULAR QUE VA A COOPTAR, DESMORALIZAR Y ENTREGAR MANIATADA A LA VANGUARDIA GRIEGA

Como Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), pensamos que la pregunta fundamental que hay que responderse es qué escenario político se abriría con el triunfo de Syriza.

Si bien medio mundo se pregunta si triunfará Syriza o Nueva Democracia, nosotros consideramos que es un razonamiento tramposo subordinarse a esa polarización porque no es cierto que Syriza exprese a quienes se oponen al ajuste por dos sencillas razones:

Nadie dice que busque sus votos entre la izquierda sino que, por el contrario, Tsipras se desplaza rápidamente hacia derecha y está buscando mil y un maneras de acordar con el imperialismo.

En este mismo sentido, hasta donde sabemos, Syriza nunca se sentó a discutir con el EEK ningún acuerdo político. Por lo tanto, el apoyo del EEK sería un acto gratuito de disolución política.

Por eso, la pregunta ante la cual nos quieren hacer optar es si preferimos que los trabajadores sean derrotados a manos de Nueva Democracia o traicionados a manos de Syriza.

Mientras toda la izquierda a nivel mundial se alista rápidamente en las filas de Syriza “contra el ajuste” nosotros, por el contario, ordenamos nuestra intervención a partir de que no es cierto que Tsipras exprese una ruptura con la burguesía ni mucho menos.

II. SYRIZA NO ES PROGRESIVO PORQUE NO VA A SER UN GOBIERNO DE RUPTURA CON LA BURGUESÍA Y LA UNIÓN EUROPEA

En ese sentido, lo más importante es que Syriza no plantea, ni en su programa original ni en el que sus dirigentes se están encargando de “actualizar” para “tranquilizar” al imperialismo, una ruptura con la UE ni con el euro. De hecho, su virtual punto programático progresivo (el rechazo del Memorándum), una postura que no necesariamente conduce a un punto de ruptura con el sistema capitalista, ya está siendo puesto en cuestión. Esto es reconocido por varias corrientes que se reclaman de la IV Internacional.

Por ejemplo, un militante de la OKDE-Spartakus (la sección griega del Secretariado Unificado que integra  Antarsya), Manos Skoufoglou, afirma que “Syriza parece empezar a sucumbir - incluso predicar –, que el rechazo unilateral del memorando supondría el aislamiento internacional”[2].

Alguien podría decir que es una crítica sesgada porque se trata de un militante de la izquierda del SU, alguien que no votará por Syriza. Sin embargo, la corriente de Alan Woods, a pesar de que está dentro de Syriza, también toma nota de la derechización de la coalición. Obviamente, Woods y su organización (Marxistiki Foni, que significa Voz Marxista), que a nivel mundial están integrados a Chávez, Kirchner, Lula y el Labour Party inglés, no piensan traducir esta crítica en una ruptura revolucionaria con Tsipras. Esto sencillamente porque la corriente de Woods plantea la expropiación del capital… en el marco de la Unión Europea y la zona euro. Pero es significativo que también ellos señalan que la dirección de Syriza está revisando el programa original de la coalición[3]. Por ejemplo, la corriente de Woods critica a los dirigentes de Syriza por abandonar la “reivindicación histórica en relación a la semana laboral de 35 horas” o la consigna de nacionalización de los bancos (reemplazada en las intervenciones en los medios de comunicación por “control público” de los bancos).

Como se ve, el programa de Syriza, siempre fue un programa reformista. Pero aún así la dirección de Syriza está preocupada por “aggiornarlo” lo más posible. Es más, Syriza deambula por las oficinas de las principales potencias buscando ganar la confianza del imperialismo para demostrar que esa “actualización” del programa de la coalición se puede modificar una y otra vez a medida de lo que la Troika le exija.

Tal es así que Syriza fue a “explicarles sus políticas a representantes de cada país del G20” (The Guardian, 6/6)[4].  En el medio de una feroz campaña de ataques mediáticos contra los partidarios de Tsipras, destinada a presionarlos para de este modo forzarlos a aceptar un compromiso con el imperialismo, ya se percibe claramente el viraje en curso. “Este es un claro cambio de estrategia de Syriza´ dijo el comentarista veterano Nikos Evangelatos a la radio Flash (…) Yiannis Dragazakis, el diputado de izquierda reconocido como quien delinea el programa económico de la coalición, fue más lejos, diciendo que las políticas fiscales de Syriza no sólo eran flexibles sino que se basaban en la realidad del día a día. ´Nosotros en Syriza no estamos hablando de acciones unilaterales´ dijo en referencia a los miedos sobre que, si gobiernan, el partido pueda automáticamente revocar el rescate acordado. ´Por el contrario, nosotros reconocemos que tenemos una inter-dependencia institucional en la UE y que por eso no tenemos que hablar de acciones unilaterales sino de renegociar todo – excepto si somos forzados a hacerlo” (ídem).

En estas circunstancias, por lo tanto, es criminal que la izquierda que hace bandera del llamado a votar por Syriza, en base al rechazo del Memorándum sostenido formalmente por esta coalición no tome nota, no quiera hacerlo o lo haga sólo para restarle importancia al hecho de que la dirección de Syriza esté renunciando a luchar contra el ajuste mientras negocia con la UE y el imperialismo.

Así lo demuestra incluso una nota de Jorge Altamira publicada en Prensa Obrera, donde relata que la diputada Rena Dourou, en un reportaje con Le Monde planteó que “nos vamos a cuidar bien de una acción unilateral, que pueda llevar a sanciones” (“La pulseada entre el FMI y Syriza”, 31/5)[5].

Por lo tanto, votar a Syriza no implica romper con la UE y el euro, sino continuar en ese terreno, y al mismo tiempo ni siquiera implica el rechazo al Memorándum, a pesar de que el rechazo al Memorándum sea formalmente la insignia de Syriza. Por eso, Rena Dourou y toda la dirigencia de Syriza se encarga de hablar de la “flexibilidad” programática. En todo caso, un eventual rechazo al Memorándum, en el marco de compromisos con el imperialismo que Tsipras está trazando, no tendrá un contenido progresivo sino que será una encerrona para la clase obrera y un cambio de frente para que la burguesía golpee con otro puño (renegociar el rescate, como veremos más adelante).

Por eso es necesario poner el siguiente punto en primer plano: ¡Votar a Syriza es votar por el pago de la deuda externa de Grecia! Es decir, votar por Syriza no es votar contra la Troika ni contra el ajuste.

III. SYRIZA NO ES PROGRESIVO PORQUE NO PLANTEA LUCHAR EL NO PAGO DE LA DEUDA EXTERNA

La lucha del EEK, de la CRCI y de la izquierda revolucionaria siempre ha sido por el no pago de la deuda externa. La propia Antarsya, una formación centrista y anticapitalista, tiene por lo menos una formulación ambigua “desconocimiento de la deuda, cancelación de la deuda y suspensión de los pagos”[6] que algunas de sus tendencias defienden como no pago de la deuda externa en forma más tajante.

El programa de Syriza, por el contrario, planteaba moratoria de la deuda externa[7], o sea que desde un principio Syriza está en contra de la lucha por el no pago de la deuda externa y se limitaba a un planteo de suspensión de los pagos. Sin embargo, ahora los dirigentes de Syriza buscan seducir al imperialismo para poder acceder al gobierno del Estado burgués. Por lo tanto, abandonan su propio programa reformista para decir abiertamente que pagarán la deuda externa sin ningún disimulo.

