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domingo, 10 de marzo de 2013

[VENEZUELA] DECLARACIÓN DE LA TPR ANTE LA MUERTE DE HUGO CHÁVEZ


DECLARACIÓN DE LA TENDENCIA PIQUETERA REVOLUCIONARIA (TPR) ANTE LA MUERTE DE HUGO CHÁVEZ Y LA CONVOCATORIA A ELECCIONES PARA EL 14 DE ABRIL EN VENEZUELA

¡Ninguna confianza en Maduro! ¡Ningún acuerdo con la derecha y el imperialismo!

PONGAMOS EN PIE EL FIT Y UN POLO ANTI-IMPERIALISTA DE TODA LA IZQUIERDA
VAMOS POR UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES

Elecciones del 14 de abril:
Retomemos el planteo de Opción Obrera para las elecciones presidenciales de 2012: “Para que haya un gobierno de los trabajadores, necesitamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores”

Mientras el pueblo llora a Chávez, el Consejo Nacional Electoral ya ha fijado el 14 de abril como fecha para las elecciones presidenciales, y, lo que es absolutamente nefasto, ha otorgado solamente ¡1 día y medio!, del domingo 10 de marzo a la mañana hasta el lunes 11 de marzo a la tarde, para presentar las candidaturas. El apresuramiento para la presentación de las candidaturas está asociado a que el chavismo ha lanzado el “operativo clamor” a favor de Nicolás Maduro.

Lo primero que como Tendencia Piquetera Revolucionaria (TPR) de Argentina queremos indicarle al pueblo venezolano y a todos los luchadores en el mundo entero es que con la muerte de Chávez la dirección del PSUV se prepara para largar una elección plebiscitaria con el único objetivo de legitimar su mando y aplastar cualquier cuestionamiento hacia su política devaluatoria y de compromisos con el imperialismo yankee. Por el contrario, contra las pretensiones de validar a una dirección del PSUV que está atacando las condiciones de vida del pueblo venezolano, la izquierda y los trabajadores tenemos que dar una fortísima lucha política para que el próximo 14 de abril tengamos un Frente de Izquierda y los Trabajadores que nos permita intervenir de manera independiente en las elecciones.

“OPERATIVO CLAMOR” A FAVOR DE MADURO

 “Chávez, Maduro, el pueblo está seguro”; “Chávez por siempre, Maduro presidente”; “Soy un/a chavista Maduro”; “Chávez PRESENTE Maduro PRESIDENTE” son algunas de las consignas que el chavismo ya está propagandizando, utilizando la imagen de Chávez para imponer a Maduro como el sucesor directo de Chávez. La idea sería que si gana Maduro “todo sigue como si estuviera Chávez”.

Esta idea, cuestionable de por sí, va acompañada de una verdadera canallada. Como parte del “operativo clamor” la dirección del PSUV ha llegado al extremo de anunciar el embalsamamiento de Chávez… ¡cuando Chávez mismo había dicho que estaba en contra! En una entrevista televisiva de marzo de 2009, declaró que "un cuerpo insepulto y exhibido demuestra descomposición moral" y que se trata de un hecho "macabro" (https://www.youtube.com/watch?v=wi-3CX5FSjk&). Es decir que la dirección del PSUV carece de cualquier límite moral a la hora de intentar legitimarse como cabeza del Estado venezolano. Se trata de un ultraje morboso mientras el pueblo de Venezuela sigue llorando a Chávez. Pretenden perpetuar eternamente los restos mortales de Chávez como un símbolo de su propia eternización en el poder. Se olvidan que por más que pretendan ser la encarnación misma de Chávez lo cierto es que los procesos políticos de masas son irrepetibles. Hoy, un nuevo Caracazo, sería contra la política devaluacionista del propio chavismo. Maduro, más allá de lo que pretenda, no llegará a ser más que una mala imitación de Chávez.

Por lo tanto, lo que todos los trabajadores y luchadores debemos preguntarnos ante la muerte de Hugo Chávez es lo siguiente: ¿quiénes son estás personas que ahora gobiernan Venezuela? ¿A quién nos enfrentamos ahora que Chávez ya no está? Y, sobre todas las cosas, ¿cuáles son las tareas y los desafíos que se nos plantean en esta situación política?

Esa es la forma concreta de abordar la muerte de un presidente: caracterizar e intervenir frente a la nueva conformación del poder político. Esto es muy importante porque lo que es seguro es que convocaron a elecciones. Frente a la muerte de Chávez, nadie habla del 14 de abril argumentando que “sería una falta de respeto” pero, tras bastidores, eso es lo único que se discute: ¿quién se queda con el poder en Venezuela? No fijar posición frente a las elecciones del próximo 14 de abril sería una falta de respeto al pueblo de Venezuela. De hecho, insistimos, son los propios chavistas quienes mezclan el duelo con la campaña electoral.

Por eso, tenemos que dar una lucha política para que la muerte de Chávez no nuble el juicio de los trabajadores y, sobre esa base, no actúe como un factor paralizante que impida una intervención política independiente. Muy lejos de “paralizarse por el respeto”, la muerte de Chávez plantea reforzar la pelea por poner en pie una salida por izquierda a la nueva etapa histórica abierta en Venezuela.

Los luchadores y la izquierda, ¿vamos a enfrentar el “operativo clamor” a favor de Maduro? ¿Vamos a presentar nuestra propia candidatura? ¿Vamos a denunciar que el chavismo impuso plazos irrisorios para la presentación de candidaturas, para impedir que los trabajadores puedan deliberar colectivamente para definir quiénes serán sus propios candidatos? ¿Vamos a llevar adelante nuestra propia campaña electoral, poniendo en pie un frente de izquierda, para llamar a los trabajadores a superar los límites del chavismo y a luchar por el gobierno de los trabajadores? Ese es el desafío que tiene planteado la izquierda venezolana.

NO HAY QUE CONFIAR EN MADURO, PORQUE MADURO ESTÁ NEGOCIANDO CON EL IMPERIALISTA OBAMA A ESPALDAS DEL PUEBLO VENEZOLANO

La necesidad de una candidatura y una campaña electoral de la izquierda, independientes del chavismo y la derecha de Capriles-MUD, está dictada, en primer lugar, por el hecho de que Maduro está negociando con el imperialista Obama para restablecer las relaciones entre el gobierno venezolano y el gobierno de Estados Unidos.

Esto fue confirmado, públicamente, por Roy Chaderton, embajador por Venezuela ante la OEA: “Venezuela está evaluando la solicitud estadounidense para que un alto funcionario de la agencia antidrogas DEA visite el país pero la meta es mantener el respeto mutuo entre ambas naciones como prioridad, dijo este viernes el embajador venezolano ante la OEA Roy Chaderton (…) Chaderton y Whitaker (vicesecretario adjunto de Estado para el hemisferio occidental de Estados Unidos, NdR) se vieron en persona para hacerle seguimiento a una llamada telefónica que la subsecretaria de Estado para el Hemisferio Occidental Roberta Jacobson le hiciera en noviembre al entonces canciller venezolano Nicolás Maduro” (Globovision, 18/1/2013). Esto fue señalado también por el medio venezolano El Universal, al reproducir un artículo de la ABC española: “Nicolás Maduro se encuentra en negociaciones secretas con Estados Unidos para recomponer las relaciones entre ambos países, algo que podría ayudarle a reforzar su perfil al frente de Venezuela. Un emisario del vicepresidente venezolano se entrevistó en diciembre en la Casa Blanca con el jefe para América Latina en el Consejo Nacional de Seguridad, Ricardo Zúñiga. En las conversaciones, llevadas a cabo por Roy Chaderton, embajador venezolano ante la Organización de Estados Americanos (OEA), se pusieron varias cuestiones sobre la mesa. La de mayor trascendencia política, de acuerdo con fuentes venezolanas conocedoras de los contactos confidenciales de Chaderton con la Casa Blanca y el Departamento de Estado, es el posible regreso de la DEA, la agencia estadounidense contra la droga, a Venezuela (…) Sobre la recomposición de relaciones también trató directamente el propio Maduro con Roberta Jacobson, responsable del Departamento de Estado para el Hemisferio Occidental, en una conversación telefónica realizada en noviembre, con mención expresa al asunto del narcotráfico” (03/01/2013).

