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viernes, 23 de noviembre de 2012

EEUU: LO PEOR ESTÁ POR VENIR


TRAS LAS ELECCIONES EN EEUU, SE VIENE UN BRUTAL AJUSTE PACTADO
ENTRE OBAMA Y LOS REPUBLICANOS PARA TRATAR DE EVITAR EL “ABISMO FISCAL”

EEUU: LO PEOR ESTÁ POR VENIR

CONTRA EL PACTO FISCAL OBAMA-ROMNEY
Y LAS FALSAS OPCIONES COMO EL PARTIDO VERDE Y LA IZQUIERDA CHAVISTA,
VAMOS POR UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES EN ESTADOS UNIDOS



SEBASTIÁN LAGUJA
LUCAS MALASPINA

Las elecciones en los Estados Unidos del 6 y 7 de Noviem­bre último encerraron dos grandes problemas políticos. En primer lugar, el balance que sacan los trabajadores para afrontar en los próximos meses (de acá al 1 de enero de 2013) el pacto reacciona­rio entre demócratas y republicanos para meter el ajuste. Y, en segundo lugar pero ligado íntimamente a este desafío político, cómo lograr que la izquierda revolucionaria supere el sectarismo y la falsa opción frente populista del Partido Verde para poner en pie un verdadero Frente de Izquierda en los Estados Unidos que trabaje sistemáticamente por la ruptura del movimiento obrero y la izquierda misma con Obama y por el restablecimiento de la unidad política continental con la izquierda revolucionaria de América Latina en oposición al nacionalismo burgués chavista que, en estas mismas elecciones, se opone al desarrollo de la izquierda (sea chavista o no) y llama a votar a favor de Obama.


EL PARTIDO DEMÓCRATA GANÓ POR UNA AJUSTADA DIFERENCIA, PERDIENDO 10 MILLONES DE VOTOS, CON UNA ABSTENCIÓN DE 90 MILLONES Y TENDRÁ A LOS REPUBLICANOS CONTROLANDO LA CÁMARA DE REPRESENTANTES

En este sentido si alguien pen­saba que “Obama era el cambio” o que, al menos, “frena los planes de los republicanos”, lo primero que hay que decir es que la victoria de Obama no modera en nada la ban­carrota capitalista y sus efectos en EE.UU. Los demócratas ganaron por apenas 2,5 millones de votos (con un electorado de 207 millones de estadounidenses), fundamen­talmente por su victoria en algunos lugares claves (el sistema de elec­ción presidencial yanqui es indirec­to, a través de representantes por estado).

Ahora Obama enfrenta una Cá­mara de Representantes oposito­ra; por lo que ha manifestado que quiere llevar adelante un pacto con los republicanos. “En las próximas semanas estoy deseando sentarme con el gobernador Romney para discutir cómo podemos trabajar juntos para sacar este país hacia adelante” (El País, 7/11). En reali­dad, es un gobierno que se monta sobre arenas movedizas. Es que ya antes de los resultados, se sabe que “las empresas han votado con sus dólares. Durante los comicios de 2008, los comités corporativos de acción política y empleados con­tribuyeron US$2.000 millones, 55% para los demócratas y 45% para los republicanos, según el Centro para una Política Responsable. En las elecciones actuales, 60% de los US$1.800 millones en contribucio­nes dadas por las empresas ha ido a parar a las arcas republicanas” (online.wsj.com, 2/11). La dictadu­ra del capital queda expuesta de manera muy nítida en la democra­cia más grande del mundo, donde además ni siquiera hay voto directo sino que se vota mediante reglas anti-proporcionales, y mediatizado por un Colegio de Electores.

DE CHÁVEZ A MERKEL, TODOS VOTARON POR OBAMA

A nivel global, la victoria fue sa­ludada por Chávez, Merkel, Cristi­na, Cameron, Saeb Erekat (OLP) y Netanyahu, es decir por casi todo el arco político patronal internacio­nal: las distintas burguesías tienen sus choques en la agenda de cómo afrontar la bancarrota capitalista pero coinciden en conservar el sta­tus quo en Estados Unidos. El dato político es que la burguesía apues­ta a que Obama condense y amal­game las contradicciones internas e internacionales de la bancarrota para garantizar los intereses del imperialismo yanqui y, de un modo general, del imperialismo a nivel mundial. Por otra parte, deberían tomar nota de esto los chavistas trasnochados que se olvidan de aquella frase del Che en su célebre discurso de Argel “en el imperialis­mo no hay que confiar ni un tantito así, nada” cuando Chávez vota… a favor del “imperialismo bajo control de Obama”.