Así lo retrata un órgano inequívocamente imperialista, ¡el propio Financial Times!:

“’George Stathakis, uno de los cuatro dirigentes en materia económica del partido, en una entrevista (…) Un gobierno de Syriza, dijo el Sr. Stathakis al FT, honrara todas las deudas externas del país – excepto aquellas incurridas para pagar equipamiento militar alemán, las cuales han sido objeto de varios escándalos’. ‘Nosotros queremos llegar a cualquier acuerdo, cualquier compromiso, mientras sea viable’, dijo él. El Sr. Tsipras, de 37 años y líder del partido, está tratando de despejar las dudas acerca de que él puede ofrecer más que rebeldía a los votantes enojados y quiere probar que se puede confiar en él para gobernar.” (FT, 1/6)[8]

El semanario inglés The Economist ofrece la misma valoración de la victoria de Syriza: la negociación con la UE: “Tsipras tendra que formar una coalición y será constreñido por sus compañeros. (…) Incluso una victoria Syriza, probablemente conducirá, en primer lugar, a las negociaciones.” (The Economist, 9/06).[9]

Concretamente: en su plataforma económica[10], Syriza plantea ajustar el pago de la deuda acumulada hasta ahora al crecimiento (como los Kirchner con cupón atado al PBI), y suspender el pago de intereses… hasta que se recupere la economía.

IV. LOS CUADROS DIRIGENTES DE SYRIZA SON LOS HIJOS DEL EURO-COMUNISMO, LOS ENEMIGOS DE LA IZQUIERDA RADICAL

Esta capitulación de Syriza ante el capital, incluso con referencia a su propia política reformista previa, no es casual: tiene una raíz histórica.

La crisis revolucionaria actual se presenta como una extraordinaria oportunidad para que el KKE pague por su política contrarrevolucionaria en las movilizaciones (y en la propia historia griega). A nadie se le escapa que el KKE a salida golpeado de las últimas elecciones y tiene que reubicarse “a izquierda” si pretende sobrevivir.

Tsipras comprende esto y por eso convoca al KKE a un frente. Sin embargo, la consigna “gobierno de la izquierda” en sus manos no es para aplastar la reacción stalinista sino para disputar el monopolio del legado traidor y pro-capitalista del stalinismo. Syriza convoca al KKE para presentarse ellos mismo como un ‘partido del orden’. No es casualidad: Syriza proviene del euro-comunismo, o sea que es un desprendimiento derechista que buscó salirse del control de Moscú para la integración con la democracia burguesa occidental, como lo demostró el PCI de Enrico Berlinguer.

Por otra parte, el KKE no es parte del frente único de las movilizaciones, sino que es la burocracia de las gimnasias huelguísticas. A su vez, Syriza formó parte del frente único de las movilizaciones mientras al mismo tiempo su dirección es parte de la burocracia reformista de los sindicatos. Por lo tanto, la unión de Syriza y el KKE significaría la unión de la burocracia sindical contra los trabajadores.

Pero si Syriza expresó el descontento con el plan de ajuste de la Troika a través del rechazo al Memorándum, luego de las reuniones con el PASOK y Nueva Democracia, y ahora directamente con el G-20, donde Tsipras y compañía buscan atemperar los ánimos de la burguesía griega y mundial demostrando que su programa es “flexible” y que no darán “excusas para sanciones”, entonces queda claro que votarlos es echar tierra en los ojos y no preparar a las masas para un combate contra ellos, que se disponen a desarrollar la gestión izquierdista del capital mediante el frente popular, el último recurso de la burguesía contra la revolución proletaria.

Es decir que se ha confirmado históricamente el carácter derechista del euro-comunismo, y que lejos de haber resuelto positivamente esa herencia, Syriza la contiene en una nueva forma. El euro-comunismo surgió dándole la espalda a la Unión Soviética (no sólo a la burocracia sino también al Estado obrero como tal) y abrazando la causa del Tratado de Maastricht.

Votar por Syriza implicaría, por lo tanto, un nuevo balance sobre el euro-comunismo, caracterizándolo como una ruptura que finalmente terminó siendo progresiva frente al stalinismo.

V. LA “UNIDAD DE LOS TROTSKISTAS”: LA DIRECCIÓN DEL SECRETARIADO UNIFICADO, ALAN WOODS, LA LIT-CI, LOS LAMBERTISTAS Y PETER TAËFFE VOTAN POR SYRIZA

Casi todo el revisionismo de la IV está sucumbiendo ante Tsipras. Ya han emitido su declaración de intenciones pro-Syriza también la LIT morenista y la corriente lambertista. A 60 años de la ruptura de la IV Internacional, el euro-comunista Tsipras podría hacerse tristemente célebre por reunificar bajo su égida a la mayoría de las corrientes que se reclaman trotskistas a nivel mundial.

Hasta los healystas del WRP inglés, que apoyan a la dictadura de Al-Assad, publican un artículo donde reproducen las declaraciones de Tsipras donde promete “una nueva Europa basada en solidaridad, igualdad y justicia”, sin delimitarse[11]. Los healystas del WRP por lo tanto, votan vergonzosamente por Syriza. Como veremos más adelante, Tsipras está buscando un bloque político con Hollande, ¡que está contra Al-Assad… y por la invasión a Siria! En fin, a los healystas del WRP no les preocupa mucho la coherencia, y también sucumben ante el frente popular.

En el mismo terreno, se coloca la UIT-CI, que se dedica a publicar en su web “noticias” sobre las elecciones griegas donde se ensalza a Syriza como una fuerza que “que promete tumbar los acuerdos crediticios con el FMI, terminar con los recortes sociales y renegociar la deuda del país, incluso si esto deriva en la salida del euro y el retorno a una moneda propia”[12] e incluso una “entrevista” a una diputada (de la minoría de Syriza) que afirma lo mismo[13]. La UIT-CI publica todo esto sin delimitarse, pero no se hace cargo. Llamamos a que Miguel Sorans y sus camaradas a que llamen abiertamente al voto por Syriza para clarificar la posición que la UIT-CI tiene (y que no quiere decir). Ya vimos en la elección francesa en que terminan este tipo de contrabandos políticos de la UIT-CI, como por ejemplo su nota “Chau Sarkozy”[14], equivalente a un voto rastrero (no asumido) por el PS y por Hollande. La UIT-CI debe hacerse cargo de que está siguiendo la misma política que sus ex camaradas del MST, hoy integrados a la dirección del Secretariado Unificado (y que también votan a Syriza).

Incluso esta orientación de las organizaciones centristas o directamente reformistas que se auto-denominan trotskistas le abre la puerta al stalinismo para atacar al trotskismo por apoyar a Syriza y su componenda con la UE, presentando al stalinismo como una oposición de izquierda.[15]

Las dos opciones que baraja la izquierda que se auto-proclama trotskista para votar a Syriza son las siguientes.

Hay una izquierda que cree que un gobierno de Syriza sería capaz de abrir un gobierno de ruptura con la burguesía, y por lo tanto, que se constituiría en un gobierno de los trabajadores. Este tipo de hipótesis (completamente especulativa y fantasiosa) es la que desarrolla la CWI de Taëffe (cuya sección griega es Xekinima, que forma parte integrante de Syriza).

Ellos dicen: “Políticas a favor de los trabajadores harían que los jefes en Grecia y la UE griten de rabia. Ellos probablemente rápidamente arrojen a Grecia fuera de la eurozona. Sacada del Euro, un gobierno de los trabajadores necesitaría llevar a cabo un programa de emergencia (…) Un Gobierno de los trabajadores en Grecia se uniría con los movimientos de los trabajadores en los otros países en crisis de la UE, como España, Portugal, Irlanda e Italia, para romper la dictadura de la Troika, los jefes de la UE y el capitalismo. Estos países podrían formar una confederación sobre bases socialistas (…)”[16]

En cuanto al carácter objetivo de las medidas de un gobierno de Syriza, estas meditaciones (como las de Xekinima y la CWI) no tienen nada que ver con lo que están discutiendo los principales medios de comunicación imperialistas y el propio Tsipras.