Como pone de relieve este mismo medio, las negociaciones de Maduro con el gobierno de Obama tienen el sentido, a su vez, de resolver la crisis interna del PSUV en su favor: “En el marco de la sucesión de Chávez, la aceptación de esta vieja aspiración de Washington podía suponer una amenaza para Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional, a quien la DEA apunta en sus investigaciones como presunto gestor de la red de narcotráfico en el que se encuentran implicados varios generales y otras altas autoridades del país (…) El propio Cabello, como ya desveló ABC hace unas semanas, hizo llegar a la Casa Blanca, a través de la embajada de Estados Unidos en Caracas, un mensaje informal de disposición a algún trato para esquivar el dedo de la DEA, presentándose como el líder venezolano que ni quiere a los cubanos ni estos le desean, frente a un Maduro que cuenta con el pleno beneplácito de La Habana” (ibídem).

Los medios de comunicación, tanto venezolanos como imperialistas destacan, sistemáticamente, esta crisis al interior del chavismo. Hablando sobre las elecciones internas del PSUV, El Nacional señala que “no estando Chávez en la dirección, las fuerzas internas empiezan a presionar (…) El dilema de la base es que Cabello tiene más control sobre los gobernadores, lo que haría pensar que tiene más incidencia en las alcaldías, pero Maduro cuenta con más peso en el Ejecutivo, que es el poder que baja los recursos (…) ‘Son dos fuerzas que iban a chocar inevitablemente. Las primarias lo que persiguen es que el choque tenga ciertas reglas porque aunque en el reglamento dice que la dirección nacional no postularía nombres, los artículos 20, 21, 22 y 23 del mismo reglamento le permite cambiar, meter y sacar nombres, incluso de personas que no militan o recién conversos, como el caso de los diputados William Ojeda y Hernán Núñez’, puntualizó Semtei” (04/03/2013).

Según Noticias 24 de Venezuela, “el mencionado como principal rival interno de Maduro, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional (Legislativo), se vio reducido a un papel de comparsa. Incluso fue quien tuvo que tomarle juramento y ponerle la banda a su supuesto adversario, con quien intercambió más de un elogio y un trato de ‘hermano’, gesto destinado presumiblemente a borrar sombras. ‘Pero se trata solo de un armisticio’, afirmó sin embargo, en diálogo con DPA, el ex presidente del Consejo Nacional Electoral Eduardo Sentei, un ex chavista que conoce bien los entretelones. Para Sentei, no todo está escrito y habrá que esperar como se mueve la correlación de fuerzas. ‘Hay tres sectores internos definidos. Dos de ellos se aliaron y obligaron al tercero a un repliegue. No le quedaba otro camino en este momento’, dijo el analista político. El primero de esos sectores es el ‘político’. A él pertenece Maduro (…) Maduro se alió con un segundo sector, el ‘familiar’, integrado por los parientes de Chávez. La designación como nuevo vicepresidente interino de Jorge Arreaza, ministro de Ciencia y Tecnología pero, sobre todo, esposo de una de las hijas de Chávez, es la confirmación de esto. El tercer sector, el aparentemente dejado atrás, es el ‘militar’, al que pertenece Cabello, un teniente retirado del Ejército que acompañó al fallecido ex presidente en la intentona golpista de 1992” (09/03/2013). El propio Heinz Dieterich, ideólogo del “Socialismo del Siglo XXI”, escribió que “la lucha por la sucesión de la ‘Revolución Bolivariana’ está en pleno auge. El Termidor de la Revolución se encarna en Diosdado Cabello. Cabello es el Capriles Radonski del oficialismo” (Aporrea, 20/12/2012).

Esta interna al interior del chavismo se verificó en una serie de movimientos y desplazamientos dentro del aparato estatal: “En el Instituto Nacional de Ferrocarriles del Estado también hubo una movida de mata: el primero en salir fue su presidente, Franklin Pérez Colina, quien ha declarado públicamente que su relación con Cabello viene desde 1992 (…) Fue el Vicepresidente de la República el que decretó su salida. Desde que quedó a cargo del Poder Ejecutivo, la firma de Nicolás Maduro solo ha suscrito una sola designación, y se trata precisamente del ministro para Transporte Terrestre, Juan García Toussaintt, como presidente encargado del IFE, en sustitución del que había dejado Cabello antes de salir del entonces Ministerio de Obras Públicas. Detrás de las fotos, los abrazos y los apretones de mano, cada uno está jalando para su lado. De otra forma, el diputado Ismael García no se explica cómo apareció Darío Vivas como segundo a bordo de la Asamblea Nacional. ‘El día 4 de enero todos vimos que Diosdado Cabello había anunciado que repetía como presidente de la junta directiva con Pedro Carreño y Blanca Eekhout; Pedro vino ese día bien vestido con su corbata Vuitton, ¿y qué pasó?’, pregunta. ‘Nicolás Maduro impuso a una pieza importante de él para hacer contrapeso’” (El Universal, 20/01/2013).

Los círculos imperialistas tienen en claro la existencia de esta crisis. Según Bloomberg, “el más fuerte desafío a Maduro puede provenir de Diosdado Cabello, el presidente de la Asamblea Nacional y antiguo teniente que peleó junto con Chávez en la rebelión de 1992, cuya influencia dentro de los militares lo habilitaría a tomar ventaja de la conflictividad social para reclamar el poder” (05/03/2013). En esa misma línea, The Guardian plantea que “Maduro tiene el apoyo de ministros claves, ideólogos civiles y los cubanos que ocupan posiciones múltiples en el gobierno de Venezuela. Sin embargo, un rival ambicioso, Diosdado Cabello, la cabeza de la Asamblea Nacional, tiene aliados en los militares, las milicias y los grandes negocios, una coalición ecléctica considerada más pragmática –y corrupta- que otras facciones chavistas” (05/03/2013).

De esto se desprenden dos conclusiones fundamentales. La primera es que ni Maduro ni Cabello han salido a desmentir toda esta información que circula en los medios de comunicación sobre sus negociaciones con el imperialismo. Corresponde, por lo tanto, que todo trabajador y todo luchador, sea chavista o no, repudie explícitamente estas negociaciones secretas con el imperialismo. No podemos negar lo evidente: para que la palabra “anti-imperialismo” siga teniendo algún sentido, tenemos que exigir la inmediata ruptura de todos los pactos con el imperialismo.

La segunda es que la facción de Maduro que está disputando el control del PSUV con la facción de Cabello y, a partir de ahí, del conjunto del aparato estatal, no lo está haciendo apoyando las luchas obreras y populares sino a través de acuerdos espurios con el imperialismo norteamericano. Esto es fundamental porque, a partir constatar este hecho, se puede afirmar sin ningún lugar a dudas que Maduro no constituye un sector centrista o que exprese difusamente un interés popular contra el aparato militar sino que está empecinado en reforzar su autoridad presidencial para poner a raya al movimiento popular en lugar de desarrollar una impetuosa movilización contra la derecha endógena y el imperialismo.

De ahí la necesidad inmediata de desarrollar una alternativa de izquierda y antiimperialista que, sobre la base de denunciar esta situación, le plantee a los trabajadores venezolanos que no tienen que confiar en un dirigente que negocia con Obama a espaldas del pueblo de Venezuela sino pelear por poner en pie su propia alternativa política independiente.

