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viernes, 23 de noviembre de 2012

[14 EN FRANCIA] ¿CON HOLLANDE O CONTRA HOLLANDE?


14N EN FRANCIA: ¿CON HOLLANDE O CONTRA HOLLANDE?

Lucas Malaspina

Fue la primera movilización unitaria entre CGT y CFDT desde la llegada del PS al poder. El 14N, ambas burocracias sindicales, operaron como un marco de contención al descontento.

CGT y CFDT, un 14N con Hollande

Aproximadamente, se desarrollaron más de 130 manifestaciones y protestas el día miércoles, por la convocatoria de 5 centrales sindicales nacionales. “En París, por ejemplo la marcha salió a principios de la tarde desde Montparnasse (14º) y se dirigió a la Escuela Militar (7º). Fue la primera movilización unitaria entre CGT y CFDT desde la llegada del PS al poder. Bernard Thibault (CGT) y François Chérèque (CFDT) desfilaron de lado a lado en la capital” (www.france24.com, 14/11). Sin embargo, lejos de plantearse como un desafío abierto a las políticas de Hollande-Ayrault, ambas burocracias sindicales, operaron como un marco de contención al descontento contra la traición de Hollande. Así lo marcó el propio Hollande en una conferencia de prensa el 14N cuando dijo “estos acontecimientos no ponen en peligro nuestra política, sino que más bien la apoyan”. (www.liberation.fr, 14/11). Hollande tuvo bastantes para decir eso.



Chérèque señaló explícitamente que la CFDT no fue a las calles “contra el gobierno” sino a reclamar “un contrato social” y el “regreso a un equilibrio presupuestario”. Es decir, un programa desbocadamente contrarrevolucionario. Thibault se limitó a decir que Hollande no está en una línea “suficientemente en ruptura” con la de Sarkozy, cuando en realidad eso no significa más que lavarle la cara por completo a quien está aplicando el tratado de austeridad delineado previamente por Merkel y aprobado la UMP, lo cual ha llevado a Hollande a una crisis con sectores del propio PS (AFP, 14/11). Thibault develó su carácter de tributario del PS al decir que “ciertamente (en Francia) las políticas de austeridad no están al nivel de Grecia o España” en una entrevista al diario del PCF (L’Humanité, 14/11).

Francia, por el camino de España y Grecia

En oposición a la política de CGT-CFDT, que todavía el agravamiento de las condiciones de vida de las masas y su respuesta no sea tan grande, no significa que Hollande no esté llevando a Francia por el mismo camino. Así lo ha marcado incluso el Secretario General de Solidaires, una de las cinco centrales convocantes al explicar que ellos marcharon para "denunciar la política del gobierno, que está entrando en una fase completamente cuestionable, lo que lanzará a Francia sobre el mismo camino” que esos países (L’Humanité, 14/11). El propio Hollande reconoció lo que Thibault pretende negar a los trabajadores franceses cuando se reunió con Rajoy hace algunas semanas, al referirse a las mala situación española y las pésimas previsiones del FMI sobre ese país: “Si no hay crecimiento en España, no puedo haberlo en Francia porque cuando hay problemas de liquidez en España, hay consecuencias en la actividad económica española que a su vez tiene consecuencias en la francesa”. Incluso, consultado sobre las políticas de Rajoy, Hollande dijo: “Tenemos la misma concepción de lo que hay que hacer” (www.abc.es, 11/10).

Luego de hacer votar entre el 9 y 11 de octubre, en la Asamblea Nacional francesa la ratificación del Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la UE, llamado también Pacto Fiscal Europeo, Hollande consiguió hacer pasar su viraje pero a costa de un fuerte desprestigio político ante la población trabajadora. Afrontó en ese momento su primera gran marcha, con la participación de casi 100.000 personas, encabezada por el Front de Gauche (donde la CGT y la CFDT no participaron), y donde el NPA también participó. Con una economía al borde de la recesión, una desocupación récord que ya supera los tres millones de desempleados (10%), y habiendo traicionado su principal promesa de campaña que era renegociar el pacto fiscal enfrentando a Merkel, Hollande cayó del 58% al 43% de imagen positiva en cuatro meses (tomando como último parámetro fines de septiembre).