ANTE LA PRESIÓN DE LA BANCARROTA CAPITALISTA, EEUU SE ACERCA AL “ABISMO FISCAL”

En 2011, para poder patear el techo de la deuda al que había llegado el endeudamiento yanqui, el congreso decidió poner un “pre­cipicio fiscal” que “consiste en una reducción de casi un billón de dóla­res en gasto público y un aumento, también automático, en los impues­tos. Los dos entrarían en vigor el 2 de enero y, según todas las es­timaciones, llevarían a la economía estadounidense a la recesión en 2013” (La Información, 16/11).

Hoy, después de las elecciones, republicanos y demócratas están negociando los términos de la re­ducción presupuestaria para no tener que caer en ese “precipicio”: están negociando los recortes en Medicare y Medicaid (planes de sa­lud estatales), en los presupuestos y subida de impuestos a grandes sectores de la población. La forma cínica en que justifican este pacto espurio contra las conquistas de los trabajadores es un ultimátum que se pusieron a sí mismos: antes del 1ero de enero de 2013 tienen que meter un ajuste brutal o se va a desatar una oleada de quiebras de empresas y estados acreedores. La verdadera solución ante el “precipi­cio fiscal”: ningún ajuste, no al pago de la deuda, nacionalización de la banca bajo control obrero y que la crisis la paguen los capitalistas está totalmente fuera de discusión para estos defensores de banqueros y capitalistas.

EL 3ER QUANTITATIVE EASING (QE) NO AUMENTÓ EL EMPLEO SINO QUE FINANCIA A LA BANCA MIENTRAS CRECE LA DESOCUPACIÓN Y EL DERRUMBE INDUSTRIAL

Por otra parte, el 13 de septiem­bre, la Reserva Federal estadouni­dense se embarcó en un nuevo QE (Relajación Cuantitativa, en inglés), que sin embargo no ha so­lucionado la crisis norteamericana: el desempleo sigue sin bajar, las empresas norteamericanas siguen produciendo en China, donde les resulta mucho más barato produ­cir aprovechando la mano de obra y se fuga del país a especulación en los países oprimidos por medio de la banca como City Bank, HSBC, Goldman Sachs, Nomura, entre otros. Las políticas monetarias no pueden dar salida a una crisis que se basa en la sobreproducción y la sobreacumulación capitalista.

LA AUSENCIA DE UNA CANDIDATURA ÚNICA DE LA IZQUIERDA CLASISTA: ¿CONFIANZA EN OBAMA O COLAPSO PROGRAMÁTICO DE LA IZQUIERDA ESTADOUNIDENSE?

Para la Workers International League (simpatizantes de Woods), todo esto sería superficial y la elec­ción en realidad muestra un “giro a la izquierda”, lo cual en realidad queda desmentido por el análisis anterior. Están políticamente su­bordinados a Obama, como lo de­muestra su campaña en torno a la construcción de un nuevo partido dirigido a las bases de éste (www. socialistappeal.org, 8/11). Pero en realidad, un sector de los trabaja­dores y los indignados ya vienen atravesando una experiencia por lo que en las elecciones el verdadero factor que ha bloqueado una ex­presión de izquierda independien­te de los partidos capitalistas en Estados Unidos no ha sido tanto la expectativa en Obama sino la total ausencia de un debate organizado entre los partidos de izquierda y los sindicatos para dotarse de una expresión política común en base a un programa de transición que se plasme en un frente único para in­tervenir en las luchas.

El movimiento Occupy, los traba­jadores de Wisconsin y los docen­tes de Chicago, por ejemplo, no han tenido su candidato único en oposición a Obama y Romney y la izquierda tiene la principal respon­sabilidad de ello. Es la izquierda la que tiene que resolver los proble­mas políticos del movimiento de masas y no atribuirle al “insuficiente desarrollo del movimiento y su ex­periencia” la impotencia política de las distintas facciones de la izquier­da norteamericana.