La consigna “¡Ninguna confianza en Maduro!” tiene que ser un instrumento central de la izquierda y los luchadores para oponerse al bonapartista “operativo clamor” en curso, y desnudar estas negociaciones espurias con el imperialismo frente a los ojos de las masas venezolanas. La única forma de derrotar a la camarilla de Cabello es por medio de una ruptura con el imperialismo. Pretender reafirmar a Maduro contra Cabello por medio de un pacto con los Estados Unidos no puede más que terminar en una presidencia rehén del imperialismo que aplique desde arriba, ella misma, la agenda de la derecha. O sea, una traición mortal para el pueblo venezolano de características históricas.

LO DICEN JUAN MANUEL SANTOS, LOS MEDIOS IMPERIALISTAS Y LA BURGUESÍA VENEZOLANA: COMO CAPRILES NO VA A GANAR, QUIEREN COOPTAR AL CHAVISMO

Como Tendencia Piquetera Revolucionaria podemos afirmar con total seguridad que el chavismo (en todas sus fracciones y en especial Maduro) marcha a un acuerdo con el imperialismo porque, además de lo ya dicho anteriormente, el propio imperialismo promueve abiertamente ese planteo. Los medios imperialistas expresan con claridad su cambio de frente en Venezuela: del intento de golpe institucional a través de Capriles, al intento de intervenir dentro de la crisis del PSUV y procesar la cooptación del propio Nicolás Maduro.

El cambio de frente está motivado por la desconfianza de parte del imperialismo hacia la oposición derechista venezolana y su capacidad de postular una alternativa de gobierno al chavismo. Esta desconfianza es explícita de parte de los distintos círculos de la burguesía imperialista: “La coalición de oposición conocida como MUD se puede quebrar ahora no que puede seguir sosteniéndose por su oposición a Chávez. La tradición de traiciones y ostentación puede resurgir si figuras como Henri Falcón, gobernador del estado de Lara, desafía a Capriles para la nominación. Si la oposición gana la elección, observadores en Caracas advierten sobre una transición llena de tensión. ‘Los generales, las milicias, el servicio civil, están todos politizados, ¿aceptarán ellos una nueva dispensa? ¿Y qué pasaría con todos los gobernadores y alcaldes chavistas?’ se preguntó un diplomático en Caracas” (The Guardian, 05/03/2013). Por su parte, The Economist plantea que “el candidato de oposición probablemente sea Henrique Capriles. Centrista moderado y militante obstinado, durante la elección de octubre pasado recortó el margen de victoria de Chávez desde un 26% en 2006 a un 11%. Pero la oposición se desmoralizó por la derrota; le fue mal en las elecciones regionales de diciembre” (05/03/2013).

Teniendo en cuenta este cuadro político y la situación de crisis económica existente en Venezuela, The Guardian plantea que “los economistas dicen que el nuevo presidente, chavista o no, va a tener que recortar el gasto y devaluar la moneda, avivando la inflación y potenciales disturbios. Algunos analistas de oposición se preguntan si no sería mejor que Maduro gane así el chavismo ‘recoge tempestades’” (05/03/2013). Esto es lo que tiene en claro el gobierno de Obama, que ha decidido desarrollar una línea de acercamiento a Maduro, lo que se refleja en el envío de una delegación de representantes de Estados Unidos al funeral de Chávez. Este acercamiento es denunciado, incluso, por los medios republicanos: “el periódico The Washington Post se pregunta asombrado en un editorial por qué Estados Unidos está centrando su actual diplomacia con Venezuela en cortejar al sucesor nombrado por Hugo Chávez antes de morir, el vicepresidente Nicolás Maduro y a sus ‘compinches’” (Martí Noticias, 07/03/2013).

Ante eso, el Washington Post plantea que “una política estadounidense más sensata en las actuales circunstancias empezaría por insistir en que el voto libre y democrático sea el que determine el sucesor de Chávez (…) Futuros galanteos al señor Maduro de parte de EE.UU. deben esperar según el Post a que éste sobreviva a las pujas de poder dentro de su propio partido, ‘gane una votación libre, y demuestre que es algo más que un títere de Castro’” (ibídem). Esta posición se contrapone, sin embargo, con el hecho de que Cabello ya se ha alineado, para las elecciones del 14 de abril, con la candidatura de Maduro. De ahí que El Universal, el principal medio de la burguesía venezolana, plantee que “con la producción agrícola e industrial de Venezuela en estado de descalabro, un sector petrolero exangüe y una tasa de criminalidad digna de un país en guerra civil, le tocaría a Maduro asumir el desastre por venir, con un Diosdado Cabello acechando la ocasión para capitalizar el ineluctable descontento popular” (10/03/2013). Esto mismo señala Bloomberg, uno de los principales medios del capital financiero norteamericano: “mientras la designación de Maduro por Chávez fue diseñada para dislocar la influencia de Cabello, Maduro tendrá que luchar en el largo plazo (…) ‘Si hay algún tipo de conflicto, cuando el polvo aclare será Cabello quien estará al frente del mismo’ dijo Smilde (especialista sobre Venezuela para la Washington Office on Latin America, NdR)” (05/03/2013).

El imperialismo dice: la derecha se va a dividir, no podría gobernar un aparato estatal copado por el chavismo, está desmoralizada por los últimos resultados electorales, está descontado que Maduro ganará las elecciones, es conveniente que el chavismo pague el costo de gobernar en un cuadro de profunda crisis económica, es ahí cuando se plantea la posibilidad de promover una disidencia interna a Maduro a través de Cabello.

Lo que importa es lo siguiente: el próximo período, por lo tanto, se va a caracterizar por una fuerte presión de parte de las distintas facciones del imperialismo norteamericano sobre el aparato del PSUV y el Estado venezolano. Teniendo en cuenta que tanto Maduro como Cabello buscan imponerse dentro del chavismo a través de un acuerdo con el imperialismo, vamos a enfrentar numerosas capitulaciones de parte del nacionalismo burgués y un refuerzo de la tendencia pro-imperialista tanto en Venezuela como en América Latina en general.

Esto ha sido expresado con claridad por el propio presidente pro-imperialista de Colombia, Juan Manuel Santos: “Santos, dijo hoy que espera que si su colega Hugo Chávez ‘muere’, el vicepresidente de Venezuela, Nicolás Maduro, siga apoyando los diálogos de paz de su Gobierno con las FARC en Cuba (…) ‘El presidente Chávez ha contribuido mucho al momento en el que nos encontramos en los diálogos’ señaló el gobernante colombiano, quien dijo confiar en que Maduro siga en la misma línea porque ‘él está entusiasmado con ver la paz en Colombia. De hecho, él fue el designado por Chávez a empujar el proceso con las FARC’” (Notihoy, 15/01/2013). Maduro lo confirmó, luego de la muerte de Chávez: “el presidente encargado, Nicolás Maduro, evocó este lunes el trabajo constante del comandante Hugo Chávez para contribuir a la paz en Colombia y ratificó su disposición y compromiso para continuar sumando esfuerzos en la consolidación de este objetivo. ‘El presidente Chávez fue el articulador en silencio, por petición del presidente Juan Manuel Santos, con la guerrilla y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia. En este sentido, queremos ratificar a Santos que el gobierno está comprometido con la paz en colombiana’, precisó durante una entrevista en el programa Telesur” (Aporrea, 12/03/2013).

MADURO Y EL LEGADO DE CHÁVEZ: DEVALUACIÓN, INFLACIÓN, PAGO DE LA DEUDA, TARIFAZOS

A su vez, esta crisis política encuentra su razón final en los propios límites de más de una década de chavismo en el poder. Es importante tener en cuenta el hecho de que Venezuela enfrenta una creciente crisis económica frente a la cual el chavismo no desarrolló una orientación de expropiación del capital para que la paguen los capitalistas sino que, por el contrario, pretende enfrentar la crisis por medio de un reforzamiento de su vínculo comercial con el imperialismo.