Hizo especialmente un viaje a Berlín para dejar en claro su voluntad de negociar con Merkel:

“’Todos tenemos el deber de prevenir una catástrofe’, dijo. ‘La posibilidad de la disolución de la zona euro no es una tormenta temporal, sino que sería un acontecimiento histórico, muy negativo para el mundo entero’.

‘Si Syriza gana las elecciones el 17 de junio, no significa que vayamos a abandonar el euro, por el contrario, ofrece una gran oportunidad para nosotros para salvar el euro. Si continúa la austeridad, Grecia necesitará un tercer rescate en unos pocos meses, y una re-estructuración de la deuda, y que podría hacer cumplir el retorno a la moneda nacional’.

‘Estamos proponiendo una manera de salvar el euro. Nuestra victoria electoral ofrece la perspectiva de estabilizar Europa, no de causar más inestabilidad como se teme’, agregó Tsipras.

‘Sólo hay un camino para Europa - la implementación de nuestra estrategia’, dijo, hablando en griego a través de un intérprete. ‘La señora Merkel dijo hace poco - y estoy de acuerdo con ella - que si un país sale de la zona euro, al día siguiente los mercados financieros se buscan otros países para desalojar y hay países que tienen déficits mucho más grandes que Grecia, como Italia con € 2 billones en deudas’.

Él dijo que su partido iba a salir un plan de contingencia para hacer frente a la ‘catástrofe’ de una salida griega de la moneda única. Sin embargo, agregó que él se había comprometido a impedir que esto suceda. ‘Planteos que la izquierda había formulado desde hace mucho tiempo se están discutiendo actualmente a nivel del G-8, como eurobonos y préstamos directos del BCE’, dijo Tsipras, refiriéndose a la reunión del sábado del grupo de los ocho principales economías del mundo en Camp David. ‘El hecho de que el G8 está hablando de ello es una gran victoria para los pueblos de Europa’” (“Tsipras llama a Berlín a retractarse de la austeridad”, Der Spiegel, 22/5). [17]

Y no sólo eso. Tsipras, en una entrevista con ese mismo diario alemán, declara fútiles las expectativas de las minorías de la coalición que se ilusionan con una eventual ruptura con el euro (como los partidarios del propio Taëffe) y defiende de forma totalmente descarada al social-demócrata Hollande. Todo esto cuando Hollande viene de plantear que la ONU tiene organizar la invasión militar de Siria. Literalmente, Tsipras afirma que “Hollande es claramente una gran esperanza blanca para nosotros” (“Es en interés de Europa que hay que abandonar los dictados de austeridad”, Der Spiegel, 28/5).[18]

¿Creerá Taëffe que la “sociedad socialista” vendrá de la mano del PS francés, que quiere invadir Siria? Rechazamos de plano esta posición. Y asimismo rechazamos de plano la tesis subjetivista (del SU y del propio Altamira) de que un gobierno de Tsipras, por plantear la cuestión de un “gobierno de la izquierda”, sería progresivo. Ya que busca negociar con Merkel y alinearse con Hollande, no desarrollará la conciencia revolucionaria, sino que la obstaculizará.

Ambas opciones, implican en última instancia (por lo erróneo de sus basamentos), integrar Syriza o votarla. A eso apuntan.

Nosotros, por el contrario, por toda la argumentación previa, desechamos ambas tesis, y entendemos que es lícito exigir a Syriza que cumpla cualquier expectativa que las masas puedan tener en ella, pero colocándonos previamente en un campo opuesto.

VI.  JORGE ALTAMIRA CONTRA LA CRCI Y EL EEK: “ESTOY CONVENCIDO DE QUE SI SYRIZA LLEGA AL GOBIERNO ANULA EL MEMORÁNDUM”

Consciente de las implicancias del problema político Jorge Altamira, dirigente del Partido Obrero (PO) y de la CRCI, en una entrevista contrapone otro balance: “Actualmente no son eurocomunistas, se han izquierdizado”[19]. Y más aún, en la misma entrevista, les firma un cheque en blanco con respecto a su principal promesa de campaña: “Estoy convencido de que si Syriza llega al gobierno anula el memorándum”.

O sea que Altamira, como principal referente de la CRCI, utiliza toda su autoridad política para defender una tesis según la cual el euro-comunismo, de alguna forma, pudo ser reformado e izquierdizado. ¿Cómo explica esto?

“Sinaspismos, encabezado por el joven dirigente Alexis Tsipras hizo una alianza con otro grupo y formaron Syriza que es el Frente de Izquierda Radical, que tiene 2 cosas que son muy interesantes para un izquierdista. La primera es que dicen que el Memorándum, lo que traducido a nuestra realidad serían los acuerdos con el FMI, si llegan al gobierno lo van a anular. Nada de rebajas salariales, de las jubilaciones, nada de despidos, nada de nada” (ídem).

Básicamente, lo que está diciendo Altamira es que Tsipras y los euro-comunistas se izquierdizaron porque en 2004 hicieron una alianza con DEA (un grupo de expulsados del cliffismo), los ecologistas de izquierda y KEDA (un grupo de expulsados del KKE). Y que por lo tanto Syriza ya no es euro-comunista. Mientras tanto, Altamira cae en una brutal impostura, porque él mismo reconoce que Tsipras apoya el planteo de los eurobonos lanzado por Hollande. Un mamarracho.

Y lamentablemente, como en la política no existe el vacío, las ilusiones frentepopulistas de Altamira en Syriza colocan al Partido Obrero, y virtualmente a la CRCI, en el mismo campo político que la dirección del Secretariado Unificado mandelista, la corriente de Alan Woods, la LIT-CI o la de Peter Taëffe.

El EEK tiene en sus manos la posibilidad de defender el programa de la IV y combatir a Syriza o sucumbir como lo está haciendo Altamira, colocándose en el terreno de esas organizaciones revisionistas también. A su vez tiene el deber de dar una polémica internacional sobre las posiciones del PO sobre Grecia: de lo contrario, el EEK quedará delimitada como una organización nacional-trotskista que se construye a espaldas de la CRCI y que no defiende su programa. Lo contrario sería que el EEK adhiera a las ilusiones frentepopulistas de Altamira en Syriza.

Por su parte, Altamira asegura en la entrevista que los dirigentes de Syriza “se han izquierdizado” y que está “convencido” de que van a “anular” el Memorándum. Su tesis, a diferencia de la de los partidarios de Taëffe, se emparenta más con la de la dirección del mandelismo. El SU, en su polémica contra la OKDE-Spartakus, explica que la oposición a las políticas de austeridad “corresponde al nivel de conciencia general y constituye un punto sobre el cual se puede comenzar una dinámica transitoria”[20]. Esta segunda tesis es una tesis subjetivista, según la cual más allá del contenido concreto del gobierno, a través del frente popular, la clase obrera fortalecería su confianza en sí misma y por lo tanto quedaría mejor preparada para la revolución. Esto niega el carácter paralizante del frente popular.

Sólo que Altamira no se hace cargo explícitamente de su propia política manteniendo un silencio cobarde sobre este punto. Desafiamos al Partido Obrero, a que si Altamira está “convencido” de que Syriza va a “anular” el Memorándum, lo llamen a votar públicamente y se hagan cargo.

Su posición actual constituye una revisión absoluta de las caracterizaciones de la CRCI sobre Grecia y de sus propias elaboraciones anteriores sobre la cuestión del euro-comunismo. Y en ese sentido es una capitulación absoluta total a Syriza. Objetivamente, que Syriza defiende la tradición euro-comunista aún hoy queda en claro cuando se niega a romper con la UE y con la zona euro.