EL VOTO LIMITADO A “ENFRENTAR AL BIPARDISMO” ES UN VOTO DEMOCRATIZANTE Y PRO-IMPERIALISTA. LA CLASE OBRERA NORTEAMERICANA NECESITA UN FRENTE DE IZQUIERDA Y DE LOS TRABAJADORES

Fue esta atomización política de la izquierda clasista lo que le abrió el terreno a que el Green Party (que llevó a Jill Stein como candidata), cuyo mayor leitmotiv es romper el “bipartidismo”, termine absorbiendo a gran parte de esa izquierda y del nuevo activismo. Esa ha sido la po­lítica de Socialist Alternative (CWI, Peter Taëffe), a cuya más destaca­da activista, Kshama Sawant, una importante inmigrante de Occupy Seattle, la integraron a las listas del Green Party. También la política del ala derecha del Secretariado Unifi­cado (SU), el grupo Solidarity, que a su vez llamó a votar alternativa­mente por Roseanne Barr (Peace and Socialism Party) y por Steward Alexander (Socialist Party). Tam­bién la ISO, una ruptura del cliffis­mo observadora del SU, llamó a votar por Stein (con alternativa por Barr). Seamos claros: esta capitu­lación política que es presentada como un “voto táctico” a Jill Stein (Green Party), así como también la variante Roseanne Barr (Peace and Freedom Party), son votos centro-izquierdistas y anti-obreros. Así lo demuestra la declaración de Barr diciendo que “atacar al Presidente en tiempos de guerra es de traidor” y el programa de Stein para la Inti­fada palestina, mucho antes de que Israel atacara Gaza, que exige “el uso de sanciones económicas y el boicot planificado” (www.jillstein. org, 15/5). Votar por estas variantes políticas es votar contra la indepen­dencia política de la clase obrera en nombre de “enfrentar el bipartidis­mo”… es decir, un planteo demo­cratizante y pro-imperialista.

Por otra parte desde diversas co­rrientes políticas, tanto como el So­cialist Workers Party (SWP, el histó­rico partido que supo ser el principal bastión de la IV Internacional y ter­minó abandonando hasta la reivin­reivin­dicación formal del trotskismo para adherir al castrismo, llevó a James Harris como candidato), el despren­dimiento del healysmo (SEP, que presentó sus propias candidaturas con Jerry White y Phyllis Sche­rrer), la Revolutionary Tendence, que milita dentro del SP (y llamó a votar por el SP o el FSP), Socialist Core (la UIT, que votó por el FSP), y Socialist Action, marcaron esta oposición al voto por Barr o Stein. Del grupo vinculado a la CRCI por medio de la sección italiana y la ex-ITO (Refoundation & Revolu­tion de Peter Johnson) no tenemos noticias de su posición frente a las elecciones y, de hecho, tampoco sabemos si siguen existiendo o a qué se debe su disolución. Socialist Action, quien es la organización del SU ligada a la minoría que defendió el voto a Antarsya contra la direc­ción que votaba al frente popular Syriza, en el caso norteamericano hizo un voto indistinto por el SWP, el PSL (Peta Lindsay y Yari Osorio, pro-stalinistas), el SP o el FSP. Es decir, un voto que mezcla y coloca en un mismo nivel al centrismo anti-capitalista, a la izquierda chavista y al frente populismo pro-imperialista.

Por eso, es fundamental desarro­llar una intervención de los trabaja­dores en función de romper las ne­gociaciones y la imposición de este recorte para quebrar la descarga de la crisis que quieren generar los dos principales partidos de la bur­guesía. En el marco de la discusión entre Occupy, Wisconsin y Chicago y todos los estadounidenses que se están lanzando contra el gobierno de Obama por sus derechos, desde la TPR llamamos a abrir un deba­te para desarrollar un frente 100% de izquierda, que sea capaz de en­frentar las medidas de austeridad y también las próximas iniciativas bélicas del imperialismo.