Esto no es menor porque la bancarrota capitalista está golpeando duramente a las masas venezolanas: “en tres años la inflación registrada en la industria nacional alcanza 50%. Únicamente en las empresas de producción de Alimentos y Bebidas, desde enero 2010 a enero de 2013, la inflación acumulada es de 70%” (El Mundo, 28/02/2013). A su vez, La Nación de Argentina señala que “Caracas y regiones del interior sufren el mayor desabastecimiento de los últimos años. Pan, azúcar, aceite, pollo, carne, café o papel higiénico faltan en distintos establecimientos; sólo aparecen de forma intermitente y obligan a los consumidores a correr de un negocio a otro. Por otra parte, los precios son tan disparatados en la capital que, en el informe publicado por la Unidad de Inteligencia de The Economist, Caracas se sitúa como la novena ciudad más cara del mundo” (09/02/2013).

El desabastecimiento está determinado por el carácter atrasado de la economía venezolana, que no ha sido superado por el chavismo. No hay que olvidar que el acaparamiento y la escasez de alimentos fue uno de los detonantes del Caracazo en 1989. Chávez, al igual que todas las tentativas nacionalistas que marcaron la historia latinoamericana reciente, no ha podido lograr un desarrollo nacional autónomo. La causa se encuentra en la propia incapacidad histórica de la burguesía nacional y en los límites de clase que tienen las estatizaciones realizadas por los movimientos nacionalistas que pretenden utilizar al Estado burgués como un supuesto sustituto de la propia burguesía de carne y hueso.

El balance es demoledor: lo concreto es que Chávez se ha caracterizado por ser un religioso pagador de deuda externa, lo que no ha disminuido las ataduras de Venezuela para con el mercado de crédito internacional sino que ha ido aparejado de un mayor endeudamiento.

Ya en 2007, un artículo publicado por el sitio web Aporrea señalaba que “cuando el presidente Chávez ascendió al poder en 1999, la deuda externa venezolana era de 23.314 millones de dólares, hoy, 8 años después, la deuda ‘eterna’ es de 27 mil 236 millones de dólares, es decir, lejos de pagarse, se ha incrementado en 3.922 millones de dólares. Pero el asunto resulta más grave si consideramos el total de dólares pagados a la banca transnacional acreedora en los últimos 8 años. El gobierno del presidente Chávez ha pagado a lo largo de este período, una cantidad similar al total de la deuda que el país tiene actualmente (27 mil millones de dólares)” (16/04/2007). Esta situación empeoró fuertemente los años siguientes: “aunque en 2012 el precio de la cesta petrolera venezolana se mantuvo en el promedio cumbre de 103 dólares el barril, la deuda externa de la República continuó creciendo velozmente y registró un salto de 8% respecto a 2011 para ubicarse en 105 mil 779 millones de dólares, de acuerdo con las estadísticas del Banco Central (…) Al incluir la deuda en bolívares se obtiene que ahora, después de la reciente devaluación de la moneda, la deuda total equivale a 70% del PIB, una relación que ya no es confortable y que, al igual que en los años que preceden al viernes negro de 1983, se ha disparado en medio de un ciclo de elevados precios del petróleo” (El Universal, 27/02/2013). “Ya la Ley de Presupuesto de este ejercicio reveló la carga que genera el endeudamiento, pues el servicio de deuda consume 19,7% del gasto ordinario cuando hace cuatro años era 10%” (El Universal, 09/03/2013).

A su vez la devaluación que ha aplicado maduro, del 46%, forma parte de una política devaluatoria que ha desarrollado el chavismo desde su asunción al gobierno: “En sólo cuatro años, la devaluación del bolívar fue de 193%, algo inédito para una economía que se nutre de la mayor bonanza petrolera de la historia, con el barril de crudo a 106 dólares (…) Desde la llegada al poder de Chávez en 1999 hasta la fecha, Venezuela sufrió una devaluación acumulada de 992%” (La Nación, 09/02/2013). En esa misma línea se inscriben los tarifazos, porque tienen el objetivo de reforzar las cuentas fiscales del estado venezolano: el gobierno lanzó “el anuncio por parte del ministro de Planificación y Finanzas Jorge Giordani de aumentar la gasolina y las tarifas de los servicios públicos” (Elimpulso.com, 23/11/2012).

La manutención de la propiedad estatal de PDVSA fue lo que motivó los choques de Chávez con el imperialismo norteamericano. Sin embargo, Chávez (y ahora Maduro) no se apoyó en esa propiedad estatal para desenvolver un desarrollo nacional autónomo de conjunto, integrándolo a un planteo de expropiación del capital y de expulsión del imperialismo sino que siguió pagando la deuda y manteniendo el carácter atrasado de la economía de Venezuela. Esto es lo que determina el actual cuadro de carestía de las condiciones de vida de las masas.

Cuando los Capriles y el imperialismo se valen de esta situación para desarrollar una agitación política demagógica contra el chavismo, buscan ocultar que ellos mismos defendieron y defienden la completa extranjerización de la producción petrolera venezolana, lo que sólo podría traer como consecuencia la completa y absoluta sumisión de Venezuela al imperialismo y la destrucción de su economía. Los límites del chavismo salen a la luz con toda su fuerza y plantean la necesidad de estructurar un polo anti-imperialista que pelee por un gobierno de los trabajadores.

GALLETERA CARABOBO, CERÁMICAS CARIBE, SABINO ROMERO, PETROCASA, CEMENTEROS DE CATIA LA MAR: LOS LUCHADORES Y LA IZQUIERDA TENEMOS QUE REPUDIAR LA REPRESIÓN Y APOYAR TODAS LAS LUCHAS OBRERAS Y POPULARES

Por otra parte, lo que la izquierda chavista se empecina en negar es que en los últimos años se han desarrollado numerosas luchas obreras y populares que han encontrado al chavismo de la vereda de enfrente y junto a los patrones.

Ejemplo de esto sobran: los trabajadores de la Galletera Carabobo exigiendo el respeto al convenio colectivo de trabajo y el pago de los sueldos atrasados a más de 400 compañeros; los trabajadores de Cerámicas Caribe reclamando “la firma de la contratación colectiva, ajustada al salario regional que está por encima de 120 bsf diarios. Ya llevamos 3 años sin recibir aumento de salario” (Aporrea, 27/02/2013); la lucha de los pueblos indígenas Yukpas reclamando la titularidad de sus tierras ancestrales y juicio y castigo por Sabino Romero, cacique asesinado por sicarios de la oligarquía que contaron con la complicidad del poder político para cometer el homicidio impunemente; los compañeros de Petrocasa contra los despidos, por las condiciones de trabajo y por aumento salarial; los cementeros de Catia La Mar por el cumplimiento del convenio colectivo, el correcto pago de los salarios y contra los despidos. Son ejemplos de cómo los trabajadores responden al cuadro de miseria social luchando por sus condiciones de trabajo y por su salario, y de cómo la población agraria desarrolla la lucha por la tierra contra los latifundistas.

¿Cuál ha sido la respuesta del gobierno de Chávez a todas estas luchas? ¿Usó su casi absoluto monopolio del poder político para darle una rápida satisfacción a los reclamos populares? Todo lo contrario. Como ya señalamos oportunamente desde la TPR, “la lucha de Galletera Carabobo, para que se respete el convenio colectivo de trabajo, ha sido recientemente reprimida y se detuvieron a 5 militantes (ya liberados), entre los que se encuentra el compañero Roberto Yépez de Opción Obrera (sección venezolana de la CRCI). A esto se suma la represión a los pueblos originarios del estado de Zuliá, el ataque a Oswaldo Pacheco (militante del PSL), la represión a las enfermeras de la Maternidad Laura Vaamonde, Luisa Romero y Nairobi Hernández, la brutal golpiza a José Luís Morocoima (secretario general del Sindicato Único de Trabajadores de la Alúmina)” (Declaración de la TPR ante el intento de golpe institucional de Capriles y el MUD, 09/01/2013).