VII. ALTAMIRA Y LA “HETEROGENEIDAD DE LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA”. ALTAMIRA EMBELLECE AL CENTRISMO ANTI-CAPITALISTA Y MILITA POR LA DISOLUCIÓN DEL EEK EN ANTARSYA

Camaradas del EEK, tienen que darse cuenta; a partir del viraje anticapitalista del PO, Altamira está militando contra el EEK. Por eso, recientemente escribió, en la nota “Grecia: un gobierno de ‘izquierda radical’”: “la izquierda revolucionaria debe valerse del programa revolucionario, no para justificar el aislamiento, sino -por sobre todas las cosas- para quebrar la marginalidad y convertirse en protagonista político (17/5)”[21]. Altamira critica al EEK por “sectario” sin decirlo y, al mismo tiempo, califica a un programa de “revolucionario” cuando no permite desarrollar la experiencia política de las masas. Es decir, sus declaraciones son una verdadera escuela de oportunismo y duplicidad.

De hecho, en la misma nota dice que: “Este es el cuadro que, según se ha expuesto, debe abordar la izquierda revolucionaria de Grecia, la cual el pasado 6 de mayo apenas llegó, sumadas sus fracciones, al 1,4% de los votos válidos, pero que con un 3% en junio próximo, si va unida, podría ingresar cerca de una decena de representantes al parlamento, dada la radicalización que se desarrolla en el país. El desafío para la izquierda es superar la marginalidad y convertirse en protagonista nacional en una situación prerrevolucionaria. La dificultad que ella enfrenta no es solamente su heterogeneidad. El frente Antarsya integra a diferentes fracciones del trotskismo y a una antigua escisión de izquierda del partido comunista; el EEK es el partido que representa a la CRCI; y existen otros agrupamientos trotskistas y maoístas. Esta izquierda revolucionaria [o sea, le extiende el certificado de revolucionario a todos los mencionados anteriormente sin mayor reflexión e insinúa, de hecho, que son iguales al EEK y todos podrían estar en la CRCI– NdR] se enfrenta el desafío de elaborar una caracterización adecuada de una situación que es completamente nueva y compleja. En un afán de simplificar, diríamos que enfrenta el peligro de un abordaje oportunista, como sería un apoyo -incluso ‘crítico’- a Syriza, en nombre de “una lucha contra el ajuste”. También del peligro de ser sectario -que caracterizaría a Syriza como expresión de un recambio del viejo sistema político”.

Incluso, para cerrar la nota “La pulseada entre el FMI y Syriza”, Jorge Altamira asienta la siguiente conclusión: “Se trata de defender la perspectiva de un gobierno de izquierda contra la derecha [¡ALTAMIRA NOS ESTA PROPONIENDO MILITAR LA CAMPAÑA DE SYRIZA! - NdR], denunciando el carácter, o sea las limitaciones estratégicas del programa de esa izquierda, ni comprometer un apoyo a ese gobierno. Con estas precisiones y diferenciaciones, la victoria electoral de la izquierda en Grecia representaría un enorme avance en la situación política de las masas y en la ampliación del campo de acción para la izquierda revolucionaria [¡ES DECIR QUE LA LLEGADA DE UN FRENTE POPULAR AL PODER PARA NEGOCIAR CON LA UE ES UN AVANCE PARA LA IZQUIERDA Y LOS TRABAJADORES! - NdR]” (Prensa Obrera, 31/5).

Altamira está sentando sus posiciones contra la doctrina trotskista, contra las conclusiones de la lucha de clases griega, europea y mundial.

A su vez, estas insinuaciones a la derecha de Altamira y el Partido Obrero en su periódico ya fueron registradas, por ejemplo, por el centrista PTS y la FT-CI, quien en Grecia busca desarrollarse ganando a la OKDE-Ergatiki Pali (publicaron artículos suyos en su periódico).

El PTS denunció a Altamira por plantear (en la Prensa Obrera 1224) que “en estas condiciones, más que nunca defendemos la consiga de un ‘gobierno de toda la izquierda’, contra la alternativa de la derecha” e incluso señala que  “el planteo de “gobierno de izquierda” se parece a otros similares hechos por partidos de la corriente “morenista” (La Verdad Obrera, N° 478, 7/6)[22].La impostura del PTS es evidente, porque no llama a votar por nadie (se adapta a Antarsya porque no se delimita), mientras ataca faccionalmente a la CRCI. Pero su percepción del daño que puede infligir al EEK y a la CRCI una política como la que indica Altamira vale como advertencia.

IX. UNA POSICIÓN DE PRINCIPIOS PARA LA CRCI: EL NACIONALISMO BURGUÉS ES HISTÓRICAMENTE PROGRESIVO, EL EURO-COMUNISMO FRENTEPOPULISTA ES HISTÓRICAMENTE REACCIONARIO

Remarcamos que no se trata aquí de afirmar que no se puede votar a un candidato pequeñoburgués o burgués. El problema es si a ese candidato, que va a traicionar, lo votamos a cuenta de que desarrolle un movimiento históricamente progresivo o si al hacerlo nos comprometemos políticamente y cavamos la tumba del movimiento de masas.

Nosotros votamos a Evo porque ese voto programático estaba fundamentado en un movimiento históricamente progresivo: porque recogía el reclamo popular de la nacionalización de los hidrocarburos, chocando contra el imperialismo, y para eso se paraba formalmente del lado de la movilización de las masas oprimidas bolivianas. Era un voto de lucha de clases, no de conciliación de clases. El imperialismo lo registraba así y esto es lo fundamental.

Interesa, en este sentido, la contraposición explícita entre la valoración de los medios de comunicación imperialistas sobre Tsipras (que vimos más arriba) y sobre Evo Morales en su momento.

En la nota de “El Obrero Internacional Nº4” titulada “Llamamos a votar por Evo Morales y el MAS”, el órgano de la CRCI hoy virtualmente extinguido, se decía: “Toda América Latina está pendiente de los resultados de las elecciones bolivianas y todavía más lo está Estados Unidos. El pasado 20 de noviembre, la revista del New York Times le dedicó varias páginas a la posibilidad de una victoria del MAS. El autor de la extensa nota (“¿La segunda llegada del Che?”) cita de entrada la posición sobre Bolivia del subsecretario de Defensa norteamericano para el Hemisferio Occidental, Rogelio Pardo-Maurer, uno de los segundos de Rumsfeld, en ocasión de una reciente conferencia en el Hudson Institute. En opinión de este funcionario del Pentágono, “ustedes tienen una revolución en marcha en Bolivia, una revolución que, potencialmente, podría tener consecuencias de alcance tan amplio como la revolución cubana de 1959”. Lo que está ocurriendo ahora en Bolivia, precisó todavía más, “podría tener repercusiones en América Latina y más allá con las que ustedes deberán enfrentarse por el resto de vuestras vidas (...) la bronca urbana y el resentimiento étnico se han combinado en una fuerza que está buscando el cambio en Bolivia”.[23] Mientras que, muy por el contrario, Tsipras plantea que su gobierno no se amparará en la lucha de clases sino que buscará la “cohesión social”[24].