El “pacto de competitividad” y el informe Gallois

Ahora se pone en cuestión otra de sus promesas, que era que el peso de sus reformas recaería sobre los más ricos. Ayrault, primer ministro por el PS, lanzó este mes a propuesta de Hollande el “pacto de competitividad”. Lutte Ouvrière denuncia en uno de sus materiales el carácter de esta reforma de un modo muy concreto: “Aumento del IVA, restricciones en los servicios públicos: era el programa de Sarkozy, es ahora la política de Hollande. ‘En total, dos veces la competitividad prometida por Nicolas Sarkozy", se jactó Ayrault! De hecho, Sarkozy había previsto 10 mil millones de regalo para los capitalistas, y el gobierno les ofrece 20! (…) Durante la campaña Hollande prometió no aumentar el IVA y denunció a Sarkozy por querer hacerlo como injusto. Bueno, sólo tomó seis meses para hacer todo lo contrario! A esto se añadieron el ajuste de 10 miles de millones en el gasto público” (À bas le plan d’austérité Hollande-Ayrault, 12/11). 

Según LO, la CGT criticó el proyecto pero no pelea por su retiro; la CFDT señaló esas medidas diciendo que iban en “la dirección correcta” y Mailly, Secretario General de Force Ouvrière, planteó que el aumento del IVA está “en el campo de lo razonable” (lo cual explicaría porque si bien FO marchó en Francia el propio Mailly se fue a España el día del 14N a solidarizarse con las burocracias españolas, en vez de confrontar contra Hollande). El NPA también denuncia el curso a la derecha de Hollande y que el PS ha tomado a “el informe Gallois ha devenido en su hoja de ruta” (La cohérence de Hollande, la normalisation de l’austérité, 13/11). Louis Gallois es un capitalista (por ejemplo, por Jean-Pierre Chèvenement, ex PS y una figura del llamado “reformismo de izquierdas” de los 70’s), en tanto que su propuesta es un plan de 22 puntos apoyado por presidentes de 98 de las mayores empresas del país. Por su parte, “el ministro de Industria, Arnaud Montebourg, ha afirmado que el Gobierno presentará este martes su propio plan inspirado en las recomendaciones principales de un estudio que resume en tres cifras principales lo que Gallois llama “el patinazo” sufrido por la economía y la industria francesas en la última década de Gobiernos conservadores”. El “pacto de competitividad” está innegablemente inspirado en Gallois, quien propone “subir el IVA”, “reducir en 30.000 millones los costes laborales” y “10.000 millones para las cotizaciones de los asalariados” (El País, 5/11).

Construyamos un verdadero Frente de Izquierda para derrotar el ajuste del PS

El balance de las elecciones es que ha ascendido el Frente Popular (izquierda reformista) y que la extrema izquierda (centrista) está en crisis, tal como lo señala nuestra Carta al XXI Congreso del Partido Obrero argentino. Esto es un gran peligro para la clase obrera francesa y la necesidad de construir un partido revolucionario en Francia, porque como se ha visto en las movilizaciones contra el Pacto Fiscal Europeo, el Front de Gauche (que a su vez fue apoyado por la CGT en las elecciones) no apostó a la derrota de la austeridad, lo cual sólo se puede obtener por medio de la acción directa (empezando por organizar comités de base en CGT y las demás centrales para batallar por una huelga general indefinida), sino que buscó capitalizar el descontento por una vía democratizante de desgaste del gobierno (referéndum), empalmando de este modo, inclusive con el Front Nationale de Marine Le Pen.