Los compañeros de Petrocasa fueron reprimidos y detenidos por la Guardia Nacional Bolivariana. Sabino Romero, líder de los Yukpas, fue asesinado por sicarios de los latifundistas. “El homicidio de dirigentes sindicales aumentó 103% si se comparan las cifras de 2011 a 2012, pues en el primero fueron asesinados 38 personas, mientras que el año pasado la cifra se incrementó a 77 sindicalistas (…) El incremento de la violencia sindical se enmarca en un contexto de suma conflictividad laboral, destacando que el 41% de las protestas reportadas en 2012 fueron por exigencias laborales (…) El informe también resalta la preocupación en el sector por la falta de investigación sobre los casos de homicidios de los sindicalistas y la falta de información oficial al respecto” (El Informador, 01/03/2013).

Por lo tanto, la respuesta del chavismo a las luchas obreras y populares es no satisfacer sus reclamos sino ordenar la represión estatal y encubrir a los asesinos de líderes indígenas y dirigentes sindicales.

A toda la izquierda chavista le preguntamos: ¿esta es la forma de desarrollar un proceso revolucionario y de conquistar la liberación nacional? Desde la TPR respondemos: absolutamente, no. De ninguna manera. El anti-imperialismo, para ser tal, tiene que impulsar la movilización por todos los reclamos obreros y populares: ese es el único camino para expulsar al imperialismo. Pretender la existencia de un “punto medio” entre la liberación nacional y la emancipación social o, mucho peor, sacrificar los propios intereses populares en nombre de “la lucha contra el imperio” es una impostura propia de estafadores que se están preparando para entregar maniatado al pueblo venezolano ante la derecha y el propio imperialismo. 

SI MADURO SE RESERVA EL DERECHO A NEGOCIAR CON EL IMPERIALISMO Y ATACAR A LOS TRABAJADORES, LA IZQUIERDA CHAVISTA TIENE QUE HACER USO DEL DERECHO A NO APOYAR A MADURO Y ORGANIZARSE DE MANERA INDEPENDIENTE

En este cuadro, por lo tanto, lo más llamativo es que el conjunto de la izquierda chavista se encuentre completamente subordinada al aparato del PSUV. No han dicho ni una palabra acerca del hecho de que Maduro (sucesor elegido por Chávez para la presidencia) esté negociando con Cabello (presidente de la Asamblea Nacional y principal exponente de la derecha endógena) el resultado de la elección interna de los cargos del PSUV, de forma completamente amañada y antidemocrática.

En ese mismo sentido, no han esbozado siquiera una crítica frente a que 14 años de gobierno de Chávez concluyeron con la derecha endógena controlando el aparato militar del Estado venezolano a través de Cabello. Maduro, en la misma línea que Chávez, busca co-existir con la derecha endógena, lo que solamente puede permitir un mayor desarrollo de la misma.

Pretenden usar como excusa la “unidad contra el imperialismo”. Otros, más sutiles y por lo tanto más peligrosos, nos dicen que se trata de aplicar la táctica leninista del “Frente Único Anti-imperialista” para encubrir su sujeción permanente al nacionalismo burgués. Nosotros, los militantes de la TPR, defensores del Frente Único Anti-imperialista respondemos: el FUA es para enfrentar al imperialismo, no para pactar acuerdos con el mismo. El FUA es para impulsar el movimiento de la clase obrera y los explotados, no para sacrificarlo en nombre del acuerdo con la “burguesía patriótica”. El FUA, sobre todo, PRESUPONE la existencia de un partido obrero independiente y no la disolución a largo plazo de la izquierda que se proclama marxista en las filas del partido nacionalista (que por más nacionalista o socialista que se proclame no se deja de ser un partido burgués). Por lo tanto, la única manera de aplicar la táctica del FUA en las condiciones actuales de Venezuela es por medio de luchar por un reagrupamiento clasista (un FIT) que llame a la izquierda chavista a romper con el nacionalismo en decadencia sobre la base de una lucha anti-imperialista consecuente. Esa es la táctica para construir un poderoso partido obrero independiente que agrupe a la clase obrera como tal y sea capaz de dar la disputa concreta por imponer un gobierno de los trabajadores.

Por el contrario, las organizaciones de la izquierda chavista siguen entrampadas en el nacionalismo y han optado por apostar al reforzamiento de la autoridad de Maduro y del PSUV. El Partido Comunista de Venezuela “ratificó este domingo el apoyo de esa tolda política a Nicolás Maduro como el candidato de la Revolución Bolivariana para las elecciones presidenciales del venidero 14 de abril (…) El XII Congreso Nacional del PCV anunció el apoyo a la postulación de Maduro a la presidencia, no sólo porque así lo pidió el líder de la Revolución Bolivariana en su última alocución el pasado 8 de diciembre, sino también porque el actual jefe de Estado encargado de Venezuela ‘proviene de la clase obrera, y está comprometido con las causas de la clase trabajadora’” (TeleSur, 10/03/2013). Para desarticular esta patraña que sólo pretende justificar el apoyo a un devaluador, bastaría con recordar que el propio Gorbachov asumió la jefatura de la URSS bajo el mote de ser “un hijo de la clase trabajadora”.

En ese mismo sentido, Marea Socialista (organización venezolana ligada al MST de Argentina y al Secretariado Unificado) escribió que “una de las cosas que junto a este pueblo aprendimos a lo largo de estos largos años de lucha del proceso bolivariano es que si Chávez mandaba obedeciendo, no debemos aceptar que nunca más un gobernante desobedezca el mandato popular. En esto mismo estaba pensando el Comandante cuando el 8 de diciembre nos pidió que apoyáramos a Nicolás Maduro como nuestro candidato. Eso sí, dijo, siempre acompañando y acompañado por el pueblo” (Aporrea, 07/03/2013). ¿Esto tiene algo que ver con la clase obrera como caudillo nacional y la revolución permanente? La sujeción al nacionalismo burgués de este híbrido nacido de la unión del Secretariado Unificado y el morenismo no podía ser mayor.

La Corriente Marxista Revolucionaria (CMR), antigua sección venezolana de la Corriente Marxista Internacional (CMI) de Alan Woods, escribió una declaración posterior a la muerte de Chávez donde no menciona ni una vez a Maduro o a Cabello, y por el contrario plantea que “es tarea de las y los trabajadores revolucionarios organizarse dentro del PSUV y el movimiento bolivariano para llevar adelante el legado de Chávez y construir una organización de masas con el programa, la táctica y estrategia del marxismo revolucionario” (Declaración de la CMR, 06/03/2013). O sea, reforzar el partido de Maduro y Cabello.

En esa misma línea, la propia CMI de Woods, que ahora milita en Venezuela a través del grupo “Lucha de Clases”, sacó una declaración planteando que “Nicolás Maduro será el candidato del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Por supuesto, los marxistas lucharán por la victoria del PSUV y la derrota de la oposición contra-revolucionaria. Pero al mismo tiempo debemos asegurarnos que el próximo gobierno aplique una política socialista (…) Nicolás Maduro ha prometido mantener el ‘legado revolucionario, anti-imperialista y socialista’ de Chávez. La clase obrera y la base del PSUV deben asegurarse que es así” (Declaración de la CMI, 06/03/2013). Evidentemente, Woods no está muy preocupado por “asegurarse” que Maduro sea “revolucionario, anti-imperialista y socialista”, porque no se le ha ocurrido decir una palabra sobre sus negociaciones con el gobierno de Obama.