LA CONVOCATORIA DEL FREEDOM AND SOCIALISM PARTY (FSP) A LOS LÍDERES SINDICALES Y LA IZQUIERDA PARA CONSTRUIR LA “UNIDAD ELECTORAL SOCIALISTA CONTRA LA EXTREMA DERECHA”: UN VALIOSO PUNTO DE PARTIDA PARA QUE LA SALIDA SEA POR IZQUIERDA

En este sentido, cobra relevan­cia la candidatura del Freedom and Socialism Party (FSP) que, a dife­rencia de toda la izquierda estado­unidense donde prima la auto-refe­rencialidad, se destacaron en esta elección por plantear la necesidad de un frente de izquierda (Durham- López: Campaign statement - For a united socialist electoral alternative to the ultra-right, June 27, 2012). La gran virtud de su planteo es señalar que “Sin un fuerte partido de la cla­se obrera – que se presente como una alternativa a los demócratas (Obama, NdR) la extrema derecha lleva todos los debates y pujas po­líticas en su dirección. Mientras tanto, las diferencias sin significado entre los dos partidos de este su­puesto sistema “bipartidario” se re­ducen a nada” (ídem) y que “mien­tras los líderes de los sindicatos sigan manteniendo a la clase obre­ra atada a la corporación del Parti­do Democrático y los socialistas de EEUU rechacen crear una alianza electoral de izquierda, la extrema derecha seguirá usando las urnas para construir un movimiento que ofrezca la vieja y familiar lista de “enemigos de la prosperidad” que trae toda crisis económica. En esa lista están los inmigrantes, gente que necesita la asistencia pública, los empleados estatales, etc.”.

Incluso, planteando una suerte de paralelismo entre la situación en Grecia y EEUU, el FSP llama la atención sobre la votación masiva a Syriza delimitándose del mismo porque “su programa está basado en lidiar con los peores aspectos de la crisis, no en poner a los trabaja­dores en el asiento del conductor” y reivindican también a Antarsya y otros “partidos revolucionarios más pequeños” (por descarte se refie­ren al EEK y la OKDE-Ergatiki Pali, NdR). Lo cual potencialmente signi­fica que el FSP está buscando ex­traer conclusiones de la bancarrota capitalista para intervenir en EEUU en oposición al frente popular. Con más razón, por lo tanto, demues­tra que su llamado a un frente de izquierda no es casual sino que se inscribe en una estrategia política de separar a los trabajadores de Obama y el Partido Verde.

Como se ve, el Freedom and Socialism Party denuncia la subor­dinación de la izquierda y los sindi­catos estadounidense al gobierno de Obama y llama a organizarse de forma independiente. En los límites de este planteo se ubica que sería una “unidad contra la extrema de­recha” y no, de partida, una unidad contra Romney y Obama.

¿LOS TRABAJADORES ESTADOUNIDENSES TIENEN QUE ROMPER CON OBAMA O CON EL TEA PARTY? LA CLAVE PASA POR LLAMAR A ROMPER CON OBAMA PORQUE OBAMA PACTA EL AJUSTE CON LOS REPUBLICANOS

De esta forma, se comete un error táctico que es colocar el cen­tro de la agitación electoral en el ascenso fascista mientras el verda­dero centro de la elección era a to­das luces el pacto demócrata-repu­blicano para meter el ajuste fiscal. En esta misma línea, toda la carac­terización europea de los compa­ñeros del FSP está centrada en el “ascenso del fascismo” cuando en nuestra opinión la huelga general del 14-N demostró sobradamente que el principal problema del movi­miento obrero europeo es liberarse de la tutela de la burocracia sindical que plantea “una Europa social” y pelear por el derrocamiento de los gobierno del ajuste, el no pago de la deuda, el gobierno obrero basado en el frente único de las organiza­ciones obreras , la ruptura de la UE y los Estados Unidos Socialistas de Europa. De forma similar, en EEUU el problema del movimiento obrero no es romper con el Tea Party sino con Obama. Por eso, el contrapun­to, en todo caso, debería hacerse con el Partido Republicano denun­ciando que Obama pacta con ellos. Una consigna útil, en este sentido, podría ser “si Obama no rompe con los republicanos y mete el ajuste, entonces los trabajadores estado­unidenses tenemos que romper con Obama y construir una alternativa de izquierda”.