En conclusión: Tsipras es un especialista en aplastar a la izquierda radical que está buscando la bendición del G20. Casualmente agradeció en especial el apoyo de los BRICS. No hace falta recordar que Lula, antes de asumir, recorrió todos los foros imperialistas posibles para convencer de que “podía gobernar”. Quienes llaman a votar por Syriza en nombre de la lucha contra el ajuste (de todos modos, reiteramos, cuando la propia dirección de Syriza ya se está bajando de este programa) transforman la lucha contra el ajuste en una supuesta tarea histórica que abriría el paso a un gobierno de transición cuando no esto a todas luces no es  así. Cuando un revolucionario vota a un nacionalista burgués o pequeñoburgués, lo hace porque expresa deformadamente una tarea históricamente necesaria que este nacionalista plantea realizar (y que nosotros, socialistas, nos planteamos concretar).

Nosotros votamos a Evo porque queremos rivalizar con la burguesía liberal en la lucha por la revolución agraria y anti-imperialista. Votamos a Evo para disputar a las masas en el marco de un Frente Único Anti-imperialista. Se trataba de derrotar al imperialismo y generar mejores condiciones para la lucha por nuestro propio programa. Justamente por eso, la analogía con Syriza es absurda porque de votar a Tsipras no surge un Frente Único Obrero sino un frente popular, es decir, el aplastamiento y la desmoralización de la clase obrera con vistas al cierre de la situación prerrevolucionaria griega.

Por eso, a diferencia del caso de Evo, votar a Syriza sería votar contra nuestro programa. Nuestro programa es el de la ruptura revolucionaria con la UE y la zona euro, el no pago de la deuda externa y la expropiación del capital en el marco de un gobierno de los trabajadores. Hay que votar una opción que nos sirva para desarrollar ese programa. No se puede votar algo que obstaculice nuestro propio programa. Por eso proponemos votar al centrismo anti-capitalista y poner en pie un frente único contra la izquierda frentepopulista.

Aún más: el EEK debe dirigirse a todos los militantes que se consideren obreros, socialistas, revolucionarios, en Syriza, y llamarlos a romper con la coalición. Todos los militantes honestos de Syriza deben sacar las conclusiones políticas que se desprenden de la “actualización” programática que están desplegando sus dirigentes para ganarse las simpatías del imperialismo. A ellos les planteamos: no hay lucha por una salida revolucionaria para Grecia sin ruptura con la UE y la zona euro, por el no pago de la deuda externa y por la expropiación del capital: es necesario pelear por un gobierno de los trabajadores. Tsipras no está tras este objetivo ni es una mediación en ese sentido. Es su negación porque no asume apoyándose en la movilización de las masas y en ruptura con la burguesía sino como parte de una traición a su propio programa y en acuerdo con el capital imperialista.

La defensa de una política revolucionaria para la CRCI se debe trazar como objetivo fundamental la denuncia del frente popular y la perspectiva de independizar políticamente a la clase obrera.

X. GRECIA Y LA ACTUALIDAD DEL PROGRAMA DE TRANSICIÓN: “LA SITUACIÓN ES TAN REVOLUCIONARIA COMO PUEDE SERLO CON LA POLÍTICA NO-REVOLUCIONARIA DE LOS PARTIDOS OBREROS”

En este sentido, para plantear una política justa tenemos que tener en cuenta no sólo la lucha entre partido sino la lucha de clases en todas sus expresiones. Es decir, en qué correlación de fuerzas concretas nos encontramos y cuáles son las tareas que se la plantea a la clase obrera antes, durante y después de la elección. Por eso, para nosotros no es una cuestión menor caracterizar si estas elecciones se desarrollan en situación revolucionaria, prerrevolucionaria o de estabilidad capitalista.

Sobre este punto, es llamativo que la mayoría de las fuerzas trotskistas que votan a Syriza al mismo tiempo digan que la situación es revolucionaria. Esto no es un dato menor porque el rasgo específico de una situación revolucionaria es que el proletariado desarrolla de conjunto una acción histórica independiente, es decir, que toman el problema del poder en sus propias manos. El desarrollo de una situación efectivamente revolucionaria, por lo tanto, no recae en el carácter objetivamente catastrófico de la economía ni en la desorientación de la clase capitalista sino que lo que define si vamos hacia el socialismo o la barbarie es la intervención consciente de las masas organizadas en sus propios organismos de combate y con sus partidos obreros al frente.

Por eso, no una casualidad que quienes caracterizan a la situación griega como revolucionaria suscriban de una u otra manera a la idea de que el gobierno de Syriza es una expresión deformada de la disputa de las masas contra la burguesía y que, como mínimo, planteará un mejor terreno para la lucha por un gobierno de los trabajadores.

Por el contrario, quienes decimos que la situación es prerrevolucionaria no lo decimos para negar el potencial efectivamente revolucionario del cuadro político en Grecia sino para enfatizar que no se puede pretender el ascenso directo a la lucha por el poder obviando la necesaria lucha política socialista por emancipar a la clase obrera de la influencia del reformismo pro-imperialista y del centrismo anti-capitalista para estructurarla en sus propios organismos de doble poder y en su propio partido revolucionario.

Por un lado es cierto que, como mínimo desde la rebelión popular de fines de 2008, los trabajadores griegos han mostrado una gran iniciativa. Sin embargo, también es cierto que en la inmensa mayoría de los casos esa enorme iniciativa popular estuvo regulada por la burocracia sindical no pudiendo desarrollarse medidas de huelga general que duren más de dos días. La tendencia que primó, por lo tanto, no fue hacia la huelga general indefinida (mucho menos la insurrección) sino la gimnasia huelguística bajo la batuta del KKE y SYRIZA.

Concretamente, llegamos  a las elecciones griegas luego de que las movilizaciones y las huelgas generales han sido derrotadas una tras otra. La burocracia sindical ligada a Syriza y el KKE tiene una responsabilidad de primer orden en este punto.

Durante de 2010 la burguesía griega le impuso a los trabajadores un recorte de hasta 25% en 10 meses en salarios y pensiones: las 8 huelgas generales no lograron derrotar esta brutal ofensiva de la burguesía.

Por otra parte, la burguesía es incapaz de estructurar su propio gobierno por métodos parlamentarios pero lograron ponerse de acuerdo en consumar un “gobierno técnico” con el apoyo del capital imperialista y a espaldas de la voluntad popular. Que la clase capitalista todavía tenga la capacidad de vertebrar una salida anti-democrática recostándose sobre el aparato del estado (incluso se llegó a barajar la posibilidad de un golpe militar) demuestra que, en última instancia, todavía la burguesía no se ha dividido en dos proyectos antagónicos planteando la división de los de arriba que permite la intervención revolucionaria de los de abajo.

Por último, el cuadro en el terreno económico es catastrófico. “La tasa de paro en Grecia, por otro lado, alcanzó en noviembre pasado el 20,9%. El número de desempleados superó por primera vez en los últimos diez años el millón de personas (1.029.587 de personas) el doble que al inicio del rescate de Grecia por sus acreedores. Especialmente grave es la situación entre los jóvenes, donde casi la mitad de las personas entre 15 y 24 años no tienen empleo, más del doble que hace cuatro años” (datos publicados por el Instituto de Estadística Heleno - ELSTAT). [25]

Sin embargo, las ocupaciones todavía recién están empezando a desarrollarse. No existe un movimiento de parados organizados, no hablemos ya al estilo del movimiento piquetero en Argentino sino al menos las comisiones de desocupados en España.

Y, de hecho, el programa de Syriza (que probablemente sea el que va a votar la mayoría de la clase obrera en las próximas elecciones) no tiene ningún carácter anti-capitalista y ni siquiera estatizante sino que Tsipras ya salió a declara que “para las empresas en bancarrota, su gobierno apostará por la autogestión siguiendo los modelos que surgieron en la Argentina posterior a la crisis de 2001”[26]. O sea, no sólo aplicarán el programa kirchnerista en el terreno de la deuda sino también contra las ocupaciones de fábricas.