Mientras el pueblo venezolano llora a Chávez, tenemos a toda la izquierda chavista militando el “operativo clamor” a favor Nicolás Maduro, codo a codo con la derecha endógena encabezada por Cabello. La lucha contra la derecha endógena que esta izquierda se atribuía a sí misma, ha quedado completamente desdibujada justo en el momento que correspondía dar esa lucha más a fondo. La asimilación de la izquierda al nacionalismo es absoluta en un momento en que el nacionalismo está negociando con el imperialismo y atacando a los trabajadores. ¿Casualidad? No, se trata de la consecuencia lógica de una larga adaptación política.

Esto refuerza la necesidad de dar una lucha política para separar a la izquierda de la derecha, para separar a las organizaciones populares que militan en el chavismo de la burocracia estatal. La izquierda chavista tiene que romper con la derecha endógena. Tiene que denunciar el “operativo clamor” y la utilización oportunista del cadáver de Hugo Chávez a través de su embalsamamiento. Tiene que denunciar las negociaciones secretas con el gobierno de Obama, así como también el conjunto de la política anti-popular de Maduro: pago de la deuda, devaluación, inflación. Tiene que apoyar explícitamente todas y cada una de las luchas obreras y populares. Las lágrimas que el pueblo derramó por Chávez, también las tiene que derramar por Sabino Romero y todos los dirigentes populares asesinados.

La izquierda chavista tiene que dejar de depositar confianza en Maduro y entender que la muerte de Chávez plantea la necesidad de avanzar en un sentido de ruptura hacia un gobierno de los trabajadores. Lo contrario es abrirle paso al imperialismo. La pelea por poner en pie un polo anti-imperialista en Venezuela, implica llamar a toda esta izquierda chavista a romper con Maduro y Cabello y a estructurar un frente anti-imperialista de toda la izquierda.

EN ARGENTINA LAS ORGANIZACIONES CHAVISTAS ESTÁN CONTRA LA IZQUIERDA, CON LOS QUE MANDAN TROPAS  A HAITÍ Y CON LOS QUE VOTAN A CAPRILES

Este mismo problema se plantea en Argentina. La diferencia central es que las lágrimas derramadas por las organizaciones chavistas argentinas son de cocodrilo porque todas ellas militan en formaciones opuestas a una lucha anti-imperialista o directamente participan de frentes populares pro-imperialistas que apoyan a Capriles.

Por un lado, se ubica Libres del Sur. Libres del Sur integra el Frente Amplio Progresista (FAP), que está dirigido por Hermes Binner del Partido Socialista (PS). Luego de la muerte de Chávez, Binner “aseguró que si hubiese tenido oportunidad de votar en los últimos comicios presidenciales de Venezuela, lo hubiera hecho por Capriles” (Ámbito Financiero, 07/03/2013).

Frente a esta verdadera provocación política, que equivale a festejar la muerte de Chávez, Victoria Donda, diputada nacional por Libres del Sur, salió a declarar que ella hubiera votado a Chávez, pero “evitó replicar a Binner en duros términos y justificó el apoyo a Capriles. ‘Así es la diversidad’ dentro del espacio, dijo” (ibídem). Sin embargo, el pronunciamiento de Binner a favor de Capriles no es casual, sino que responde al hecho de que Binner forma parte del arco político que busca imponer una salida pro-imperialista a la situación pre-revolucionaria que recorre América Latina. En ese mismo sentido, el planteo de Binner para Argentina no es otro que el de los sojeros, los exportadores y el imperialismo: mega-devaluación, liberación de exportaciones e importaciones, pago de la deuda a los fondos buitres. Que este es el planteo de Binner, es incuestionable, porque lo ha planteado numerosas veces, públicamente, a través de distintos medios de comunicación. La conclusión, por lo tanto, es que el FAP lleva a imponer una salida pro-imperialista a la crisis política que atraviesa a nuestro país. Incluso, todavía no está descartada la posibilidad de un frente nacional entre la UCR, el FAP y la Coalición Cívica para “que haya un candidato único como en Venezuela”.

No hay que olvidarse, tampoco, que a ese frente incluso se quiere sumar el propio Macri dado que varios voceros del PRO (como Ritondo) han dicho, después de las protestas del 8N, que “tenemos que recoger el reclamo republicano y ofrecer una candidatura única”. O sea, tanto la derecha como la centro-izquierda pro-imperialista miran a Capriles como un ejemplo a imitar en Argentina. La izquierda chavista queda entrampada en estos frentes populares. De esto se deduce que, si efectivamente Donda y Libres del Sur se oponen a los planteos pro-imperialistas en nuestro continente, tienen que romper con el FAP y sumarse a la construcción de una salida por izquierda contra Cristina, la derecha y el FAP. No es lo que vienen haciendo, como lo demuestran las declaraciones de Donda y su increíble vocación por pactar con Prat Gay (de la derechista Coalición Cívica). Lo único que demuestra Libres del Sur, al mantenerse en un frente popular pro-imperialista, es la tendencia de las formaciones nacionalistas y chavistas a capitular ante la presión del imperialismo.

En ese mismo sentido se ubican Proyecto Sur y el MST. En su periódico del 07/03/2013, el MST publicó dos entrevistas. Una a Pino Solanas, dirigente de Proyecto Sur, y otra a Alejandro Bodart, dirigente del MST. Allí, Solanas afirmó que “nosotros no vamos a engañar a nadie: tenemos diferencias con el FAP, con la Coalición Cívica, pero queremos definir un programa básico de coincidencias para combatir al kirchnerismo (…) Y tenemos que enfrentar dos gobiernos, por eso hay que unir sectores sociales y políticos con ese objetivo en este proceso electoral”. Bodart, por su parte, dijo que “desde la prensa y desde algunos sectores han señalado que ya hemos acordado con Carrió y eso es equivocado. No existe ningún frente con ella. La fuerza que ha tomado la candidatura de Pino hace que las fuerzas políticas que no comulgan ni con el gobierno nacional ni con el gobierno de la Ciudad quieran conversar con nosotros. Nosotros vamos a conversar con todos. Para ver con quiénes tenemos coincidencias políticas y programáticas y con quiénes no. De antemano no vamos a excluir a nadie (…) ¿Es posible lograr esta amplia unidad con todos estos sectores? Yo creo que sí. Se necesita por un lado la grandeza de entender que acá hace falta una fuerza para ganar la ciudad. No se trata de hacer una fuerza para ir acumulando en su pequeño nicho. Creo que están dadas las condiciones para cambiar. En el mundo hay un proceso de transformaciones. En muchos lugares están surgiendo fuerzas que pueden ser alternativa de gobierno para un distrito o incluso para un país. Tenemos el ejemplo en Grecia, con Syriza. Y es muy importante que crezcan electoralmente fuerzas transformadoras para aportar al proceso de conjunto”.

A pocos días de hacer un acto en homenaje a Chávez, los supuestos “chavistas” de Proyecto Sur y el MST militan para armar un frente político con los que votan a Capriles y con los que, como Carrió, hace poco tiempo se la pasaban jugando el rol de reproductores directos de las posiciones del imperialismo denunciando que Chávez era un dictador. Proyecto Sur y el MST buscan deliberadamente integrarse al frente popular pro-imperialista. Desde la TPR llamamos a los militantes y la dirección de Marea Socialista de Venezuela a pronunciarse públicamente y de manera inequívoca contra estos frentes pro-Capriles que sus compañeros del MST están queriendo construir contra el chavismo en Argentina.

