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viernes, 23 de noviembre de 2012

La Conferencia Latinoamericana de la CRCI: el “grado cero de la estrategia” a favor del PSOL y contra el catastrofismo, el FUA y la Revolución Permanente


ALTAMIRA: "Si se observa con cuidado, la bancarrota capitalista no ha habilitado “un ascenso de la izquierda”, sino un ‘descenso’ de ella.” (“Elecciones 2013, un asunto estratégico”, 1/11, Prensa Obrera N° 1246)

La Conferencia Latinoamericana de la CRCI: el “grado cero de la estrategia” a favor del PSOL y contra el catastrofismo, el Frente Único Anti-imperialista y la Revolución Permanente


Para defender a la CRCI, la TPR pide su reincorporación y llama a que el Secretariado Internacional fije posición


Christian Armenteros
En el mes de septiembre, Jorge Altamira participó del Simposio de la Izquierda en América Latina organizado en la USP de Brasil. Como parte del mismo, el PO convocó una “conferencia latinoamericana de la CRCI”. De la misma surge un documento intitulado “La bancarrota capitalista sacude a América Latina: por una alternativa obrera y socialista. Por la fusión de la izquierda revolucionaria con el movimiento obrero” que lleva la firma de delegaciones del Partido Obrero (PO)  de Argentina; del Partido de Trabajadores (PT) de Uruguay;  de Tribuna Classista de cinco estados de Brasil; personalidades y militantes de Brasil, Paraguay y Chile.

“CONFERENCIA LATINOAMERICANA DE LA CRCI”: SIN CONVOCATORIA PÚBLICA, SIN DIFUSIÓN Y PARA SALIR AL RESCATE DEL PSOL

Frente a esto corresponde hacer dos señalamientos: 

1. Con respecto a la convocatoria, fue una farsa tanto por su nula existencia previa (nadie sabe de ningún trabajo público de reuniones y debates con la izquierda latinoamericana para que se sumen a la misma) como por la reducida participación efectiva de las propias secciones miembros o simpatizantes de la CRCI en América Latina (no estuvo presente ni Venezuela, ni México, ni Bolivia, ni Chile y sólo participó Brasil, Uruguay y Argentina). Todo esto haciendo la salvedad de que la conferencia fue en Brasil y obviamente no se le dedicó ni medio renglón al PCO (ex sección brasilera de la CRCI)

2. Con respecto al contenido, no hace más que repetir algunos lugares comunes para la tradición política del PO. Por eso en la charla de la cual participó Altamira en Porto Alegre, él mismo se dedica a explicar que el verdadero objetivo del documento es proponer “un trabajo latinoamericano para que nadie piense que es una maniobra política en ese país sino una tarea de características generales, amplias, etc.” O sea, su planteo de un “frente único de la izquierda revolucionaria” va dirigido “para unir a la izquierda que estaba unida en Brasil y se rompió (como es el caso de Heloísa Helena)”, es decir, una formación parlamentaria frentepopulista que no superó programáticamente al propio PT de Lula y, por eso, en Belém participa del frente popular junto a PCdoB (gubernamental), Edmilson Rodrígues (ex intendente por el PT) y que, en segunda vuelta, tuvo el apoyo del propio PT. Sólo cuando uno logra visualizar esta lucha política es que puede realmente leer el texto. El documento que votó la “Conferencia Latinoamericana de la CRCI” no busca intervenir para que los trabajadores saquen conclusiones y rompan con el PSOL sino, por el contrario, para salir a su rescate por medio de un planteo frentista que omite pronunciarse sobre el PSTU, la LER-QI o cualquier partido brasilero. Tan claro es esto que en el propio documento no se dedica una sola línea a estudiar el problema de la izquierda para tener las manos libres a cualquier acuerdo.

ANTI-CAPITALISMO Y ANTI-IMPERIALISMO: ¿SÓLO UN PROBLEMA DE MÉTODO?

Sin embargo, el documento no tiene sólo un fin pragmático sino que consultado en la charla sobre su vínculo con la táctica del Frente Único Anti-imperialista Altamira puso de manifiesto lo que la TPR viene denunciando desde nuestra expulsión: su viraje anti-capitalista y la sustitución de la tradición programática del PO por el “grado cero de estrategia” elaborado por Daniel Bensaïd y el SU. Con la pequeña diferencia, para colmo, que están importando el anti-capitalismo de un país imperialista a un país oprimido.