Nuestra posición, por lo tanto, es que la situación revolucionario no cae del cielo (espontaneísmo) ni es el derivado automático de la lucha por los reclamos más sentidos (anti-capitalismo que rechaza la lucha por un gobierno obrero) sino que requiere necesariamente una preparación política consciente de la misma por medio de una agitación socialista de partido.

Como dijera Trotsky: “El principal obstáculo para la transformación de esa situación (prerrevolucionaria) en una situación revolucionaria es el oportunismo de la dirección del proletariado, su cobardía pequeñoburguesa ante la gran burguesía y sus traidoras relaciones con ésta, aun en su agonía” (“Programa de transición”, 1938) o lo que es lo mismo “La situación es tan revolucionaria como puede serlo con la política no-revolucionaria de los partidos obreros”  (“¿Adónde va Francia?”, 1936).

Quizás donde se vea esto más claro es en que la movilización obrera ha tenido un impacto directo sobre el régimen político, como en 2011.

El año pasado, la crisis política se aceleró y la lucha impactó en ella. La renuncia de Papandreu, la formación del gobierno de coalición, la renuncia de varios diputados por bloques, la renuncia del ministro de Finanzas 2 días después de la huelga general del 15 de junio, e incluso el anuncio luego retirado del referéndum sobre el ajuste y el rescate de la UE en noviembre son los puntos más álgidos de este proceso.

Pero es necesario aclarar que tampoco en 2011 las huelgas nunca fueron por reclamos directamente políticos ni esbozaron un planteo de poder sino que siempre se limitaron a un planteo defensivo contra las medidas de ajuste sin cuestionar la continuidad de los partidos de gobierno. Es cierto que todos los medios coinciden en destacar que “ya nadie cree en los políticos” pero ese descontento popular no es canalizado por medio de una agitación socialista sistemática. Los cantos por el “que se vayan todos” e incluso los pronunciamientos por “el poder para los trabajadores” existen (como señala en varios artículos el EEK) pero no forman parte de una campaña sistemática por transformar a los sindicatos de órganos económicos en organismos de la revolución proletaria. Esa es la tarea central que tienen que abordar los revolucionarios: lograr que el programa de transición no sea un mero instrumento de propaganda para consumo interno sino un programa de acción para los sindicatos y toda la clase obrera griega.

Las consignas que propone la TPR para Grecia son:

¡NINGUNA CONFIANZA EN SYRIZA! ¡QUE SE VAYAN TODOS! CONTRA EL AJUSTE Y LAS PROVOCACIONES FASCISTAS, PELEEMOS POR ORGANISMOS DE DOBLE PODER, COMISIONES DE AUTO-DEFENSA, LA RUPTURA CON LA UNIÓN EUROPEA Y UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES

Por todo esto, la pregunta que cabe plantearse es:

¿El gobierno de Syriza será el preludio de la revolución proletaria o no?

Nosotros decimos, ¡NO! Lo más probable es que después de Syriza (o en el propio gobierno de Tsipras) tengamos un Ebert o un Noske.

Sin ir más lejos, según Skoufoglou, en el reciente progrom perpetrado contra los inmigrantes en Patras, el alcalde tomó la política de “pedir más patrullas policiales contra la inmigración ilegal” y “tuvo en su día el apoyo de Syriza!” (“El péndulo”, 3/6), una posición abiertamente contrarrevolucionaria, cómplice del ataque fascista. En esta misma línea, queremos insistir que un gobierno de Syriza (y, por lo tanto, como mínimo también del KKE por la necesidad juntar los escaños requeridos) no será un gobierno de los trabajadores sino un gobierno de la misma burocracia sindical que enchalecó las movilizaciones y se encargó de levantarlas sistemáticamente.

No se trata, por lo tanto, de un “gobierno laborista” como planteará Lenin para Inglaterra en el “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo” (1920) ni de un gobierno obrero como el de Sajonia y Turingia (hipótesis de co-gobierno con la socialdemocracia alemana por un breve lapso como preparación y antesala inmediata de la revolución proletaria) sino que estamos hablando del co-gobierno de stalinistas y ex stalinistas, democratizantes y pro-imperialistas para la gestión frentepopulista del estado contra los trabajadores.

Como dijeran las resoluciones del IV Congreso de la III Internacional (1922): “El programa más elemental de un gobierno obrero debe consistir en armar al proletariado, en desarmar a las organizaciones burguesas contrarrevolucionarias, en instaurar el control de la producción, en hacer recaer sobre los ricos el mayor peso de los impuestos y en destruir la resistencia de la burguesía contrarrevolucionaria. Un gobierno de ese tipo sólo es posible si surge de la lucha de masas, si se apoya en organismos obreros aptos para el combate y creados por los más vastos sectores de las masas obreras oprimidas. Un gobierno obrero surgido de una combinación parlamentaria también puede proporcionar la ocasión de contribuir a avivar el movimiento obrero revolucionario. Pero es evidente que el surgimiento de un gobierno verdaderamente obrero y la existencia de un gobierno que realice una política revolucionaria debe conducir a la lucha más encarnizada y, eventualmente, a la  guerra civil contra la burguesía. La sola tentativa del proletariado de formar un gobierno obrero se enfrentará desde un comienzo con la resistencia más violenta de la burguesía. Por lo tanto, la consigna del gobierno obrero es susceptible de concentrar y desencadenar luchas revolucionarias. En ciertas circunstancias, los comunistas deben declararse dispuestos a formar un gobierno con partidos y organizaciones obreras no comunistas. Pero sólo pueden hacerlo si cuentan con las suficientes garantías de  que esos gobiernos obreros llevarán a cabo realmente la lucha contra la burguesía en el sentido indicado hace un momento”.

Por eso mismo, en la medida que la burocracia sindical llegue al gobierno a espaldas y contra el armamento y la movilización independiente de la clase obrera se planteará con total actualidad lo dicho por Trotsky en su texto “Los sindicatos en la época del imperialismo” (1940): “¿Significa esto que en la época del imperialismo es completamente imposible la existencia de sindicatos independientes? Sería totalmente erróneo plantear el problema de esta manera. Lo que es imposible es la existencia de sindicatos independientes o semiindependientes de carácter reformista. La existencia de sindicatos revolucionarios, que no sean accionistas de la política imperialista, sino que se planteen como tarea esencial el derrumbamiento de la dominación capitalista, es enteramente posible. En la época de la decadencia imperialista los sindicatos pueden ser independientes en realidad sólo en la medida en que sean conscientes de su papel de órganos de la revolución proletaria. En este sentido el programa de reivindicaciones transitorias (El Programa de Transición) adoptado por el último congreso de la IV Internacional no sólo es el programa para la actividad del partido, sino que es en sus características fundamentales, el programa para la actividad de los sindicatos”.

De ahí que la tarea central sea deslegitimar ante las masas a Syriza (¡NINGUNA CONFIANZA EN SYRIZA!), atacar por medio de nuestra agitación a los partidos del ajuste (¡QUE SE VAYAN TODOS!) y “CONTRA EL AJUSTE Y LAS PROVOCACIONES FASCISTAS” pelear en los sindicatos y en todos los organismos de masas para que se postulen como caudillos proyectándose en la crisis política a través de intervención histórica independiente “PELEEMOS POR ORGANISMOS DE DOBLE PODER, COMISIONES DE AUTO-DEFENSA, LA RUPTURA CON LA UNIÓN EUROPEA Y UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES”

XI. SYRIZA ES EL FRONT DE GAUCHE Y DIE LINKE. SYRIZA ES EL PARTIDO DE LA IZQUIERDA EUROPEA

En cuanto a lo que se trató de la elaboración política sobre las elecciones francesas en la Prensa Obrera, esto no fue muy claro. Se atacó furibundamente la crisis del NPA, y se describía al Front de Gauche y a Mélenchon como la izquierda en ascenso… sin caracterizar que en realidad, lo que ascendía, era el frente popular, quebrando a la izquierda. Así, nada bueno puede cosechar la CRCI en Francia ni en ningún lugar. Ese tipo de posiciones sólo sirve para medrar en los márgenes del Front de Gauche.