Por otro lado, se ubican las organizaciones integradas al kirchnerismo, en primer lugar el Movimiento Evita. El Movimiento Evita hunde sus raíces en el movimiento piquetero: antes de la asunción de Néstor Kirchner, se denominaba MTD Evita. El Movimiento Evita ha salido a difundir un afiche que contiene una foto de Néstor Kirchner y Chávez abrazados, cuya consigna es “nuestro compromiso es hacer la revolución”. Buscan identificar, de esa forma, al kirchnerismo con el chavismo y a ambos con la revolución. Sin embargo, entre Kirchner y Chávez existe una diferencia cualitativa: mientras Chávez asumió el gobierno sobre la base de haber protagonizado un levantamiento cívico-militar anti-imperialista en 1992, Kirchner asumió el gobierno habiendo sido digitado por el asesino de Kosteki y Santillán (Duhalde) para desviar y cerrar el proceso abierto por el Argentinazo. Mientras Chávez enfrentó la extranjerización de PDVSA, Kirchner formó parte de la privatización de YPF siendo gobernador de Santa Cruz bajo el gobierno de Menem. Mientras Chávez se negó a enviar tropas de ocupación a Haití, Kirchner formó parte de la misión que el imperialismo ordenó a los gobiernos latinoamericanos a través de la ONU en Haití. La campaña política de identificación de Chávez con Kirchner busca embellecer la figura de Kirchner para justificar la subordinación de las organizaciones obreras y populares al kirchnerismo. Es necesario combatir esta campaña de forma frontal para enfrentar la cooptación estatal. Sin hacer ninguna concesión al chavismo, no podemos permitir que se lo identifique fraudulentamente con el kirchnerismo. De esto se desprende una conclusión estratégica: el propio Hugo Chávez, al haber apoyado abiertamente a los Kirchner, ha generado un ala derecha dentro del chavismo continental que usa la autoridad política de Chávez para embellecer a un gobierno que surgió del mismo riñón duhaldista. Flaco favor, por lo tanto, hizo Chávez a la lucha anti-imperialista en Argentina.

Por último se ubican Marea Popular, las dos fracciones del Frente Popular Darío Santillán, y todo el arco de grupos que orbitan en torno a estas organizaciones. La conclusión que sacaron estas fuerzas del proceso venezolano es la necesidad de bloquear a la izquierda argentina. Esto se expresa en el hecho de que han resuelto presentar una lista electoral en la Ciudad de Buenos Aires, denominada ALBA, que lleva a Pablo Ferreyra (el hermano de Mariano Ferreyra) como candidato a diputado nacional. La presentación de ALBA sólo puede jugar una función: bloquear la posibilidad de que los trabajadores y luchadores que tienden a romper con el kirchnerismo evolucionen hacia el Frente de Izquierda.

De hecho, se presentan reivindicando “la recuperación por parte del Estado de YPF” (Tiempo Argentino, 05/03/2013), cuando mientras Chávez mantuvo a PDVSA como una empresa estatal, Cristina mantuvo YPF como una sociedad anónima que cotiza en bolsa. Es sabido, a su vez, que muchos de los militantes de las organizaciones que integran el ALBA votaron al Frente de Izquierda en las elecciones de 2011. Si tenemos en cuenta que al Frente de Izquierda le faltaron muy pocos votos para ingresar al Congreso de la Nación, la única conclusión posible es que la presentación electoral del ALBA va a servir para impedir que en las elecciones de 2013 logremos meter diputados de izquierda que defiendan los reclamos populares. Esto demuestra que incluso la “izquierda chavista” de Argentina (o sea el chavismo que se opone al kirchnerismo) no acepta la colaboración con la izquierda clasista sino que se propone conscientemente bloquearla. Reproducen, de esta forma, la sujeción de la izquierda chavista venezolana al nacionalismo, al punto de que también se han sumado a la campaña electoral por Nicolás Maduro.

Todo esto pone de relieve que la táctica del frente anti-imperialista de la izquierda también se aplica plenamente para la situación en Argentina. Corresponde a la izquierda clasista, en primer lugar al propio Frente de Izquierda, llamar a todas estas organizaciones a romper con el FAP, a romper con Carrió, a romper con los K, y a venir con la izquierda.

Si Binner vota a Capriles, ¿los militantes de Libres del Sur van a seguir votando a Binner? ¿Los militantes del MST van a hacer un frente con Binner y Carrió? ¿Marea Popular y el ALBA van a militar para bloquear el ingreso de un diputado de izquierda al Congreso? Desde la TPR llamamos a todas estas fuerzas y sus militantes a romper con el gobierno, a romper con el FAP y a defender al Frente de Izquierda.

LA IZQUIERDA CLASISTA: LA CONFUSIÓN, LA ADAPTACIÓN AL CHAVISMO Y LOS ACUERDOS CON LA DERECHA BLOQUEAN LA LUCHA PARA QUE LAS MASAS SUPEREN AL CHAVISMO

Para logar que las masas superen al chavismo y luchen por el gobierno de los trabajadores, la izquierda clasista tiene que terminar con la confusión, con la adaptación al chavismo y con los acuerdos con la derecha. Todas estas tendencias impiden que la izquierda clasista postule a la clase obrera como factor político independiente que postule un planteo consecuentemente anti-imperialista y revolucionario.

Esto vale, en primer lugar, para Orlando Chirino y el PSL. Chirino fue el único candidato de izquierda durante las elecciones presidenciales de octubre de 2012 en Venezuela. Desde la TPR lo llamamos a votar advirtiendo, sin embargo, que su defensa del FADESS era contradictorio con la puesta en pie de un Frente de Izquierda y de los Trabajadores, y llamándolo por lo tanto a romper con el FADESS y formar un FIT. En contraposición a esto, Chirino y el PSL permanecieron en el FADESS y no lucharon para construir un Frente de Izquierda.

Sin embargo, luego de la muerte de Chávez, el FADESS ha demostrado una vez más ser lo que desde la TPR venimos denunciando: un vehículo para el desarrollo de posiciones pro-imperialistas dentro del movimiento obrero. “El Frente Autónomo en Defensa del Empleo, Salario y el Sindicato (Fadess) se pronunció este jueves y lamentó el fallecimiento del presidente de la República, Hugo Chávez (…) ‘Una vez que se acabó la incertidumbre con relación al Presidente para nosotros es fundamental que se restablezca la institucionalidad del país. Deben convocarse unas nuevas elecciones tal y como lo establece la Constitución y que los trabajadores tengamos un Poder Ejecutivo con el cual dialogar’, acotó” (Globovisión, 07/03/2013). En esa misma línea, “el Frente Autónomo en Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato (Fadess) hizo un llamado a la calma y de respeto a la Constitución a pocas horas de conocerse la muerte del presidente Hugo Chávez (…) Por su parte, Iván Freites, secretario ejecutivo de la Federación Unitaria de Trabajadores Petroleros de Venezuela, exhortó a los trabajadores a mantener la cordura, aceptación, respeto, y ‘sobre todo racionalidad, mucha unidad’” (El Universal, 05/03/2013). El “respeto a la Constitución” y el llamado a la “unidad nacional” fueron y son los latiguillos del propio Capriles luego de la muerte de Chávez. Sin embargo, ni Chirino ni el PSL han establecido una delimitación pública contra estas posiciones derechistas que el FADESS y sus dirigentes han expresado en los medios de comunicación. Lejos de enfrentar el “operativo clamor” de Maduro y de denunciar a la derecha y al imperialismo, el FADESS se ha colocado como un factor de bloqueo para la irrupción independiente de los trabajadores de Venezuela luego de la muerte de Chávez.