La primer definición que toma Altamira es que “hablar de lucha contra el imperialismo en América Latina al margen de la bancarrota capitalista mundial, no existe”. Esto es relativamente cierto en la medida que la bancarrota capitalista refuerza la OPRESIÓN NACIONAL y que NUNCA LA ATENUA. Sin embargo, en las palabras de Altamira es para justificar exactamente lo contrario pues: “Cada vez que ataque el imperialismo vamos a hacer una unidad pero la perspectiva estratégica de que el proletariado mundial y de América Latina aparezca como clase frente al capital en esta crisis depende de una cuestión estratégica, no de cosas puntuales. Si no se presenta como clase vamos a terminar con fascismo y, paradojalmente, la debilidad de la izquierda impide que emerja el fascismo porque hoy no hay ningún peligro por izquierda. Para la burguesía es mejor mantener gobiernos democráticos reaccionarios. Nosotros no nos apartamos de la pauta. Queremos hacer la mejor contribución a la pauta. De modo de clarificar lo que es el punto central. En todo caso, se confirma que no está debidamente atendida la crisis mundial de la izquierda que es un problema que está siendo separado.”

La forma de entender en criollo esta “complejidad” es contundente: “La estrategia (anti-capitalista) no depende de cosas puntuales (la opresión imperialista y el país concreto en que uno se plantee la lucha revolucionaria). Nosotros no nos apartamos de la pauta (el FUA) sino que queremos hacer la mejor contribución a la pauta (anti-capitalismo). En todo caso, (si estamos equivocados demuestra que hay que discutir contra nosotros mismos).”
Esta rabiosa revisión del programa histórico del Partido Obrero no tiene nada de improvisado dado que en su libro “No es un martes negro más” (que Altamira cita en la charla) se reivindica y se publica un texto fundacional de nuestra corriente histórica titulado “Las ‘tesis’ del Comité Internacional” escrito por Jorge Altamira y Julio Magri en Agosto de 1981 (Internacionalismo N° 3) como parte de la Tendencia Cuarta Internacional (TCI). Por lo cual, la publicación de ese texto no es ocasional sino para marcar que la táctica para separar a la clase obrera de las direcciones nacionalista es el Frente Único Anti-imperialista. El hecho de que sea “en el marco de la bancarrota capitalista”  (y no la opresión nacional) es lo realmente anecdótico porque si el FUA sólo sirviese para momentos de estabilidad capitalista y no para su crisis entonces se demostraría como totalmente impotente y tendría que ser rechazada categóricamente. Una táctica (FUA) y una estrategia (Revolución Permanente) que no sirven para intervenir en la bancarrota capitalista no sirven para nada. Por eso, ahora parece que Altamira citando su propio libro que reivindica explícitamente al FUA y la Revolución Permanente pretende hacernos llegar a la conclusión contraria sin animarse a decirlo.

Por eso, en su intervención Altamira borra de un plumazo la distinción entre los países opresores y oprimidos por el imperialismo al plantear: “La tarea principal en América Latina es la misma que en el mundo con naturalmente las particularidades de programa, de reivindicaciones. (…) El problema es de métodos. Y entonces uno tiene un método. Otros tienen otros métodos. Me parece absolutamente normal. Me parece que es una discusión de camaradas. Naturalmente ante una primera discusión puede parecer confusa pero después se va clarificando y se van buscando formas de actuación, etc…”.  

ARGENTINA, CATASTROFISMO Y ANTI-IMPERIALISMO 

Ojo, esto que parece una especie de “aggiornamiento” o un “pragmatismo revolucionario” por parte de Altamira en realidad encubre su eclecticismo y un cúmulo de teorías que ningún revolucionario debería dejarle pasar impunemente. Para el nuevo Altamira: “El anti-imperialismo en América Latina fue cambiando de forma. Porque hace 100 años en América Latina no había obreros. Argentina era un país industrializado (de un plumazo, los aportes de Milcíades Peña y Liborio Justo son tirados a la basura para ser sustituidos por planteos emparentados con Mariátegui o apologistas del nacionalismo burgués) pero los otros países la clase obrera era muy minoritaria. Brasil era una oligarquía cafetalera. Hoy la clase obrera industrial brasileña es mucho más grande y el peso de su lucha contra la burguesía se hace sentir. Entonces aparece mediatizado el problema de la dominación del imperialismo por una gran lucha obrera interna. Nosotros en ninguna lucha antiimperialista vamos a sacrificar la lucha de la clase obrera contra la burguesía nacional de su propio país. Esto tiene que ver con la crisis capitalista mundial. Para alguno esto puede sonar complejo” Como se ve, Altamira insinúa que el FUA es “sacrificar los intereses de la clase obrera” pero parece desconocer el ABC de la Revolución Permanente: la clase obrera no puede afrontar su emancipación social sin resolver al mismo tiempo la opresión nacional. De lo contrario, se retrocede del socialismo al corporativismo estrecho fabril o al socialismo puro como una caricatura de “clase contra clase” negando que la clase obrera tiene que ser un auténtico caudillo nacional en la revolución democrática-burguesa (tesis de la revolución permanente)