Concretamente, el Front de Gauche es la representación electoral de la burocracia sindical del PC, que desde sus posiciones en la CGT boicoteó sistemáticamente la enorme lucha contra el aumento de la edad jubilatoria en 2010, encabezado por un ex senador del PS que formó su propio partido (el Parti de Gauche), Jean-Luc Mélenchon. El anticapitalismo del NPA no superó la política de la burocracia sindical de la CGT durante 2010 sino que se entretuvo defendiendo la “unidad sindical”, es decir, un pacto espurio con la burocracia contra los trabajadores que luchaban por la huelga general.

El Front de Gauche tuvo una política clara: el hogo en términos políticos del movimiento, para capitalizar su desvío electoral. De cara a elección de 2012, el NPA sufrió una aguda crisis partidaria, con éxodo de militantes hacia el FG y gran porcentaje de la organización planteando que había disolverse detrás del FG. Pero como se ve, esto no demuestra que la izquierda asciende (que es lo que nos dice Altamira), sino que advierte sobre que el anticapitalismo, sino vira hacia las posiciones revolucionarias, no puede evitar su disolución detrás del reformismo y defender a los luchadores frente a la regimentación y cooptación del Estado capitalista. Por eso, automáticamente, el voto por Mélenchon reclamado por muchos dirigentes y militantes del NPA se transformó en la segunda vuelta en un voto por el imperialista Hollande.

Esto tiene que llamar la atención de toda la militancia de la CRCI: no sólo del PO, sino también del EEK. El frente popular francés no fue ni es un vehículo para el avance de la conciencia de las masas obreras o un factor de impulso para la izquierda: es un factor de quebranto y de desmoralización política. Mélenchon no es el ascenso de la izquierda. Mélenchon es el ascenso del frente popular y la bancarrota de la izquierda anti-capitalista. El factor último y determinante de esta situación es la ausencia de un verdadero partido revolucionario en Francia.

XII. ANTARSYA SE RESQUEBRAJA FRENTE A LA COOPTACIÓN DEL FRENTE POPULAR

Respecto a Antarsya, como hemos advertido en la Carta al XX Congreso al Partido Obrero, surge en paralelo, en algún punto, del NPA. Forma parte de la política del Secretariado Unificado mandelista, que hace unos años largó la política de partidos y frentes amplios anti-capitalistas. Estas formaciones anti-capitalistas, frente a la presión de la crisis mundial, por su carácter centrista, se rompen.

Hace un año, una crónica de Prensa Obrera sobre “El IX Congreso del EEK”, caracterizaba que “la llamada “Coordinadora de Sindicatos de Base” se transforma más y más en un campo común para un acercamiento entre el frente centrista Antarsya y los reformistas del Syriza, ligados a las burocracias sindicales de GSEE y Adedy (29/9/11)[27]. Ahora, Antarsya, al igual que el NPA, está en crisis, como lo demuestra la crónica de Savas sobre la intervención de Tariq Alí en un festival del NAR y Antarsya, donde se explica que un sector quería capitular ante Tsipras y el otro votar a Antarsya. Si hoy se terminan presentando, es como una suerte de “reserva moral de la izquierda radical” que se va a encargar de “apoyar lo bueno y criticar lo malo de Syriza”, pero por lo menos la mayoría del frente no concibe realmente nunca presentarse como una alternativa y una oposición de izquierda revolucionaria a Tsipras.

La crisis de Antarsya, a nuestros ojos, no es menor, pues es de público conocimiento que la dirección del SU está llamando a votar por Syriza mientras su sección griega polemiza con ello y repudia la actitud de la dirección del SU (François Sabado, Michael Löwy, etc.). La dirección delmandelismo está muy acostumbrada al juego de tendencias y a la duplicidad organizativa, encubierta bajo el velo de la “democracia socialista”. Mientras fustiga a la OKDE-Spartakus por “sectaria”, publicó una declaración que no fue consultada previamente con dicha organización, que es la sección oficial en el país. En los hechos, lo que ocurre es que hace varios años, otra organización, Kokkino Prasino Diktyo (Red), tiene el status de observadora del SU en Grecia… pero no como miembro de Antarsya, sino de Syriza (Red es una ruptura de DEA, una organización expulsada del cliffismo griego en 2001; DEA también está dentro de Syriza). Hoy que la dirección del SU ha decidido pasarse con armas y bagajes al campo de Tsipras para abandonar a OKDE-Spartakus y a Antarsya a su suerte, la única realidad es que la dirección del SU ya está construyendo contra Antarsya en Grecia, a través de Red. Su política no es un mero apoyo moral desde el extranjero.

Los militantes de la OKDE-Spartakus tienen que sacar la conclusión que de esto se desprende: el anticapitalismo, propagado por la dirección mandelista, al estar opuesto a la perspectiva de la dictadura del proletariado, conduce a la capitulación al frente popular, porque pretende borrar los límites entre reforma y revolución. De este modo, inclusive, el SU no se transformó en un vehículo para que la OKDE-Spartakus y Red luchen juntos en Antarsya. Por el contrario, el anticapitalismo sirvió para que la dirección del SU desplante a OKDE-Spartakus y destruya su propio proyecto político (los frentes amplios anticapitalistas) en virtud de un proyecto político ajeno (el reformista Syriza). El EEK tiene que luchar para dejar esta conclusión en claro y que la OKDE-Spartakus rompa con el SU.

Es probable que, por su carácter centrista, inmanente a su anticapitalismo, frente al avance de Syriza a Antarsya le vaya tan mal como al NPA. Pero hay que dejar en claro algo: plantean la ruptura con la Unión Europa y el euro, desde la izquierda (no como el KKE) y forman parte del frente único de las movilizaciones, lo cual es progresivo. Por lo tanto, incluso Antarsya en algún punto está a la izquierda del NPA y está en un terreno de disputa con Syriza.Por sólo poner un ejemplo, mientras Syriza tiene una política contrarrevolucionaria de complicidad ante el progrom de Patras, Antarsya organiza a los inmigrantes. Syriza, como fuerza en vías de integración al Estado, amenaza con devorársela total o parcialmente.

El EEK, como fuerza revolucionaria, tiene el deber de disputar a la militancia de Antarsya que defiende el planteo de ruptura con el euro, a pesar de que Antarsya no milite por el gobierno de los trabajadores. Es decir que su programa es distinto del de Syriza. No son revolucionarios, ni tampoco reformistas. Una y otra vez: su carácter es centrista; a diferencia de lo que dijo Jorge Altamira, quien revisando las caracterizaciones históricas de la CRCI, los llamó recientemente “izquierda revolucionaria” (en la nota citada anteriormente, “Grecia: un gobierno de ‘izquierda radical’”).

A pesar del rol progresivo de Antarsya frente a Syriza, los campos deben estar claramente delimitados.

Los militantes del EEK deben rechazar de plano cualquier caracterización que iguale a Antarsya con su propio partido. La equiparación de la militancia revolucionaria de la CRCI con fuerzas revisionistas del trotskismo como el mandelismo o el cliffismo no puede ser tolerada, porque lleva a la disolución política. Antarsya (como fuerza centrista) juega el rol de evitar que los militantes potencialmente revolucionarios lleguen al EEK. Para barrer este obstáculo, el EEK necesita claridad y no confusión. Caracterizar a Antarsya como “izquierda revolucionaria”, por último, tiene una intencionalidad política más sutil que es embellecer a la izquierda frentepopulista. De igual manera que presentar al PTS (FT-CI) e Izquierda Socialista (UIT-CI) como revolucionarios sirvió para que Altamira caracterice a Pino Solanas y Luis Juez como “una fuerza que está y oscila en el medio” (Acto de la Juventud del Frente de Izquierda, 8/6[28]).