Los partidos que llamaron a votar a Chirino durante las elecciones pasadas han mostrado una completa confusión acerca de qué tareas tienen planteadas los trabajadores frente a la nueva etapa. La Liga de los Trabajadores por el Socialismo (LTS, organización venezolana que integra la FT-CI junto al PTS argentino) publicó, el 07/03/2013 en la página del PTS, un artículo cuya conclusión es la siguiente: “Aún es incierta la forma en que se dará el post-chavismo, los reacomodos que hoy vemos en el juego y la pugna de los sectores de los grupos dominantes y bonapartistas del aparato estatal, como la expresión clara de los conflictos por alumbrar de un nuevo sistema de dominio con el que buscarán reemplazarlo, irán reconfigurando la nueva etapa que se abre. Si ya desde diciembre y febrero, se venía observando una situación política tomando un curso sinuoso y con contornos indefinidos, sin Chávez todo lo que parecía sólido comienza a desvanecerse o al menos a perder consistencia, abriéndose una nueva etapa política en el país”. “Curso sinuoso”, “contornos indefinidos”, “todo lo que parecía sólido comienza a desvanecerse”: básicamente, la LTS y el PTS no tienen ni la más mínima idea de qué tenemos que hacer los luchadores y la izquierda frente a la nueva etapa abierta en Venezuela.

Por su parte, el PO publicó una editorial de Altamira, el 07/03/2013, que concluye diciendo que “se ha creado una situación nueva en América Latina. El desafío principal que ella representa es para la izquierda, la que es marginal a todo este proceso. Sin embargo, debería ser la protagonista histórica principal. Debería abrirse un debate continental para caracterizar esta nueva situación y sacar de ella todas las conclusiones revolucionarias”. ¿Qué propone Altamira para que la izquierda sea la protagonista histórica principal? Por lo pronto, ni en Prensa Obrera, ni en sus declaraciones en diversos medios de comunicación, ha planteado que existe una sección venezolana de la CRCI, Opción Obrera, la que constituye el principal punto de apoyo para desarrollar esta perspectiva. En esa misma línea, tampoco ha planteado qué es lo que Opción Obrera debería hacer para que la izquierda sea la protagonista histórica principal. Por el contrario, ha aparecido en los medios colocándose en un campo común con el chavismo contra el kirchnerismo, lo que es correcto en la medida en que sirve a la lucha para separar a las organizaciones populares del gobierno de Cristina, la derecha y el FAP, pero absolutamente limitado porque no plantea cómo dar la lucha para superar al chavismo y estructurar a la izquierda como factor independiente (sobre el punto, se pueden ver las siguientes entrevistas: http://vimeo.com/61363600 y http://vimeo.com/61364044).

COMO PLANTEARON LOS COMPAÑEROS DE OPCIÓN OBRERA DURANTE LA CAMPAÑA ELECTORAL DE OCTUBRE DE 2012: “PARA QUE HAYA UN GOBIERNO DE LOS TRABAJADORES NECESITAMOS UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES”

Opción Obrera constituye el principal punto de apoyo para desarrollar a la izquierda como protagonista histórica principal, porque es la única organización de Venezuela que, frente a las elecciones de octubre de 2012 planteó la necesidad de poner en pie un Frente de Izquierda y de los Trabajadores (Declaración de Opción Obrera: “Para que haya un gobierno de los trabajadores necesitamos un Frente de Izquierda y de los Trabajadores”, 25/08/2012, http://www.opcion-obrera.blogspot.com.ar/2012/08/para-que-haya-un-gobierno-de.html).

Como plantearon los compañeros en su declaración, “la propuesta de un frente electoral sin plantear y concretar un FIT (Frente de Izquierda y de los Trabajadores) es un acto de integración al Estado capitalista porque no plantea la lucha por estructurar la independencia política de los trabajadores contra la clase capitalista”. En función de eso, convocaron al PSL, a la LTS, a El Topo Obrero y a la UST a reunirse para poner en pie el FIT. Desde la TPR saludamos esta lucha política entablada por los compañeros de Opción Obrera durante las elecciones pasadas, y llamamos a retomarla de cara a la nueva etapa abierta luego de la muerte de Chávez.

El debate, en conclusión, es muy sencillo: el 14 de abril hay elecciones. La izquierda tiene que poner en pie al FIT para intervenir en ese proceso electoral. El objetivo central tiene que ser enfrentar el “operativo clamor” en curso, planteando “¡Ninguna confianza en Maduro!” y postulando al gobierno de los trabajadores como la salida frente a la muerte de Chávez.

En esa misma línea, la izquierda tiene que dejarles en claro a los trabajadores que repudia todos y cada uno de los acuerdos con la derecha y el imperialismo. De ahí que, además de denunciar las negociaciones clandestinas de Maduro y Cabello con el gobierno de Obama, tiene que denunciar el carácter pro-imperialista de Capriles y su política. La ruptura con Capriles implica, necesariamente, la ruptura con el FADESS que se ha constituido como una caja de resonancia de la derecha dentro del movimiento obrero. Es decir que Chirino y el PSL tienen que romper con el FADESS para ponerse a la cabeza de la construcción del FIT. Lo contrario, más tarde o más temprano, implica necesariamente la disolución de la propia candidatura de Chirino a la presidencia bajo la presión directa del FADESS y su propia adaptación al chavismo.

Es por esto que la denuncia a Maduro tiene que ir acompañada de la consigna “¡Ningún acuerdo con la derecha y el imperialismo!”. Es con estas consignas y estos planteos, que la izquierda clasista tiene que llamar a la izquierda chavista a superar los límites del nacionalismo burgués y a poner en pie un polo anti-imperialista que luche por un gobierno de los trabajadores.

Esta es la política que desde Tendencia Piquetera Revolucionaria le proponemos al conjunto de la izquierda y los luchadores en Venezuela y América Latina para intervenir frente a la nueva etapa abierta a partir de la muerte de Hugo Chávez.

Juan Marino,
por el Comité Central de la TPR
10/03/2013

4 comentarios:

  1. y el chavismo se comienza a desmoronar..

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  2. Repito, tienen sede en marte?

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  3. Existe um ditado em português que diz: "dize-me com quem andas e te direi quem es..." E por falar em chavismo, leiam o que o PCO (partido que a TPR apoiou nas últimas eleições do Brasil) publicou hoje no sobre o Chávez e reflitam:

    "Morte de Hugo Chávez
    Como impactou a esquerda?" 13 de março de 2013 02:09 PCO

    (...)
    "Os revolucionários venezuelanos deveriam sair às ruas para impulsionar a luta contra o imperialismo. Em vez de atacar as reformas, a orientação que se deve dar às massas deve ser no sentido de aumenta-las em profundidade e em todos os setores, o que conduz inevitavelmente ao choque com o imperialismo e ao fortalecimento da frente único anti-imperialista real, contra o imperialismo e a burguesia local pro-imperialista, o que está a anos luz de distância da frente de esquerda eleitoral. Atacar o chavismo em bloco só pode conduzir ao isolamento do movimento de massas.

    No Brasil, a situação aconteceu de maneira similar em varias ocasiões. Quando Lula lançou o plano “Fome Zero” em 2003, nós do PCO o apoiamos porque não se pode deixar a população morrer de fome. Nesse sentido, havia una certa coincidência, parcial, com nosso programa. A esquerda, em geral, dizia que era um programa assistencialista. Mas quando o povo está morrendo de fome, só pode ser assistencialista. Apesar dos defeitos, quando há benefícios para as massas, tem que ser criticado de maneira positiva com o objetivo de ajudar a ampliar o programa revolucionário, e não posicionar se contra.

    Uma coisa é delimitar-se de maneira positiva, mostrando para as massas que as posições políticas estão à esquerda do nacionalismo. Outra, muito distinta, é dizer que Chávez era um ditador.

    A esquerda pequeno-burguesa, por sua própria extração de classe, não se dá conta da importância vital desses programas assistencialistas para milhões de pessoas. Neste sentido, até um certo ponto, se parece com a direita do PSDB que criticava o Bolsa Família pela dificuldade de encontrar empregada doméstica. A crítica revolucionária contra o Programa Fome Zero são duas: 1- o programa não está sob o controle da população; 2- é muito pouco dinheiro. Mas nunca posicionar-se contra. Por isso, a chamada esquerda trotskista em geral é um fracasso total, inclusive mais que a própria esquerda de extração estalinista..."
    (...)

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