CUALQUIER VERDA­DERO PARTIDO OBRE­RO QUE SE RECLAME REVOLUCIONARIO EN ESTADOS UNIDOS TIE­NE LA OBLIGACIÓN DE CONTACTAR YORIEN­TAR A LOS PARTIDOS­REVOLUCIONARIOS DE AMÉRICA LATINA PARA COMBATIR AL IMPERIALISMO YAN­QUI 

La clave de la táctica y la estra­tegia marxista reside en buscar la unidad política de la clase obrera a nivel mundial y separar a los traba­jadores de la burguesía en la pelea por su propio gobierno obrero. Por eso, lo que caracteriza a una orga­nización verdaderamente marxista (y trotskista en particular) es la de­fensa práctica e irrestricta del inter­nacionalismo proletario y la lucha por la dictadura del proletariado. Por eso la importancia inmediata de refundar la IV Internacional para in­tervenir en la bancarrota capitalista mundial.

Luego del abandono del SWP del trotskismo para pasar a reclamarse castrista, la realidad es que la iz­quierda estadounidense (en todas sus variantes) rompió con el inter­nacionalismo proletario y pasaron a reivindicar una falsificación polí­tica del marxismo: palabras más o menos, plantean que el internacio­nalismo reside en transformarse en apologistas de los movimientos nacionalistas burgueses que capi­tulan y negocian con el imperialis­mo (Chávez, Correa, Evo Morales, etc..) o las burocracias que están en pleno proceso de restauración capitalistas (en primer lugar, el cas­trismo en Cuba).

Niegan de esta forma la táctica anti-imperialista de la III Interna­cional bajo Lenin y Trotsky que se basaba, en primer lugar, en saber realizar antes que nada la distinción elemental entre el nacionalismo reformista (que busca un enten­dimiento con el imperialismo en el marco de las instituciones de la de­mocracia semi-colonial) y el nacio­nalismo revolucionario (aquel que protagoniza una ruptura en mayor o menor medida con el imperialis­mo como parte de un proceso de liberación nacional). El desarrollo histórico concreto demuestra que en la inmensa mayoría de los pro­cesos de liberación nacional el na­cionalismo debuta como “revolucio­nario” apelando a la movilización e incluso armamento de las masas, cuando conquista el poder se torna “reformista” y desarrolla prácticas frente populistas (“último recurso del imperialismo para frenar la re­volución proletaria” según Trotsky) para finalmente terminar vehicu­lizando con sus propios métodos bonapartistas el programa de la derecha pro-imperialista (métodos que incluso pueden incluir los del terrorismo para-estatal como fue el caso del peronismo con la AAA en Argentina).

BURGUESES (POR MÁS “ANTI-IMPERIALIS­TAS” QUE SEAN) SINO EL PROPIO PROLETA­RIADO DE LOS PAÍSES OPRIMIDOS POR SU PROPIA BURGUESÍA IMPERIALISTA

Sin embargo, una vez que se comprendió esta contradicción de los procesos de liberación nacional que los revolucionarios debemos aprovechar por medio de la táctica del Frente Único Anti-imperialista y la estrategia de la Revolución Permanente, lo fundamental es registrar el dato evidente de que EL PRIMER ALIADO DEL PRO­LETARIADO DE LOS PAíSES IMPERIALISTAS NO SON LOS GOBIERNOS NACIONALISTAS BURGUESES (POR MÁS ANTI-IM­PERIALISTAS QUE SEAN) SINO EL PROPIO PROLETARIADO DE LOS PAÍSES OPRIMIDOS POR SU PROPIA BURGUESÍA IMPERIA­LISTA.

Los textos de la III Internacional son insistentes en este punto (las propias tesis de oriente lo son al decir que deben establecerse Parti­dos Comunista en todos los países por más pequeño que sea el prole­tariado) y repiten, una y otra vez, que cada Partido Comunista en un país imperialista tiene la obligación de tener comisiones permanentes de sus comités centrales dedicadas exclusivamente para organizar al proletariado de las semi-colonias y colonias porque esa era la única manera efectiva de luchar contra el propio imperialismo y poner en mo­vimiento a las capas plebeyas del proletariado metropolitano contra la aristocracia obrera y la burocracia sindical.