Por otra parte, si se mira el discurso de cierre de Altamira al XXI Congreso del Partido Obrero, puede verse con toda claridad que la tesis de que “Argentina es un país industrializado” (y que, por lo tanto, sólo cabe una revolución socialista pura) ya estaba esbozada en las siguientes afirmaciones: “La historia de las crisis mundiales ha demostrado, por lo menos desde la crisis de 1828 que le pavimentó el camino a Rosas, que Argentina se ha desenvuelto a golpes de crisis mundiales. La caída del régimen de Rosas es un resultado tardío de la crisis mundial de 1848. Este país se fue industrializando después de la crisis del '30, los primeros signos de industrialización ocurrieron con la gran crisis de 1890 (sólo superada por el derrumbe de 2001) y en cualquier libro de texto ustedes pueden leer que la Primera y la Segunda Guerra Mundial, como no había qué importar, favorecieron la industrialización. Esta es una visión dialéctica de la crisis, que requiere un desarrollo más. La crisis, al romper las relaciones establecidas, ofrece una oportunidad a las naciones sometidas por esas relaciones, a emprender un desarrollo relativamente autónomo. Es la historia no sólo de Argentina, sino también de Turquía y Brasil, o de la propia Alemania o Italia que son naciones burguesas que llegaron tarde al mercado mundial. Para conquistar, sin embargo, la oportunidad de un desarrollo relativamente autónomo, como consecuencia de la crisis, es necesario primero que la crisis estalle, que haga su labor destructora parcial de las relaciones precedentes. Porque la industrialización de los 30 no obedeció a un de la plan oligarquía argentina con el dictador Uriburu, y con el sinvergüenza de Justo posteriormente, como lo prueba el tratado de Roca Runciman, que defendió a muerte la cuota ganadera en el mercado de Smithfield, en beneficio de las importaciones y remesas de ganancias de las compañías británicas. Solamente cuando todo eso se vino abajo, y la economía argentina cayó un 20%, la propia oligarquía argentina empezó a poner algunas fábricas y a emprender un proceso de industrialización parcial.”

De esta forma, en el fondo del abandono de la táctica del Frente Único Anti-imperialista se ubica la negación del catastrofismo y el balance de que el desarrollo capitalista fue posible a partir de que la crisis del imperialismo habilitó un proceso de desarrollo capitalista autónomo en paralelo (e incluso colaborando parcialmente) con el sistema imperialista.

¿NACIONALISMO BURGUÉS PROGRESIVO HISTÓRICAMENTE O “BONAPARTISMO CON FRASEOLOGÍA ANTI-IMPERIALISTA”?

De esta forma, con una lógica absolutamente alienada bajo la presión ideológica del morenismo, se llega a la conclusión de que “el problema principal en América Latina es desenmascarar al bonapartismo que detrás de la fraseología anti-imperialista está sometiendo a la clase obrera.” El razonamiento es cristalino: dado que hay un desarrollo capitalista maduro, el nacionalismo burgués queda desnudo de cualquier carácter históricamente progresivo y sólo queda en pie su carácter bonapartista y reaccionario. De ahí que ya no se hable de un “bonapartismo sui generis” sino de un bonapartismo a secas “con fraseología anti-imperialista”. Es decir, el famoso “doble discurso” que denuncian las sectas anti-capitalistas. Esto deja absolutamente huérfano de una táctica y una estrategia coherente y abre paso a una y mil maniobras empiristas.

Por un lado, se plantea que “El problema de los revolucionarios es que la clase obrera dirija la lucha antiimperialista” lo cual es correcto en la medida que tiene que ser caudillo nacional pero es unilateral porque se plantea en oposición a que la clase obrera rivalice con el nacionalismo en el marco de un frente único para disputarle las masas obreras y campesinas. A su vez, tiene una inconsistencia fundamental que es que la “lucha anti-imperialista” no es accesoria a la “lucha anti-capitalista” sino que hace a la caracterización programática y científica de cuál es el carácter presupuesto de la revolución que se propone. Si el problema fuese “dirigir la lucha anti-imperialista”, entonces la táctica del reagrupamiento anti-capitalista se revela como una política sectaria y auto-marginal que boicotea la lucha por la revolución permanente.