Lo que Jorge Altamira insinúa, pero todavía no se anima a decir, es que para él Syriza es una izquierda centrista. Una impostura total que desarma a los militantes revolucionarios.

Por ende: ¿qué política tenemos que tener los revolucionarios frente al centrismo anticapitalista? Para ganar al anticapitalismo de izquierda que no quiere ser tributario del frente popular, tenemos que salir a batallar con nuestro programa explicando que el anticapitalismo los lleva al estallido (lo que están procesando en este mismo momento). En este sentido, entendemos que hay que votar a Antarsya y explotar las posiciones anti-UE para luchar por la ruptura revolucionaria con el euro.

XIII. PARA LUCHAR POR LA RUPTURA REVOLUCIONARIA DE LA UE: VOTEMOS POR ANTARSYA PARA COMBATIR AL FRENTE POPULAR Y EXIGIR QUE EL CENTRISMO ANTICAPITALISTA SE CONSTITUYA JUNTO AL EEK EN UNA OPOSICIÓN DE IZQUIERDA

Sobre este punto (la cuestión electoral), un hecho que nos resulta significativo es la presentación del argumento financiero, que les impidió postularse. Nos parece que este argumento es extraño, dado que no se realizó ninguna campaña internacional (aunque entendemos que sí realizaron una en Grecia) para conseguir los fondos tratándose de la intervención en los comicios que incumben a la situación prerrevolucionaria más importante del mundo. Sea como sea, se trata de un fracaso enorme para la CRCI, en la línea de la liquidación de El Obrero Internacional, que seguramente tendrá graves consecuencias en la lucha por la independencia política de la clase obrera griega. Todos los militantes de las secciones de la CRCI deben discutir urgentemente un balance de este rotundo fracaso político, que es en primer lugar, un fracaso del Secretariado Internacional de la CRCI en tanto dirección política de la misma.

En conclusión, nuestra posición es que tenían que haber aceptado el frente con Antarsya aunque no pudieran firmar como organización independiente o en igualdad de condiciones. Esto porque el EEK es bastante más pequeño y la última elección demostró que Antarsya conseguía un caudal de votos bastante mayor proporcionalmente. Nosotros haríamos lo mismo acá respecto al Frente de Izquierda, privilegiando el programa que habían logrado originalmente. Según Uds., incluía el punto de un gobierno de los trabajadores, por ejemplo. Lograr que Antarsya milite una campaña electoral por el gobierno de los trabajadores implica una impugnación práctica del anti-capitalismo porque, como se sabe, el único programa real es el que se milita y no el que está escrito. Si la campaña electoral incluía ese punto constituía una valiosa conquista política del EEK contra el centrismo y una herramienta para separar a las masas trabajadoras de Syriza, es decir, del frente popular.

De todos modos, si efectivamente el EEK llama a votar por Antarsya, como queremos nosotros, el Comité Central del EEK deberá sacar un balance negativo de su propia actividad como dirección política de la organización por no haber realizado el frente con Antarsya. Básicamente, porque estará llamando a la militancia del EEK a votar por Antarsya con un programa rebajado y sin incluir ningún candidato del EEK, cuando podría estar votando por Antarsya por un programa mucho mejor e incluyendo candidatos propios.

En este punto también corresponde a la militancia del EEK y de toda la CRCI, exigir que se abra un debate en la sección griega y a nivel internacional, para realizar un balance sobre lo actuado por la dirección del EEK, que desperdició la oportunidad del frente con Antarsya, y por supuesto, para discutir públicamente con Jorge Altamira y la dirección del PO sus posicionamientos políticos a favor de Syriza. No puede pasar desapercibido que la CRCI no tenga posición frente a la venidera elección en Grecia. Eventualmente, el EEK y el PO, como cualquier otro partido de la CRCI, pueden tener posiciones distintas. Pero la CRCI tiene el deber de darse un debate y enfrentar posiciones públicamente, fijando posición como tal. De lo contrario, se disolverá.

Desde la Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR), en las condiciones actuales, donde el frente no se ha hecho, y sólo es posible elegir entre las tres posibles que marcamos al principio, llamamos al EEK a votar por Antarsya, haciendo una campaña independiente, delimitada, con sus propios materiales.

Votar por Syriza no es una opción para los revolucionarios, dado que el carácter frentepopulista de Syriza se demuestra en que el EEK ni nada a la izquierda de Syriza nunca fue convocado (mientras Nueva Democracia convoca hasta los grupos más pequeños de la derecha). Demuestra que Syriza tiene bien en claro con quién quiere estar (KKE) y con quién no quiere tener nada que ver.

No votar a Syriza y votar a Antarsya abre la perspectiva de que el EEK se desarrolle yendo a buscar a la base de Antarsya que no quiere votar a Syriza.Hay que evitar que los anticapitalistas de Antarsya sigan un curso de disolución y derechismo como aquellos militantes del NPA que terminaron votando a Mélenchon y luego a Hollande.

Al mismo tiempo, no votar significaría negar que frente a la cooptación descomunal que opera y operará Syriza en el movimiento de masas, Antarsya expresa el anticapitalismo anti-UE, que está a la izquierda del eurocomunismo pro-UE. Votar a Syriza es para desmoralizar a los trabajadores y abrirle el camino a la derecha e incluso al fascismo. Votar y darse una política para delimitar a Antarsya es disputar la dirección de una formación centrista para llevar un sector al campo de la revolución.

La conclusión es sencilla: si el EEK y Savas Matsas no se plantean la tarea o no logran dirigir a Antarsya entonces lo va a terminar dirigiendo Syriza y Tsipras.

Saludos revolucionarios.

Comité Central de la Tendencia Piquetera Revolucionaria

Domingo 10 de Junio de 2012



[1] “¡Votar al KKE! ¡No votar a Syriza!”, ICL (5/6) http://www.icl-fi.org/english/leaflets/votekke.html
[3](“La batalla por un gobierno de la izquierda en Grecia: ocho puntos que debemos corregir”, Consejo Editorial de la revista “Marxistiki Foni”, 30/5)http://www.marxist.com/greece-battle-for-a-left-government-eight-weaknesses.htm
[8] “Syriza pretende renegociar el plan de rescate griego” (Joshua Chaffin y Kerin Hope) http://www.ft.com/cms/s/0/23fbb2c8-abd6-11e1-a8da-00144feabdc0.html#axzz1xZY2vWpE
[15] Declaración del CC del KKE titulada “Between two tough battles” http://inter.kke.gr/News/news2012/2012-05-23-arthro
[16] For a Left government! For anti-austerity, pro-worker, socialist policies!”, Nikos Anastasiades y Niall Mulholland, http://www.socialistworld.net/print/5757
[19]"El proceso europeo desmiente a todos los que decían ‘crisis hay siempre pero al final gana la derecha’”, entrevista a JA, por Mario Hernándezhttp://www.rebelion.org/noticia.php?id=150716
[20]Exchange between the FI Bureau and OKDE-Spartakus” (6/6) http://www.internationalviewpoint.org/spip.php?page=print_article&id_article=2643
[22] “Los revolucionarios y la cuestión del ‘gobierno de izquierda’”, Claudia Cinatti http://www.pts.org.ar/spip.php?article20670

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