El NPA acertadamente participó de las movilizaciones contra el Pacto Fiscal Europeo, pero no lo hizo planteando esta necesaria delimitación, y ni siquiera planteó las consignas transicionales adecuadas a la etapa como nacionalización de la banca bajo control obrero, expropiación de toda empresa que cierre o despida bajo control obrero, no pago de la deuda externa, etc. Esto se explica, en primer lugar por su adaptación a la Gauche Anticapitaliste, el ala del NPA que integra el FG y frente a la cual la P2 del NPA no plantea una verdadera política revolucionaria superadora, sino tan sólo compromisos inestables y críticas inconsistentes. El boicot de LO expresa su línea de adaptación a la burocracia de CGT.


Unos días después, el 9 de octubre, cuando en el marco de la crisis por el cierre de Peugeot (cuya “reestructuración” lleva a la calle a casi 10000 obreros), la CGT convocó una movilización “por la defensa del empleo”, el NPA tan sólo puso algunas meses en el punto inicial de donde partiría la marcha, pero no militó sobre las columnas sindicales, en tanto que sí participó de la misma LO, como era debido. Sin embargo, la política de LO “por la defensa del empleo” es una política extremadamente conservadora y conduce a la derrota. Esto se agrava por las responsabilidades de LO en PSA Aulnay, que dirige la fábrica y la CGT de la zona. Ellos no luchan por la huelga general ni plantean la expropiación de la fábrica bajo control obrero. En un mitin donde habló Jean-Pierre Mercier, el delegado de PSA Aulnay y dirigente de LO, este planteó la respuesta totalmente localista y capitalista, que le da su partido a la crisis de Peugeot: “La patronal explicó que en Peugeot (el problema) es el exceso de capacidad y que todas las plantas no pueden seguir. Tal vez ellos no pueden correr a 100% de su capacidad, pero seguro pueden seguir a un 70 u 80% de su capacidad. En lugar de convertir la planta de Poissy completamente, del día a la noche, como ha hecho PSA, es muy posible técnicamente repartir la producción de C3 entre esta usina y la de Aulnay-sous-Bois”. Esto explica su negativa a luchar contra la burocracia de Thibault por una huelga general para defender los puestos de trabajo a nivel nacional, empezando por ellos mismos convocar a un paro en Aulnay. Para peor, mientras se adaptan a la burocracia de CGT, se niegan a una colaboración con el activismo anti-burocrático que se solidariza con su causa, como el caso de los trabajadores de Ford Blanquefort, dirigidos por el ex candidato a presidente del NPA, Philippe Poutou. El 29 de septiembre la dirección sindical de PSA Aulnay (LO) organizaba un acto y no dejaron hablar a Poutou (NPA) y los obreros de Ford Blanquefort, reproduciendo una línea faccional.

El Parti de Gauche (Mélenchon), se ha sumado al 14N planteando que está en contra del “pacto de competitividad”, para “dar una señal fuerte para rechazar todas las políticas de austeridad”. En el mismo sentido va el PCF, que se sigue considerando parte de la “mayoría parlamentaria”. O sea que el FG insinúa ser una oposición a Hollande. Pero de este modo busca bloquear el desarrollo de una política consecuente contra el PS.

Por eso la función de un revolucionario en Francia es luchar por un verdadero Frente de Izquierda para que todos aquellos que se plantean enfrentar verdaderamente a Hollande, empezando por el NPA y LO, desarrollen una verdadera colaboración política práctica en beneficio de los intereses obreros, contra su adaptación al FG o a la CGT, para luchar por la huelga general hasta lograr el retiro del “pacto de competitividad” y el programa de gobierno basado en el informe Gallois. Hay que desarrollar comités de base que impulsen esta lucha en oposición al frente popular y la política paralizante de la burocracia. Este verdadero Frente de Izquierda debe ser el punto de partido para la construcción de un partido revolucionario y debe batallar en defensa del matrimonio homosexual, por el derecho a voto de los extranjeros, contra la extradición de Aurore Martin, el traslado del aeropuerto a Notre-Dame-des-Landes, por la expropiación de toda fábrica que cierre o despida bajo control obrero, nacionalización de la banca bajo control obrero, no pago de la deuda externa.

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