Por otro, se quiere traficar el FUA por “la unidad de acción anti-imperialista”, o sea, la vieja tergiversación morenista de que “en las calles hicimos un frente único con las juventudes del gobierno contra el golpe en Paraguay”  sería igual a un Frente Único Anti-imperialista. Por el contrario, como el propio Altamira señala en la charla, "las acciones puntuales nunca llevaron a ninguna unidad siempre fueron un campo de maniobras para robarse militantes" y, por el contrario, la táctica del FUA no se trata de simular anti-imperialismo para ganar un par de militantes nacionalistas sino de impugnar o superar los límites del nacionalismo burgués en su propio terreno para separar a las masas de la burguesía nativa. Como se ve, para ser tal una táctica tiene que abrir paso a la estrategia.

QUE LA CRCI SE PRONUNCIE EN DEFENSA DEL FRENTE ÚNICO ANTI-IMPERIALISTA CONTRA EL REVISIONISMO MORENISTA

La táctica del Frente Único Anti-imperialista está inscripta en el programa del Partido Obrero desde el número 3-4 de Política Obrera en 1964 y forma parte de una delimitación principista al interior de las corrientes trotskistas a escala mundial. De hecho, en su discurso de cierre del XXI Congreso, Altamira planteó: “Una de las luchas más complejas que tiene un partido socialista como el nuestro, es contra la tentativas dirigistas de los partidos nacionalistas burgueses. Ahora creo que el Partido Obrero va a publicar un libro muy importante, que va a reproducir los programas obreros desde el Manifiesto de 1848 hasta las tesis de la Cuarta Internacional de 2004, pasando por la fundación del Partido Bolchevique, el texto de fundación de la socialdemocracia alemana, el texto de fundación del  partido de Rosa Luxemburgo, las tesis bolivianas de Pulacayo de 1946, las tesis de la COB de 1970 que inspiraron la Asamblea Popular.”

Como se ve, reivindicar como propio ese arsenal teórico y programático es absolutamente incompatible con renegar del FUA en nombre del “Frente Único Revolucionario” propio del revisionismo morenista. Con este artículo, no pretendemos que Altamira cambie de opinión porque esto que nosotros señalamos nos lo enseño él mismo y sabe mejor que nosotros de lo que estamos hablando. Si esperamos, tal vez, un poco de honestidad intelectual y un sinceramiento programático que permite clarificar la estrategia al interior de la izquierda. Si el Frente Único Anti-imperialista y la Revolución Permanente ya no son ni la táctica ni la estrategia porque estaríamos ante un país capitalista pleno que debe avanzar en una revolución socialista pura, haría bien Altamira en decirlo de una buena vez. Después de todo, de algún lugar salieron Sartelli y los muchachos de RyR.

RECUADRO: PONGÁMONOS DE ACUERDO: ¿HAY UN ASCENSO O UN DESCENSO DE LA IZQUIERDA?

Como puede apreciarse, la inconsistencia no sólo hace a la discusión teórica y programática sobre el FUA sino a la propia apreciación de la coyuntura inmediata en Europa. Luego de escribir su libro “El ascenso de la izquierda en el marco de la bancarrota capitalista”, ahora Altamira parece descubrir que en realidad no era tan así. Exactamente como señalamos los compañeros de la TPR con nuestra carta “La bancarrota de la izquierda anti-capitalista en el marco del ascenso del frente popular”.

"Si se observa con cuidado, la bancarrota capitalista no ha habilitado ‘un ascenso de la izquierda’, sino un ‘descenso’ de ella. Su lugar, allí donde se manifiesta un viraje de las masas, ha sido ocupado por el ala del reformismo que ha captado la desesperación popular y ha sabido darle una expresión de conjunto, aunque de ningún modo estratégica. Es el caso de la consigna ‘Gobierno de Izquierda’, en Grecia, o el llamado a disolver las Cortes y la monarquía en España, y convocar a una asamblea constituyente. El reformismo, por definición, no puede plantear una estrategia, se aferra a conciliar las inconciliables contradicciones históricas. La estrategia reposa, en la época actual, en el objetivo del cambio histórico, y consiste en movilizar las fuerzas motrices de ese cambio histórico." (“Elecciones 2013, un asunto estratégico”, 1/11, Prensa Obrera N° 1246)

Queda planteado, por lo tanto, profundizar la lucha política para que la CRCI se pronuncie en relación a la carta y nos reincorporemos como TPR para poder dar la lucha en defensa de la CRCI contra su disolución detrás de Syriza y el frente popular.

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