La revolución socialista mundial no es una simple sumatoria de re­voluciones proletarias idénticas debido a la diferencia cualitativa que existe entre países oprimidos y opresores pero lo cierto es que si el sujeto político que acaudilla la revolución democrático-burguesa en un país colonial o semi-colonial no es la clase obrera y su partido revolucionario a la cabeza, enton­ces no sólo se rompe la unidad dialéctica de la revolución proletaria a nivel mundial sino que el interna­cionalismo proletario y el marxismo en general carecen de fundamento o utilidad. Esa especulación extre­madamente disolvente fue justa­mente lo que llevó a la ruptura de la IV internacional en 1952 a manos del pablismo y la conclusión que finalmente sacó el propio SWP de Estados Unidos: si en Cuba no fue ni es necesario un partido trotskista, entonces el trotskismo tampoco es necesario para los trabajadores de Estados Unidos. Es con ese legado político pablista y stalinista que la izquierda estadounidense tiene que romper para reestablecer la unidad política y organizativa entre los par­tidos obreros de EEUU y América Latina. Podemos tener todos los debates y diferencias que quera­mos (algo totalmente lícito) pero lo inaceptable para una organización que se reclame defensora del in­ternacionalismo proletario es que, entre metrópolis y semi-colonia, los partidos obreros se ignoren y no co­ordinen o al menos charlen entre sí.

SI CHÁVEZ VOTA A OBAMA, ENTONCES LA IZQUIERDA ESTADOUNIDENSE QUE NO VOTA A OBAMA TIENE QUE ROMPER CON CHÁVEZ Y UNIRSE CON LA IZQUIERDA OBRERA Y SOCIALISTA DE AMÉRICA LATINA. VAMOS POR LA REFUNDACIÓN INMEDIATA DE LA IV INTERNACIONAL

Y la verificación más alevosa de esto la encontramos en que gran parte de la izquierda estadouniden­se es tributaria del chavismo mien­tras que Chávez… ¿a quién llama a votar en las elecciones? ¿a la iz­quierda chavista de Estados Unidos o a Obama contra la izquierda cha­vista? Los alcances de la ruptura con el internacionalismo proletario llevan a conclusiones liquidacio­nistas al extremo: para apoyar “la revolución bolivariana” la izquierda debería… votar al mismo gobierno imperialista que invade en medio oriente, hace golpe de estados en América Latina, presiona vía FMI para atacar a la clase obrera euro­pea y mete el ajuste en su propio país pactando con los republicanos. Sin palabras.

Por eso, como Tendencia Pi­quetera Revolucionaria (TPR) de Argentina, pensamos que la iz­quierda estadounidense tiene que dejarse de joder y sacar conclusio­nes: no puede ser apologistas de un Chávez “anti-imperialista” que vota al representante político del imperialismo, Obama. Por el con­trario, la tarea en EEUU de separar a la izquierda y los trabajadores de Obama implica, necesariamente, la separación también de esa misma izquierda con respecto al naciona­lismo burgués latinoamericano en decadencia y su vinculación política práctica con la izquierda revolucio­naria de América Latina que toma en sus manos las tareas de libera­ción nacional y lucha contra el im­perialismo y la burguesía cipaya por un gobierno obrero y campesino y por los Estados Unidos Socialistas de América Latina – cual marca nuestro Programa de Transición.

Por lo tanto, en Estados Unidos la izquierda revolucionaria tiene una doble tarea: separar a la iz­quierda y los trabajadores de Oba­ma y Chávez para avanzar la pelea por refundar la IV Internacional. La convocatoria del FSP a una alianza electoral de izquierda encierra, por lo tanto, un debate que excede con mucho al plano meramente electo­ral y hace al reagrupamiento a es­cala internacional de la izquierda revolucionaria trotskista. Represen­ta, por lo tanto, un valioso punto de partida para construir una alternati­va de izquierda en el seno mismo del imperialismo yanqui.

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